"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

3 ene 2016

Resumen y propósitos... lo de siempre



En estas señaladas fechas, como buen gilipollas que pretendo, me veo obligado a resumir el año transcurrido al mismo tiempo que odio con todas mis fuerzas todos aquellos que quieren resumir el transcurrir de su propio año. Será porque solo me intereso a mí mismo, el gilipollismo tiene eso: alimenta el egocentrismo. Sea como sea, voy a intentar hacer un resumen de mi año aunque lo voy a hacer huyendo de textos cursis ni tampoco acompañándolos de una bonita estampa mía alzando una copa (de plástico) de cava (barato) en un (frio) parque la (desoladora) primera mañana del año.

Mi 2015 fue divertido, no puedo negar la evidencia, pasaron muchas cosas y casi todas fueron eso:  divertidas. A saber: encontré el ejemplar  7 del cómic “The Amazing Spiderman”, acabé el puzle de 200 piezas de Popeye, perfeccioné mi técnica para encender una barbacoa sin que la carne acabe con sabor a gasolina y por fin puse en mi móvil el tono de la serie de TV de “Starsky y Hutch”. Puede parezcan logros menores pero la vida del gilipollas es así, una juerga continua de series de televisión, cómics y cerveza barata. Respecto a las mujeres mejor no hago ningún resumen porque estoy comiendo una piza (des)congelada y me atraganto cuando lloro.

Mis propósitos para el 2016 son bien simples: no tener que picar demasiada piedra para encontrar oro. O lo que es lo mismo: fornicar sin esfuerzo. Me refiero al esfuerzo previo al fornicio porque el sudor lo asumo como uno de esos inconvenientes indisolubles del placer mismo. ¿Dónde encontrar esas mujeres? No tengo demasiado dinero porque me gasté todos mis ahorros en una caja de gambones congelados para Nochebuena, así que deberé evitar bares de carretera, restaurantes chinos y el consulado de Bielorrusia. Quizás lo mejor sea tirar de agenda y ver si consigo emborrachar a alguna conocida a quien en el pasado ya intenté emborrachar sin demasiado éxito. Nunca se sabe. Lo malo de este tipo de situaciones es que yo también acabo borracho y mi pene adquiere las proporciones de un percebe enano (el mismo olor, a veces).

Quizás debiese plantearme estudiar algo, quizás cambiar de trabajo… bueno, encontrar trabajo. Quizás debería plantearme cambiar de peinado y de vestuario.  Seguro que eso ayudaría a que el 2016 fuese mejor que el 2015, el 2014, el 2015… (sigan ustedes hasta 1966). Pero resulta que se estoy tan cómodo en mi sofá de polipiel y rodeado de mis ácaros que no creo que tanto esfuerzo proporcione ningún beneficio en relación.

Lo sé, muchos de ustedes (por no decir todos) estarán ahora con el ceño fruncido pensando que este texto es deprimente.  Permítanme contestarles una cosa. Si son ustedes hombres, en efecto reconozco que es deprimente. Pero si son ustedes mujeres… ¿no doy pena?

El sexo por compasión sigue siendo mi baza más segura para el 2016…