Comienza el nuevo año y comenzamos esa ridícula tradición de enumerar interminables propósitos que sabemos que
nunca vamos a cumplir (por eso precisamente los escribimos). En mi lista solo hay un verbo y si ustedes son seguidores míos
no les costará demasiado adivinar que verbo es (pista: se acostumbra a hacer
con personas del sexo contrario o una mano propia). ¿Qué es lo que nos mueve
cada vez que llegan estas fechas a hacer balance y a prever el futuro? Nunca lo entenderé, sobre
todo porque es el peor momento del año para hacer todo esto: no tenemos tiempo,
estamos empachados, borrachos o buscando por toda la ciudad el dichoso juguete
que quiere el niño para reyes. Porque esa es otra. De vacaciones de Navidad
nada de nada. Tortura de navidad: cocinar, comprar, limpiar, empacharse,
emborracharse, pegar al cuñado, soportar los besos de vaca de la abuela, ver a Bertín
Osborne cantando rancheras en la tele. Y después madrugar para volver a comenzar con tal tortura que deja a la Santa Inquisición en una despedida de soltero… si esto
son unas vacaciones entonces los señores de la Real Academia de la Lengua debería
reformular la definición porque vacaciones significar posar el culo en un sofá con una cerveza,
poner una película de Chuck Norris, rascarse ese culo y no hacer más naa. ¿Y que me dicen del frío? ¿Qué es eso de tener vacaciones con frío? Ya se que eso solo
sucede en la mitad del globo terráqueo pero es que a mí lo que sucede dos barrios mas al norte del mio me la trae floja. Frío viento y aglomeraciones. Las fiestas
navideñas son una mierda, reconozcámoslo. Donde haya un veranito con aire
acondicionado y paella en la playita que se quiten las cenas de navidad. ¿Y qué
me dicen de esos vídeos resumen del año que cierra donde todo son terremotos y
asesinatos? Eso es, comencemos el año nuevo con una sonrisa viendo vídeos de
masacres y fotos de muertos.
La raza humana es una ejemplo
excepcional de cómo convertimos las equivocaciones en tradiciones y las
tradiciones en torturas. Y ya no hay vuelta atrás, sobre todo porque El Corte
Inglés y turrones El Almendro nos impiden abandonar las navidades.
Esta noche cálcense ustedes esas
tradicionales prendas íntimas rojas, o mejor dicho, no usen ropa interior porque
borrachos y en la parte trasera de un coche es difícil quitarse la ropa interior de imitación de cuero (puro plástico
de los chinos) sin dejarse el prepucio o un pezón en el intento. Eso sí, hagan ustedes lo
que hagan piensen en una cosa, es difícil
que el 2013 sea peor que el 2012. Así que ánimos y a comenzar el año
fornicando. Personalmente nunca deseo que el año que comienza tengan ustedes el
doble de sexo que el año que cierra porque si les sucede como a mi tendrán nada
de nada. Solo les deseo que se cumplan sus sueños, sobre todo si incluyen una
docena de personas de excelsos cuerpos untados/as en crema corporal y bailando
sensualmente a los pies de sus lechos (conyugales o no). Pues eso.