"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

30 oct 2014

La increíble (y gran) diferencia entre follar y hacer el amor



Muchas veces he hablado en este blog sobre follar e incluso algunas veces he hablado sobre hacer el amor (especialmente en el texto “Amor vs Sexo”). Algunos creen que cuando hablamos sobre estos dos términos (“follar” o “Hacer el amor) en realidad estamos narrando sobre el mismo acto que incluye sudor y unas medias colgadas de la lámpara del techo. Nada más lejos de la realidad. La realidad es que ni follo ni tampoco hago el amor pero es no impide que pueda comprender la increíble (y gran) diferencia entre ambos. Algunos creen que "follar" es el verbo que utilizan los hombres para hablar de "hacer el amor" mientras, en el otro lado de la galaxia, las mujeres utilizan la expresión “hacer el amor” para explicar que han follado (o han sido folladas). Grave desliz una vez más. El generalizar sobre algo siempre será un error, imaginen ustedes que yo generalizo ahora diciendo que todos los políticos y banqueros son unos ladrones o que todos los hombres que trabajan en Telecinco son gais. ¿A qué es un error? Bueno... quizás no sea el mejor ejemplo. Reformulo mi frase lapidaria: el generalizar sobre algo CASI siempre es un error. 

Para mí, la diferencia entre follar y hacer el amor comienza en el escenario. Follar suele suceder en los lavabos de una discoteca a las cuatro de la mañana o en un descampado después de un concierto heavy metal o en las escaleras de emergencia del lugar de trabajo. Follar es empujar con el ansia de quien busca el placer por encima de cualquier otra cosa. Hacer el amor suele suceder entre sábanas de algodón con olor a jabón de Marsella. Hacer el amor es que alguien te empuje para tocar el cielo con la punta de los dedos. La segunda diferencia es en el objetivo. Follar es simplemente entrar (o que te entren) en el cuerpo por cualquier orificio físicamente posible. Hacer el amor es entrar (o que te entren) en la mente y te hagan el amor de manera intelectual, esforzándote porque lo importante sea el otro y no uno mismo. Porque follar es egoísmo y hacer el amor es generosidad.

Vamos a reírnos un rato con las definiciones del diccionario de la RAE sobre la palabra “follar”.

FOLLAR (1)

(Der. del lat. follis, fuelle).

1. tr. p. us. Soplar con el fuelle.

2. prnl. Soltar una ventosidad sin ruido.

FOLLAR (2)

1. tr. Formar o componer en hojas algo.

FOLLAR (3)

1. tr. ant. hollar.

2. tr. ant. Talar o destruir.

¿Alguien es capaz de ver la definición de sexo por algún lado? Yo no. No obstante, si rebuscamos en la edición digital del diccionario de la RAE, encontramos un articulo que habla sobre vulgarimos y donde se dice de follar que es…


1. tr. vulg. Practicar el coito. U. t. c. intr.

2. tr. vulg. Fastidiar, molestar.

O sea, que para los sesudos catedráticos de la RAE, follar existe pero solo en un universo vulgar. Bueno, podríamos estar de acuerdo. ¿Por qué no? Busquemos ahora la definición de “hacer el amor” que encontramos en el diccionario de la RAE (como parte de la definición de “amor”).


1. loc. verb. Enamorar, galantear.

2. loc. verb. copular (unirse sexualmente).

La segunda está clara… ¿pero han visto ustedes la primera? O sea, mientras follar es vulgar, hacer el amor está ligado al amor mismo. Así pues, follar no es amor aunque copular sea lo mismo que hacer el coito. Tal confusión de definiciones alejadas de la realidad solo demuestra una cosa: que los sesudos catedráticos de la RAE no follan (ni tampoco hacen el amor).

A mi antes me gustaba follar, cuanto más fuerte y más sucio mejor. Hasta que descubrí que se puede hacer el amor y puede ser igual se sucio y fuerte pero hay una gran diferencia: el amor (o el cariño). Por supuesto, hablo de esto refiriéndome a mí mismo. O sea, que yo solo follo o hago el amor conmigo mismo (también conocido como “onanismo irrefrenable compulsivo de grado 2 con tendencias psicópatas”). La mejor manera de quererse a uno mismo es tener mucho amor propio. Antes me follaba a mí mismo, ahora me hago el amor. Para despejar dudas... ¡Nunca me he metido ningún objeto dentro de mi túnel prohibido, más allá de algún travieso supositorio! Uno puede hacerse el amor a uno mismo sin meterse nada (si eres un hombre solitario) o metiéndote de todo (si eres una mujer solitaria... o eres un hombre que se tiñe el pelo y va con ajustados shorts de color fucsia).

Recuerden siempre una cosa: hacer el amor es mejor que follar. Comenzamos la vida follando y a medida que avanzan los años comenzamos a hacer el amor para acabar abandonando haciendo el amor (o ni tan siquiera eso). Que profunda pena que no sepamos hacer el amor de jóvenes y no podamos follar de viejos. Todo sería mucho mas lógico y divertido. 

 

28 oct 2014

Lo que nos gusta jugar y más jugar...



La definición con que el diccionario de la RAE inaugura las 19 diferentes definiciones de "jugar" hace referencia a hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse. Buena definición. Pero me quedo con la definición subcampeona que dice que “jugar” es "travesear, retozar". ¡Bingo! ¡No hay más preguntas señoría! ¡Empieza el espectáculo! Jugar, además de maravilloso, es algo que hacemos con los demás es cotidiano ejercicio, ya sea con dobles sentidos, metáforas o pequeñas mentiras (que no "engaños"). Los políticos juegan con nosotros a ayudarnos (cuando se ayudan económicamente entre ellos). Los enamorados juegan a estar enfadados (para conseguir el mejor de los polvos, que es le de la reconciliación). Los niños juegan a portarse bien (para conseguir los caramelos) y los hombres jugamos con las mujeres (para conseguir acostarnos con ellas... o que ellas se acuesten con nosotros). El triunfo consiste en acostarse. En todos los casos, se trata de un simple juego donde todos jugamos y queremos llegar al mismo lugar sin miedo a reconocer que, detrás del juego, realmente queremos engañar, follar o comernos un delicioso caramelo.  Entretenernos, divertirnos... ¿de verdad a alguien le puede parecer mal que los adultos juguemos a juegos de adultos? Aunque a mí, como buen hombre de las cavernas, me interesan aquellos juegos que tienen como premio el dulce (o salado) sabor de una mujer.

Aquí van algunos de los juegos mas habituales que utilizamos a diario (o casi) para conseguir fornicio

El juego del mejor amigo: jugamos a ser el mejor amigo de aquella mujer con la que únicamente pretendemos conseguir amor horizontal. La amistad con una mujer que te atraiga es como la honestidad de un político: una utopía. Podemos aderezar el personaje "soy tu mejor amigo" añadiendo capas dramáticas como fingir ser gay o mecánico de tractores. Jugamos a acompañarlas a comprar o jugamos a escuchar sus problemas con la intención de darles el mejor de los consejos, jugamos a consolarlas y jugamos a cambiar el aceite, el filtro del aire y lubricar las bielas del tractor. ¡Mentira! ¡Todo mentira! ¡Hermosa mentira! El único juego que nos gustaría consiste en meter nuestra cabeza entre sus piernas y saborear las mieles del éxito. Este juego puede durar años y los jugadores corren un grave riesgo pues todo este tiempo conlleva desastrosas consecuencias: pueden acabar gustándose de verdad y acabar casados. Y eso no es un juego, eso es un drama. Como le decía Andrew Wyke (Laurence Olivier) a Milo Tindle (Michael Caine) en "La Huella" (la mejor película sobre juegos jamás escrita): ¡Es el sexo! ¡El sexo es el juego! El matrimonio es el precio


El juego de la compasión: reconozcámoslo, el amor por compasión es uno de los juegos mas reconfortantes y que mejor funcionan. Solo hay que poner ojitos de gato de Shreck y encogerse de hombros ante cualquier palabra de la otra persona. Nadie me quiere... nadie me habla... nadie me entiende... la vida no tiene sentido... abrázame que deslizaré hábilmente mi mano por el costado para tocarte las tetas y acceder al travieso Pokemon que escondes ahí abajo. El amor por compasión solo tiene un objetivo: pillar cacho. Y lo más curioso es que la otra persona siempre lo adivina porque no hay nada mas evidente que pretender sexo cuando hablas de amor. Es decir, si alguien les ofrece sexo por compasión es que ya querían sexo antes de la compasión. No obstante hay que intentarlo porque muchas veces el placer también esta en el juego, no solo en el premio. Una vez conseguido su objetivo, el hombre experimentará una sorprendente curación de todos sus males y no volverá a llamar nunca a la mujer. Lo cual confirma que las curaciones milagrosas existen mas allá de Lourdes. 


El juego de la verdad: este es uno de los juegos que mejor funcionan pero también uno de los mas peligrosos. Lo que hay que hacer es simplemente decirle a la otra persona que juegue contigo al juego de la verdad que (como su nombre indica) consiste en decir siempre la verdad, sea el tipo de pregunta que sea. El truco es comenzar con preguntas inocentes del estilo "¿has robado alguna vez?" o "¿te duchas cada día?" para girar hábilmente hacia preguntas cada vez mas comprometidas hasta que una de las respuesta sea confesar que queremos acostarnos con la otra persona y lo diremos encogiéndonos de hombros como diciendo "era solo un juego, perdona". Este juego funciona mejor cuanto mas alcohol hayamos ingerido. En realidad cualquiera de estos juegos tiene mas posibilidades de éxito cuantos mas vodkas lleve el contrincante en el estómago. Para que luego digan que el alcohol es malo. 


El juego del ginecólogo aficionado: Para jugar a este juego hay que ser un maestro del disfraz y después convencer a la mujer que nos gusta, de la importancia de la revisión ginecológica semanal y que estamos dispuestos a ayudarla. Puede que resulte extraño que cuando nuestra amiga entre en casa a tomar un café nos encuentre ataviados con bata verde y guantes de cocina, además de haber improvisado una camilla de ginecólogo en la cama con unas sabanas y unos cojines. Lo importante de este juego es que cuanto mas convencidos lo digamos, mas convenceremos a nuestra amiga de que debe hacerse la revisión. Este juego funciona mejor ahora que llega Halloween pues podemos reforzar el juego diciendo que es un disfraz. De acuerdo, nuestra amiga puede que desconfíe cuando el instrumento de exploración sea "nuestro instrumento" pero para entonces ya será demasiado tarde. Por cierto, acuérdense de usar protección en su herramienta no sea que acaben necesitando un ginecólogo de verdad.


Jugar y más jugar. Jugar es una bendición de Dios que nos hace sentir vivos y nos divierte. Yo no podría vivir sin jugar (haya premio o no) porque forma parte de mi personalidad. Cuando dos personas se sientan frente a un tablero de ajedrez son conscientes de que van a jugar, puede que uno gane, o el otro. Aunque siempre es mas divertido quedar en tablas. ¡Porque si! ¡Porque vivan los juegos! ¡Porque la vida, sin juegos no merece la pena! Sobre todo, si van ustedes a jugar... háganlo bien, comiendo todo lo que se les ponga por delante y contando veinte, saltando de oca a oca y me la tiro porque me toca, jugando al mentiroso, a las 7 y media (o a las nueve o a las diez, cualquier hora es buena para el fornicio), arrastrando 40 y, sobre todo... comiéndose a la reina. Los juegos son lo más divertido de este mundo (después del sexo). Imaginen ustedes si juntamos ambas cosas... ¡a jugar!


27 oct 2014

La noche de Halloween (1)



Halloween es una de esas muchas fiestas adoptadas de la cultura norteamericana que poco (o nada) tiene que ver con la nuestra. De E.T. a asesinos con máscara que se pasean por  nuestras pantallas, Halloween es conocida como la fiesta donde donde los niños se disfrazan y piden caramelos puerta por puerta. Nuestra cultura es aquello que nos define pero nuestra cultura también es aquello que vemos a diario. Así pues lo que vemos a diario es lo que nos define, incluido los documentales de tigres persiguiendo a panteras (que tanto han ayudado a la siesta colectiva) o las películas de Halloween. En nuestro país no se celebraba Halloween, nosotros éramos de Todos Los Santos. Que son días diferentes porque Halloween sucede la noche anterior a Todos Los Santos. Las raíces de Halloween son celtas, como los cigarrillos que fumaban nuestros abuelos. Una fiesta que transmitieron a los norteamericanos en el siglo XIX y que  consistía en una fiesta pagana para celebrar las cosechas (y el fin del verano). Como siempre, la iglesia católica, quiso sobreescribir todas las fiestas paganas que existían y por eso institucionalizaron el Día de Todos los Santos para que los paganos acudiesen a las iglesias a sostener cirios y meter monedas en la cajita de limosnas. Como en un peep show cualquiera. Siempre he sido muy fan de los católicos que imaginaban a los paganos follando y bebiendo si pagar, como si los católicos no hiciesen todo eso. Pero claro, ellos tienen ese invento tan maravilloso del condón y la confesión.

Pregunta de "Saber y Ganar": ¿A que se debe el nombre de Halloween?
Respuesta correcta: Halloween es la contracción de All Hallows' Eve que significa Víspera de Todos los Santos.

Pero hoy no voy a hablar de la fiesta católica sino de la pagana, el principal motivo es porque, como he dicho antes, las fiestas paganas son mucho mas divertidas, corre mas alcohol y se fornica mas... excepto cuando Los Borgia celebraban Todos los Santos. También soy muy fan de Los Borgia, esos si que supieron coger lo mejor de cada mundo.

En nuestro país la fiesta de Halloween se ha institucionalizado como algo puramente comercial que sirve para que los parques de atracciones vendan entradas y a los hombres que besan a otros hombres puedan salir a la calle con la cara pintada sin que alguien les grite "¡maricones!". Aparte de eso la fiesta de Halloween no sirve para un carajo porque ni aquí tenemos tenebrosas calabazas ni tampoco los niños van de puerta en puerta con la soplapollez esa de "¿truco o trato?". No obstante, a pesar de esta anacronia, dentro de cinco dias celebraré la noche de Halloween. ¿Que otro motivo aparte del sexo tendría un hombre para hacer algo que no quiere hacer? Los hombres hacemos cualquier cosa por tener sexo. Las mujeres tienen sexo con nosotros para que hagamos cualquier cosa.

Esta mujer es mi vecina, una preciosa mujer que vive sola con su hijo dos pisos por encima mío. Es morena, pequeña, lleva un extraño flequillo y varios anillos tatuados en sus dedos. ¿Guapa? Si, mucho, pero ser guapa es lo de menos cuando tienes un cuerpo así. Mi vecina vino ayer a decirme que la noche de Halloween su hijo iría puerta por puerta a pedir a todos los vecinos lo del truco o trato para obtener unos caramelos. Y diciendo esto, dejó caer un puñado de dulces en mis manos. El niño vendría sobre las ocho de la noche a cumplir tan lejana tradición.

Que tierna madre. Por supuesto que iba a estar esperando al niño. ¿Por que? Porque ahora debo urdir un magnifico plan para que el trato sea poder fornicar con su madre. Aunque el truco tampoco lo descarto pues, imitando a  un mago, puedo echarle unos polvos y desaparecer. A la madre, me refiero.

Se aceptan ideas.


23 oct 2014

¡En la boca no!



“¡En la boca no!” es una de las grandes frases de la humanidad. Una frase que separó, separa y siempre separará a personas de todo género, raza o condición. Y no obstante la utilizamos a diario en los momentos más embarazosos de nuestra vida. Momentos que después recordaremos tanto por excitantes como por humillantes (sobre todo por lo segundo). Para algunas personas su boca es un templo inviolable... excepto si están en la consulta del dentista. ¿Pero esto es siempre así?


Una madre arrastra a su hijo al colegio, el niño a su vez arrastra una mochila repleta de material escolar que no le convertirá en persona de provecho. Llegan tarde al colegio y la mujer llega tarde al trabajo por cuarta vez en lo que va de mes. Desde que se separó de su marido, sus horas parecen ser más cortas que las de los demás. De repente llega tarde a todos lados. Además está a punto de agotar la paciencia y también el saldo de la tarjeta de crédito. Están parados ella y su hijo en un semáforo cuando, de repente, el niño coge una pieza de plástico y se la acerca a la boca. “¡En la boca no!” grita la madre mientras de un manotazo la pieza de plástico sale volando. El niño rompe a llorar y la madre también. Está cansada y le duele hasta el alma. Lo que no sabe es que ese niño, cuando sea mayor, será un famoso actor al que pagarán millones por cada película que hace pero que también será adicto a las apuestas ilegales.


Unos años mas tarde ese actor acosado de deudas grita "¡En la boca no!" a un matón que va a propinarle una paliza. Siempre han resultado de lo más peligrosas las apuestas ilegales, sobre todo cuando pierdes cantidades millonarias un mes tras otro. El matón aprieta los puños y mira a ambos lados por si pudiese haber alguien mirando. Entonces suelta el primer derechazo y algunos dientes del actor salen volando, describiendo un hermoso circulo de gotas de sangre en el aire. “¡Te dije que en la boca no!” protesta el actor arrastrando la mitad de las silabas. Hay un segundo matón, observando la escena y vigilando el escenario. “Avísame si aparece la policía” dice el primer matón mientras lanza un nuevo golpe a la boca del actor sin suerte mientras el otro matón susurra “sigue, sigue, que yo te aviso”.  Dos años más tarde, uno de los matones estará en un cine, con sus hijos, viendo una película protagonizada por el actor a quien un día le dio una paliza. En la pantalla gigantesca pueden verse perfectamente los relucientes dientes del actor. Son falsos pero eso solo lo sabe él.

Esa misma noche, muy cerca de ese mismo cine, una mujer sale del restaurante al paso del otro de los matones quien sostiene la puerta abierta. Se han conocido dos horas antes, por internet y han estado cenando. Al hombre le gusta la mujer, en realidad a este hombre le gustan las últimas cinco mujeres con las que ha quedado y que no le contestan las llamadas. A la mujer no le gusta el hombre, lo encuentra falso y prepotente, además es mayor de lo que sus fotos y su perfil de Internet anunciaban. “Estoy cansada, mejor me voy a casa” dice la mujer levantando la mano para parar el taxi. El hombre se encoge de hombros, resignado, en esta ocasión tampoco va a suceder nada. Se despiden y el hombre, apresurado, intenta dar un beso en la boca a la mujer quien efectúa un perfecto movimiento de la cobra mientras protesta diciendo “¡En la boca no!”. Nunca más volverán a verse hasta pasados cinco años cuando el hombre, con dos heridas de bala,  acude a urgencias del hospital donde la mujer es enfermera. Ella no le reconoce, el tampoco porque ha entrado muerto.

Al dia siguiente de la muerte del matón, la mujer acude a una cata de vinos. Esta harta de quedar con hombres por Internet así que ahora se apunta a cursos de baile, cocina, catas de vino o fotografía. Ahí también se conocen hombres, la mayoría son homosexuales pero al menos no quieren besarla en la boca cada vez que salen a cenar. El encargado de la bodega sirve un poco de vino en la copa que sostienen los participantes, no demasiado. La mujer se lleva la copa a la boca pero el experto en vinos se lo impide amablemente cogiéndola del brazo "En la boca no", le dice. "Hay que olerlo primero, el vino es un espectáculo para todos los sentidos". La mujer huele el vino pero no experimenta ningún espectáculo, no obstante finge que el olor la embriaga. Está acostumbrada a fingir frente a cualquier hombre. "Ahora tienes que recibirlo en la boca, pero sin tragar, saborealo, ya lo tragaras después", dice el encargado de la cata. ¿Dónde ha escuchado eso antes? La mujer se encoge de hombros y obedece. Incluso cuando finge placer, es una persona de lo mas obediente.

La vida está llena de momentos donde una persona dice a otra “¡En la boca no!” poniendo cara de pocos amigos.  ¿A ustedes se les ocurre otro ejemplo? A mí no…