"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

31 dic 2010

Sexo por compasión y feliz 2011


De vuelta al hogar después de 47 días de hospital y con un brazo -de momento- inútil se abre un abanico de posibilidades prácticamente infinitas para aquello que denominamos "sexo por compasión". Para ser sinceros, el sexo por compasión no acostumbra a funcionar. Es un truco demasiado burdo que siempre es descubierto en la primera frase- ¿Que a ustedes les ha funcionado el sexo por compasión? Entonces es que realmente estaban ustedes casi muertos o bien la otra persona se habría acostado con ustedes con o sin compasión. Por eso al volver la infecta ratonera que tengo por piso, lo primero que pasó por mi cabeza no fue "¿como diablos me las apañaré ahora con un solo brazo?" sino... "¡por fin tengo un argumento de peso para conseguir sexo por compasión!". Así que comencé a llamar  todas mis amigas pero la única que tengo me contestó algo así como que no pensaba acostarse conmigo ni aunque me faltasen las dos piernas y los dos brazos. Ten amigos para eso. Ahora quedan unas horas para el fin de año y he decidido ampliar mi plan "sexo por compasión" al ablandamiento de  los corazones de las féminas debido a la fecha pero sobretodo a la desmedida ingesta de alcohol.

Y ahora pregunto, lisiado en mi cama, solo y en los albores de una nueva década: ¿alguna puede ofrecerme sexo por compasión? (también se acepta sexo sin compasión e incluso remunerado siempre que no sean ustedes muy caras).

Sea la respuesta que sea... feliz 2011 y espero que el nuevo año les sea mas ventajoso que el que abandonamos. En mi caso será fácil.


26 dic 2010

Es de bien nacidos....


Existen diferentes maneras de felicitar la navidad, mas aun en la era de las nuevas tecnologías que nos ha tocado malvivir. Donde antes llamábamos a la puerta del vecino o descolgabamos un teléfono ahora enviamos sms o correos electrónicos con nuestra cara pegada encima de una foto de Brad Pitt en smoking felicitando lo que sea (quien no haya photoshopeado una foto suya con un famoso que levante la mano). Todo es más fácil y también pierde parte de su valor...

Mi intención este fin de año especialmente difícil era felicitar a todos y cada uno de esos ángeles que me han hecho de enfermeras en el hospital por casi dos meses, así que me hice con los correos electrónicos de todas y cada una de ellas (sabido es que los enfermeros no celebran la navidad, son demasiado hombres para eso) y les envié a ellas el mail que a continuación reproduzco.

"Queridos ángeles. Nunca podré agradeceros lo suficiente cuanto me habéis cuidado, soportado, olido o manipulado en estos 47 días de hospital. Gracias a todas, sois la mejor medicina. Os deseo lo mejor para el 2011 y si alguna quiere que le devuelva el favor aquí me tenéis para oleros o manipularos si fuese menester. Mil gracias."

Entiendo que para algunos de ustedes, mis queridos e insensibles animales de compañía, el final del mensaje pueda ser interpretado de manera indecente. No era mi intención. Dejen de pensar siempre en lo obvio y abran sus corazones a la ternura en estas fechas... no siempre tengo porque ser un gilipollas.

Bueno... no exactamente.

Lo malo es que mis hechos reafirman mi apellido. Hay algo que no los he contado pues como bien saben, todo texto de agradecimiento tiene una firma y donde debía decir "un saludo, Fernando gilipollas", el cansancio de escribir con la mano izquierda me hizo escribir "un salido, Fernando gilipollas". ¿A quien se le ocurrió hacer los teclados con la U junto a la I?

Curiosamente todas me han contestado y ninguna parece haberse dado cuenta del error. ¿Por qué será?

Felices fiestas a ustedes también, mis queridos animales de compañía.

Un salido...






Mil gracias a todos esos ángeles que me han cuidado todo este tiempo: Sandra, Laura, Natalia, Rosa, Silvia y muchas otras (y otros) de los que me cuesta recordar sus nombres pero nunca olvidaré sus sonrisas. Y un agradecimiento especial a Elena, mi maravillosa "enfermera" de ayer, de hoy... de siempre, la única persona en todo el pais (aparte de abogados y ONGs) que sigue enviando felicitaciones navideñas (por correo) año tras año.

21 dic 2010

Gilipollas accidentado (15) De vuelta a casa.

Sigo en el hospital. Pero ni se apenen ni tampoco se preocupen (si es que alguna vez lo hicieron) he descubierto una vena masoquista en mi que hace que disfrute (hablo de placer) cuando una enfermera me pincha, corta, agujerea, hurga en mis heridas o simplemente ignora mis continuas insinuaciones sexuales.

Cuando ingresé en el hospital todo parecía un suplicio, yo soy de esos que debe emborracharse para reunir el valor con el que enfrentarme a una mujer o a una aguja, el resultado siempre es el mismo, las mujeres me rechazan con un amable "aparta borracho de mierda" y el análisis de sangre da "leves restos de leucocitos en el alcohol".

Pero el 4 de Noviembre tuve un accidente con mi burro José, como ustedes bien saben (o deberían, ingratos seguidores).

Al principio fue terrible pero pronto comenzó la rutina: desayuno, ducha, curas, recuperación con el fisioterapeuta, comida, siesta, pinchazo, mas recuperación con el fisioterapeuta, merienda, ver webs porno, cena y drogas para dormir. Una rutina parecida a la de mis ultimas vacaciones en Mallorca (drogas y dolor incluido). El problema viene en los últimos días pues cuando médicos y enfermeras me preguntan como me encuentro siempre digo que mal, muy mal... terriblemente mal.

Porque en todo este dolor estoy descubriendo un infinito placer.

Lo mas terrible es que precisamente ahora que estaba disfrutando me acaban de decir que hoy o mañana ya tendré el alta. ¿Dónde diablos voy a encontrar el mismo dolor/placer sin tener que pagar? Creo que voy a entrenar a mi burro José para que tengamos otro serio accidente y volver al cálido hogar de las agujas y los enemas a medianoche. Al agradable aroma del alcohol y el desinfectante. Volver a contemplar la sonrisa de las enfermeras mientras hurgan con sus preciosos deditos en mis heridas. Debo ser un completo gilipollas pero ahora que estoy curado es cuando necesito quedarme.

Si en los próximos días no publico demasiados posts no se preocupen, no es que haya recaído sino que estaré jodidamente sano y melancólico.


18 dic 2010

Gilipollas accidentado (14)

Sala de rehabilitación del hospital. 9.30 de la mañana. Una dominatrix se está cebando en mi hombro con la excusa de no que narices de movimientos pasivos y mientras mis gritos inundan la sala, en una mesa contigua a un recién operado de menisco lo están colocando en una máquina que a intervalos regulares le dobla la rodilla de manera automática.


Esta es la conversación (totalmente real)

Fisioterapeuta 1: ¿A cuantos grados le ponemos? (refiriéndose a los grados que la máquina debe doblar la rodilla)
Fisioterapeuta 2: (preguntando al paciente) ¿Cuantos grados te pusieron ayer?
Paciente (con cara de no entender nada): No bebo alcohol.
Todos reímos menos el paciente.
Fisioterapeuta 1 (obviando el  bochornoso momento): Pongamos 100.
Fisioterapeuta 2: Eso es mucho. A ver si le van a quitar 6 puntos por exceso de velocidad (haciendo broma con un exceso de velocidad por encima de los 100 Kms/h y la consiguiente pérdida de puntos del carné de conducir).
Todos reímos menos el paciente.
Paciente: Mejor, que me han puesto 12 puntos y así ya se me quitan la mitad, que tengo miedo. Ponlo a 100.
El paciente se refería a los puntos de sutura, claro.

En lo que respecta a mis puntos he perdido 3 puntos en el ataque de risa... que aun me dura. Puntos de sutura, aclaro.

Y luego resulta que soy yo el gilipollas...

16 dic 2010

Gilipollas accidentado (13)


Creo que me he enamorado de todas y cada una de las enfermeras que hay en este hospital, incluso de una cuya profesionalidad está en entredicho por el simple hecho de limpiar las heridas con escupitajos y papel de periódico en vez de con gasas y suero desinfectante.  No seré yo quien la juzgue pero incluso de esa me he enamorado. Soy perfectamente consciente que hablar de amor en el post número 13 -desde que estoy ingresado- es tan arriesgado como tener de pareja a Belén Esteban en el Scrabble. Pero como dicen en la guerra:antes de la última carga: "la victoria será para los valientes o los gilipollas".

Cada vez que entra una enfermera a mi habitación, en vez de sentir miedo ahora siento un infinito amor que crece en mi interior hasta convertir las sábanas bajo las que me escondo en una tienda de campaña para 12 plazas. De acuerdo, lo reconozco, quizás confunda amor con sexo. Quizás lo que en realidad deseo es fornicio con todas y cada una de ellas. Pero recuerden que las enfermeras son mis ángeles y los ángeles carecen de sexo. Además, las pastillas de colores y los ponies rosas que observo revoloteando a mi alrededor no ayudan a distinguir entre amor y sexo.

A no ser que encontrase un ángel caído. ¡Claro! Ahí estaba la solución, convertir a una de las enfermeras en Lucifer, el ángel caído. Un ser vicioso y malicioso que en la oscuridad de la noche corrompe el alma de los benditos. Justo lo que necesitaba. Convertir el amor inducido por las drogas en sexo.

Para mi plan escogí a Gumersinda, una hermosa (y simpátiquisima) enfermera rubia del turno de tarde. Gumersinda no es si nombre real pero atendiendo a lo sucedido prefiero utilizar este discreto seudónimo.

¿Cómo hacer caer a un ángel del cielo? Haciéndola caer literalmente al suelo y figuradamente en mis brazos. Cada tarde a eso de las 4, Gumersinda aparece por la puerta de mi habitación con su mejor sonrisa y empujando un carrito que alberga varios paratos para tomarme la temperatura, la presión arterial, el ritmo cardíaco, la saturación de oxigeno en sangre y no se que mil zarandajas mas. Lo extraño es que en la pantalla digital del aparatito aparecen números de colores en vez de un gran corazón rojo que diga "Gumersinda, te amo". o "Gumersinda deseo fornicar contigo", vamos. Suerte que esos aparatitos no miden la presión sanguínea en... bueno, ahí abajo.

Mi plan para hacer caer a Gumersinda en mis brazos consistó en robar una larga venda que enrollé alrededor de una lámpara, una pata de mi cama, alrededor también de un grifo de servicio, del televisor, de un suero y de los pomos del armario. De esta manera y con tan solo estirar de la venda se tensaba una serie de tiras  entrecruzadas que harían caer a la víctima en mi tela de araña. Un ángel caído en toda regla. Y yo la araña con mi aguijón llenito de... veneno.

Pero hubo algo que no contemplé en tan perfecta ecuación y esto fue que mi rapidez y reflejos después de 3 operaciones y 42 días de hospital no son las de siempre.

Gumersinda cayó... y tanto que cayó. Pero no en mis brazos. No llegué a tiempo. Ahora Gumersinda está internada en una habitación contigua a la mía con su hermosa nariz fracturada, uno de sus bellos hombros dislocado, tres de sus finos dedos rotos y los ligamentos de su esbelta pierna derecha destrozados.

He intentado visitarla para comprobar si mi hábil plan de convertir el amor en sexo ha prosperado pero no está especialmente receptiva a mis palabras. Mi ojo morado puede atestiguarlo. 

Seguiremos informando...


13 dic 2010

Gilipollas accidentado (12) "El dichoso arbolito de navidad"

A alguien en el hospital se le ha ocurrido la genial idea de poner un árbol de navidad junto a la sala de descanso, de camino a los ascensores, para que todos podamos contemplar tan magnifico recuerdo de las fiestas que se acercan. Yo seré un completo gilipollas pero a quien se le ha ocurrido la idea del arbolito es un absoluto cretino. ¿Quién puede pensar que a un enfermo hay que recordarle todo el día las fiestas que va a perderse y las borracheras que este año nunca alcanzará?

Mi plan es perfecto, a un amigo le he dicho que me traiga una botella de colonia barata, a otro amigo unas cerillas y al tercer amigo una revista porno. Ya se que lo de la revista es innecesario para mi plan pero es que llevo demasiados días encerrado aquí, diablos.

En breve las enfermeras del turno de noche aprenderán a manejar los extintores. Seguro que no quedará nada del arbolito navideño. Con la crisis lo han comprado de plástico.





7 dic 2010

Gilipollas accidentado (11)


Cestas de frutas, ramos de flores, bombones, libros o revistas. Cuando estás en un hospital tus amigos o familiares traen todo aquello que nunca se atrevieron a regalarte cuando estabas sano. ¿Que necesita alguien como yo en un hospital? Una mujer, claro. A poder ser que no sea de plástico. ¿Creen que un tipo después de 34 días de hospital y una erección de caballo puede solucionar tal ansia carnal con un ramo de flores o una caja de bombones o un dragón de peluche? Y encima las enfermeras provocando con esos uniformes blancos y transparentes donde puedes adivinar hasta la marca de la etiqueta. ¿Alguien ha visitado la tienda de regalos de un hospital? ¿Cómo puedes regalarle un osito de peluche a alguien que lo único que necesita es aparcar el autobús del amor en alguien que respire y repita "mas adentro, mas"? No quedan peluches vírgenes en las habitaciones de hospital. ¿Acaso en los hospitales no hay peluqueros o psicólogos o señoras de la limpieza? ¿Y el sexo no es una necesidad para alguien postrado en una cama de hospital? Siempre caminando en la dirección equivocada. Se preocupan mucho del dolor, lo entiendo... ¿pero y el placer?

Acabo de visualizar la idea del siglo. Cuando salga del hospital montaré una franquicia de sex-shops en las recepciones de los hospitales o incluso clubs de alterne. Hasta que eso suceda traiganme muñecas hinchables o mujeres que fuman y tarifican el amor por horas. A poder ser lo segundo y que conserven todos los dientes. Aliviar la tensión sexual con un ramo de rosas con espinas es demasiado doloroso... necesito placer. ¿Quien no?


2 dic 2010

Gilipollas accidentado (10)


Desde que vi la luz al salir del túnel materno siempre he intentado evitar cualquier forma de ejercicio físico. 44 años evitando moverme mas de lo estrictamente necesario, en cualquier dirección además. No entiendo a esas personas que corren por la calle sin perseguir a nadie ni ser perseguidos, tampoco a esos que nadan a toda prisa como si les persiguiese un tiburón. No hay tiburones en las piscinas municipales, lelos. El ser humano fue concebido para dormir, comer y fornicar. Ese es todo el ejercicio que deberíamos permitirnos. Algunos ni fornicamos y compensamos eso comiendo y durmiendo el doble que el resto de los sanos y estúpidos mortales. ¿Entienden ahora por qué peso 187 kilos?

Pero aquí en el hospital las normas no siguen un orden lógico. Cuando tuve el accidente lo primero que se me pasó por la imaginación fue unas eternas vacaciones en una cama donde hermosas enfermeras me darían de comer y me frotarían con jabonosas esponjas. Nada mas lejos de la realidad. A diario me obligan a levantarme de la cama, me hacen caminar, bajar a la planta de rehabilitación que es lo mas parecido a uno de esos gimnasios que despiertan mis instintos mas pirómanos. No hay cerveza ni bollos de crema ni ollas de cocido. Aqui todo es yogur, espinacas, pescado hervido y agua. Y además cuando pido que me enjabonen el cuerpo me señalan el baño y dicen “no estás tan mal, dúchate tu mismo y además hazlo cada día, gilipollas”.

De repente el hospital se ha convertido en una mezcla de campo de concentración y gimnasio (siempre han sido lo mismo) y esas angelicales enfermeras de las que he hablado en anteriores post ahora son crueles celadoras vestidas con mallas de aerobic.

Deben de haberme cambiado la medicación y ni me he enterado.

Lo único positivo es que en un mes he conseguido adelgazar 125 gramos. Cuando salga de aquí no me reconoceran ustedes. Porque no me conocen, claro.



1 dic 2010

Gilipollas accidentado (9)

No tenía pensado volver a escribir hasta que saliese de esta condena hospitalaria, no obstante las circunstancias hacen que no siempre las cosas salgan como uno imagina. Lo dice alguien que lleva 26 años pensando que algún viernes por la noche alcanzaré el Olimpo sexual y lo único que he conseguido hasta ahora es que me rompan 43 botellas en la cabeza, me abofeteen 269 mujeres, 12 costillas rotas, 3 veces la nariz fracturada, he perdido la cartera 5 veces y me han roto 3 dientes además de cientos de escupitajos, insultos o empujones. Violencia de género, del género femenino hacia mi, claro. Nunca he conseguido fornicio un viernes noche pero continuo imaginando que algún día coronaré el Everest (alguna noche de viernes, mejor dicho). Por eso asegurar algo es siempre obligarse a superar el inevitable fracaso. Porque ni el amor, ni el sexo, ni la medicina... son ciencias exactas. En un hospital 2 + 2 no siempre suman 4. Y en la copula no siempre un hombre y una mujer son tornillo y tuerca. Creemos que podemos controlarlo todo y hay noches de borrachera que no contenemos ni la lengua ni los esfínteres. Eso si... que bonitas son las drogas aunque vengan en forma de botellín de cerveza o de pastillita rosa que te hace sonreír estúpidamente aunque un doctor esté hurgando en tu herida. 

Aunque una mujer te haya roto el corazón.

No es este post una apología de las drogas. Cada uno que se meta en su cuerpo lo que desee. Aunque después tengan que acudir a urgencias con una botella en el recto. Solo afirmo algo que todos sabemos: cuando estamos drogados el resto del mundo -ustedes: las personas- es mucho mejor.


28 nov 2010

Gilipollas accidentado (8)

Hola de nuevo mis queridos animales de compañía. Algunos de ustedes (espero que del género femenino y ligeras de cascos) se preguntaran con el ansia propia del síndrome de abstinencia que donde me he metido. Aquí sigo, en el mismo hospital pero mucho mas cansado y con los ánimos propios de un condenado camino del cadalso. ¿Debe alguien que hace humor seguir haciendo humor aunque -las circunstancias hayan hecho que- haya perdido todo sentido del humor? La respuesta es obvia. Un actor porno no puede continuar ejerciendo su profesión si no consigue una erección. Ustedes que me conocen saben que nunca convertiría este blog en uno de esos estilo "el mundo conspira contra mi". Ni aun llevando desde 1982 sin fornicio han leído ustedes mas quejas de las necesarias. El humor no debe nacer del dolor sino aliviarlo. Pronto volveré (espero que antes de dos semanas, no sufran). Hasta ese momento... un saludo. 


24 nov 2010

Política gilipollas


No hay que confundir el culo con las témporas. Eso decía siempre mi abuelo. Por cierto ¿Que diablos son las témporas? A lo que vamos: nunca hay que mezclar agua y aceite o churros con merinas. Y yo me vuelvo a preguntar ¿que diablos es una merina? Se lo que es una marina: esas acuarelas que pintan los jubilados frente al mar. Disquisiciones lingüísticas aparte, el próximo Domingo hay elecciones y se supone que como buen gilipollas debería ir a votar aunque este maravilloso accidente que me retiene en este maravilloso hospital me va a librar de tener que ejercer mi derecho a elegir al siguiente asno de la lista. Supongo que mi ausencia se contabilizará como una abstención. No tenía previsto caerme del burro y estar tanto tiempo en el hospital así que en vez de abstenerme por correo o en mi colegio electoral, me veo obligado a abstenerme  como si fuese el protagonista de "El sexto sentido". Viva la abstención, obligada o no, pero viva. Si además viven ustedes en Catalunya les recomiendo que tengan un accidente antes del Domingo y ejerzan su derecho a la abstención clínica. También pueden morirse, se considera abstención pero es mucho mas incómodo. No se equivoquen, no es un problema del lugar donde vivo ni tampoco de los asnos que optan a vivir de mi. La globalización hace que todos los políticos sean igual de asnos. ¿Y si yo formase un partido político? Sueño con hordas de personas absteniéndose de votarme. Deben ser las drogas que me dan aquí. Sueño con mítines donde miles de enfermeras tan solo en tanga saltan y jalean mi nombre. A eso le llamo yo votar... o botar. Que bónitos son los sueños eróticos en la democracia hospitalaria.



23 nov 2010

Gilipollas Accidentado (7) "el curioso incidente de la efermera a medianoche"

A las once de la noche -después del cambio de turno de enfermeras- siempre aparecen en mi puerta varias hermosas mujeres preguntándome si necesito algo. Pues claro que lo necesito, mi brazo derecho (mi mejor pareja sexual) está inutilizado. ¿Pero como dar a entender a cualquiera de las enfermeras que necesito un villancico a mediados de Noviembre? Puede que el éxito consista en lo de siempre: elegancia.

Además, yo quería que me tocase la zambomba una enfermera nueva:  joven, de pelo corto y rojo y con los brazos llenos de tatuajes. En mis mas calenturientas ideas ese es el tipo de mujeres que en vez de contestar "eres un cerdo" siempre contestan "aprieta los dientes que comenzamos".
Anoche empecé a apretar el botón rojo de emergencia como un terrorista al que le ha fallado el cinturón explosivo y como consecuencia empezaron a aparecer varias enfermeras a las que presenté mil excusas hasta que a las 3 de la mañana alguien debió decir "que vaya la nueva a ver que tripa se le ha roto ahora a ese gilipollas.". Y la nueva apareció en mi puerta.

-¿Que pasa ahora Sr. Gilipollas?
-Me harías un gran favor si cogieses ahí abajo y ya sabes... con fuerza.

Desconozco si eso sonaba demasiado elegante pero la enfermera levantó la sabana y echó un vistazo  mi zona genital.

-Uff... está muy hinchado. ¿Cuanto hace que no...?
-Demasiado tiempo, desde que entré, creo.
-Eso es mucho, ahora entiendo por qué está así.
-¿Puedes hacer algo?
-No se, quizás debería verlo el medico de guardia.
-¿Tu no puedes hacer nada?
-Tiene que ser un medico. Ahora vuelvo.
-Yo no quiero que un hombre me la...

Pero la enfermera había desaparecido. Diez minutos mas tarde apareció el médico de guardia con un catéter urinario en la mano y una maliciosa sonrisa en los labios.

Cuando pretendan que una hermosa enfermera les ayude a descargar todo el amor acumulado durante semanas, no permitan que un malentendido haga que un medico les ayude a descargar toda la orina acumulada en su vejiga metiéndoles un tubo de plástico por la punta de...

Porque duele.

El amor no entiende de desafortunados tintes de pelo.


17 nov 2010

Gilipollas accidentado (6)


¿Pero quien diablos diseña los hospitales? ¿Una pandilla de pitufos que han esnifado demasiado pegamento? Venga, vamos a construir largos pasillos para que las enfermeras trabajen mejor pero si un paciente quiere ir a coger un ascensor o un café que se joda y camine media hora con muletas. Las enfermeras tienen que estar cómodas. El resto que se jodan, total... se están muriendo. ¿Torquemada ha diseñado los sillones que se convierten en camas para invitados? Son tan duros que con los sofás y sillones viejos de hospital hacen las columnas de nuevos hospitales. Indestructibles. ¿Que me dicen de los lavabos de las habitaciones? Soy un enfermo, no soy Einstein. ¿Para que diablos sirven todos esos cachivaches? Yo solo quiero mear, no entrenarme para ir a la guerra. Ayer después sacar lo mejor de mi, tiré de la cadena y en vez de salir agua aparecieron tres enfermeras que me pillaron con los pantalones bajados. ¿A quien se le ocurre poner una cadena colgada del techo para avisar de una emergencia junto a un water? Yo soy de los de toda la vida que tiran de la cadena, diablos. ¿Y el confort? Estoy en una habitación que empapelaron de color crema en los 70s con muebles azules y vistas a un patio interior donde lo único que veo son varios tubos de chimenea. Habitación pintada con colores horribles con vistas a cemento y aluminio. Total, para unas semanas que voy a estar aquí sin aire fresco y enfermo... Cuando salga de aquí me llevan directamente al psiquiatrico. Todo por mantener el negocio de la sanidad privada.

No es que tenga un mal día. Es que me han quitado las drogas y de repente todo adquiere una dimensión gilipollisticamente real.

Eso si, las diablesas y ángeles continúan alegrándome el día. A pesar de que entren a tropel en mi lavabo cuando estoy cagando.

A pesar que ninguna se decida a alegrarme también las noches.

16 nov 2010

Gilipollas accidentado (5)


Estar enfermo o en un hospital puede convertirse en algo interesante. No me sean malpensados, no ha habido fornicio con ninguna enfermera (los ángeles no tienen sexo !diablos¡) Tampoco nadie se ha ofrecido a suplir esa cariñosa mano derecha que ahora tengo inmovilizada. Hablo de sentimientos, eso que los hombres fingimos para conseguir sexo. Sentimientos -en su mayoría- como uno de los polos de las pilas: positivos. Aprendes a valorar mejor (que no mas) a las personas, aprendes que todo cuanto tienes (aunque sea poco, como es mi caso) es mas valioso de lo que creías, te conoces mejor a ti mismo y desconoces a quienes creías conocer. En los momentos de mayor dolor solo quería tener a mi lado a una persona que nunca habría imaginado. No me vengan con mariconadas y me hablen de amor. Es otra cosa. Que no, tampoco sexo, malpensados.

También he descubierto que si en la planta de habitaciones las enfermeras son ángeles, en el sótano donde está rehabilitación, las fisioterapeutas son auténticas diablas. No hablo de que sean malas, todo lo contrario, he descubierto que me gustaría ser malo con ellas. Las imagino enfundadas en trajes de cuero ejerciendo de dominatrix en mi maltrecho cuerpo. La mayoría de las enfermeras (al menos aquí) son rubias, llevan el pelo recogido en un moño, siempre sonríen y son castamente cariñosas. Las fisioterapeutas son morenas, con el pelo suelto y leonino, siempre tuercen el gesto y son malsanamente cariñosas. Una en concreto es de tal belleza agresiva que por unos instantes creía que una top-model se había equivocado al entrar en mi habitación. Me hizo sudar, gritar, me movió, me tocó, me untó con no se que potingues y me repetía "venga, tu puedes". Lo mismo que el sexo pero sin sexo, o eso creo recordar.

Quizás haya muerto en el accidente y en vez de en un hospital estoy en un casting para decidir si ir al infierno o al cielo.

Al infierno, de cabeza.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

15 nov 2010

Gilipollas accidentado (4)

La realidad es siempre la mejor ficción. No es que la supere, es sencillamente mejor. Mi primo Venancio supera en cretinez a cualquiera, pero no es mejor que cualquiera. En la ficción mi primo Venancio tendría el físico de George Clooney y el cerebro de Albert Einstein. Hay una grandiosa diferencia.

En este hospital la realidad es mejor que la ficción. Me gustaría volver a incidir en la calidad humana de las enfermeras. Obviemos el tema de la ropa interior que se transparenta. Hoy ha venido una amiga a visitarme, también es enfermera (en otro ruedo, que digamos). Antes de visitarme mi amiga tenia casi 38 grados de fiebre, estaba dolorido, deprimido y sentía nauseas. Cuando se ha ido tenía 37 grados, hambre, buen humor y el dolor era mas llevadero. ¿Saben ustedes de mejor medicina?
Realmente nuestras enfermeras (sean amigas o no) son nuestro mas preciado tesoro, aun mas que nuestras estrellas porno o nuestras camareras de bar de carretera. Unas proporcionan placer mientras las enfermeras alivian el dolor. Lo cual también es placer, en cierta medida.

Después de 12 días en el hospital he descubierto que el placer no siempre es sexual.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

Si conocen a alguna enfermera de la clínica Asepeyo de Sant Cugat miren su espalda, seguramente verán unas pequeñas alas blancas. Cuando mi amiga se ha ido hoy después de visitarme he visto unas alas iguales. Lo que sucede es que siempre visten de blanco para disimularlas...

14 nov 2010

Gilipollas accidentado (3)

Onceavo día de hospital y las enfermeras solo me visitan para darme de comer, beber o medicinas. Yo las veo entrar con sus transparentosos uniformes blancos y me pregunto... ¿por que todas las enfermeras transparentan la ropa interior? ¿acaso no saben que a los hombres nos tiran los puntos cuando tenemos una erección? La elástica de la piel y la castidad son hechos físicos. A todas las enfermeras les digo ahora: usen ropa interior de abuela, hagan el favor. Inmoralidades aparte he de reconocer que todas las enfermeras que he conocido aquí son auténticos ángeles, sin excepción. Las enfermeras están hechas de una pasta especial, eso lo sabía ya pero hace falta estar enfermo para darte cuenta que el cariño de una enfermera es la mejor medicina que nadie pueda imaginar. Pero aunque todas ustedes son maravillosas... no vistan braguitas con estampado de tigre en el turno de noche. Odio ser pinchado, cortado, curado... y abofeteado.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

13 nov 2010

Gilipollas accidentado (2)

Queridos mios, continuo en una clínica en las afueras de Barcelona y esto irá para largo. Mi brazo derecho es ahora cualquier cosa menos el brazo que animaba mis noche de invierno. La operación ha ido bien pero para una vez que estoy tumbado desnudo y rodeado de mujeres y resulta que me habían anestesiado.  Malditas asépticas arpías. La vida es injusta y yo me he tirado seis horas en un quirófano. Espero volver pronto, gracias por sus muestras de apoyo pero siento informarles que las enfermeras aquí me hacen de todo menos darme placer. Romperse un brazo por 12 sitios ya no sirve ni para ligar. Seguiré informando y disculpen mi ortografía, me estoy volviendo zurdo a la fuerza.

Siempre suyo
Un completo gilipollas

12 nov 2010

Gilipollas accidentado

Mis queridos animales de compañía, siento no haber actualizado mis aventuras en los últimos dias pero mi burro José frenó en seco por culpa de un peaton que cruzaba po donde no debia y cai al suelo. Llevo una semana en el hospital y aun me queda... pero no sufran, aunque esto esté lleno de enfermeras saldré.

Y en efecto, el peatón era una hermosa mujer.

3 nov 2010

Falsos gilipollas

Muchos de ustedes saben que no soy amigo de sesudas reflexiones sobre cuanto nos rodea. Prefiero contar livianas historietas (que tienen mucho de real, lo crean o no) para que ustedes mismos reflexionen  o simplemente sonrían, o me envíen a pasear al puerto cogido de la mano de un marinero polaco. ¿Que mas da? No soy ningún escritor que se hace pasar por periodista (o viceversa) para escribir sesudas columnas en los periódicos de tirada nacional. Tan solo soy un gilipollas con la única ambición de hacer mi vida un poco mas interesante practicando fornicio con alguna de ustedes (o con varias). Siempre en femenino, o femenino plural. Pero cuando los sesudos periodistas o escritores entran en mi terreno y se comportan como completos gilipollas es cuando muestro mis uñas. Perdón, mis dientes. 

¿Por que digo esto? Porque en las ultimas semanas algunos de esos sesudos que tanto les gusta leer a ustedes se están comportando como auténticos gilipollas. No quieran saber las mil vueltas que le he dado al hecho de escoger al gilipollas del mes de noviembre. Hay mucho sesudo haciendo méritos. La lucha al final se ha resumido a dos. Pero menudos dos.

El primero es ese falso gilipollas llamado Arturo Perez-Reverte que ante el llanto de un ministro porque abandonaba su cargo solo se le ocurrió decir "se fue como un perfecto mierda gimoteando en publico". Supongo que este sesudo escritor se va de los sitios golpeándose el pecho y demostrando su hombría. Me parece perfecto: el hombre de neardenthal  (homus non llorus) debe perpetuarse. Disequemos a Perez-Reverte y pongámoslo en un museo de historia natural con una brillante plaquita de metal que diga "paradigma de la modernidad" o no. Pero disequémoslo de una vez. Me han dicho que los gilipollas disecados no pueden decir gilipolleces.

El segundo caso es el falso gilipollas llamado Fernando Sanchez-Dragó quien en su ultima novela reconoce haber mantenido relaciones sexuales con menores de edad en Tokio. No digo que no sea lamentable sacar pecho con el hecho de ser un pedrastra, enfermos los hay en todos lados. Lo realmente curioso es que después se desdijo de lo que había escrito argumentando que todo formaba parte de la ficción del libro. Ah bien, entonces como en la ficción todo vale espero que dos luchadores de Sumo desfloren a Sanchez-Dragó en la ficción de unas duchas de una penitenciaria Japonesa. No se enfade señor Sánchez-Dragó que en la ficción todo vale... Lo mas repugnante del caso del señor Sánchez-Dragó es la cobardia de negar lo dicho como mera excusa para que hablen de él (o de su libro). Al menos el gilipollas disecado Arturo Perez-Reverte no ha pedido disculpas y sigue reafirmándose en su evidente gilipollismo.

¿Se han dado cuenta que estos dos gilipollas son periodistas/escritores que separan sus apellidos con un guión? Puede que sea una pandemia que convierte a este tipo de personas en completos gilipollas.

El tercer gilipollas que ha estado a punto de entrar en el ranking ha sido el alcalde de Valladolid llamado Francisco Javier Leon de La Riva (¿por que todos los gilipollas tienen nombres tan complicados?) quien después de conocer la nueva composición del gobierno dijo de Leire Pajin (la nueva ministra de Sanidad) las frases "Cada vez que veo los morritos de Leire Pajín pienso lo mismo" o "es una chica hábil que va a repartir condones a diestro y siniestro". Evidentemente este hombre de neardenthal (en este caso el homus machistum) pertenece a un partido político contrario al de la nueva ministra. No entraré ahora a divagar sobre si la nueva ministra podría ser objeto de fantasías sexuales o no. Allá cada uno con sus fantasías. Pero que un político diga esto demuestra lo que ya sabemos. Que hay que ser un completo gilipollas para meterse en política.



En serio les digo a estos tres: dejen de hacer el gilipollas o les demando a por suplantación de personalidad.



30 oct 2010

¡P*#%A MONTAÑA!


¡Que bonita es la montaña! Todo el mundo dice que le encanta alejarse de la ciudad y salir a pasear al campo. ¿Saben que? Y una mierda (con perdón). Cualquier gilipollas que se precie prefiere el asfalto a los árboles, prefiere las mujeres a los pájaros. Es pura lógica darwiniana. Estoy convencido que la mayoría de ustedes necesitan salir al campo a respirar aire puro y oír como los pajaritos reclaman a las pajaritas o las ranas entornan esos ojazos tomando el sol en una apacible charca llena de mosquitos. Yo no. Si me alejo mas de 100 metros de un centro comercial me falta la respiración. ¿Cuantas mujeres hay por metro cuadrado en una ciudad y cuantas en una montaña? Pues eso... No sean ustedes los gilipollas.

Pero también sucede -a diario, además- que nuestras mas férreas convicciones fueron fabricadas para después ser traicionadas. Sobretodo si es para conseguir placer. 

La conocí hace unas semanas en un bar del barrio, ella había entrado a comprar tabaco y yo, habiendo ingerido mas de media docena de cervezas, me dirigí tambaleándome hacia ella diciendo algo así como que me parecía la mujer mas hermosa del universo. O puede que le dijese que acaba de ver una bandada de gansos salvajes interpretando un pasodoble. En realidad en aquel momento y tirado en el suelo no creo que ni pudiese adivinar que ella era mujer. Pero a la mañana siguiente me desperté con un numero de teléfono apuntado en la palma de mi mano. La llamé y quedamos en otro bar. Debí darme cuenta de que algo no funcionaba porque una mujer que se precie nunca da su numero de teléfono a un borracho y aun menos le da una segunda oportunidad. Me presenté a la hora señalada con mi imponente tridente... algún beneficio tenía que sacar de los 10 euros que me había gastado en la tienda de los chinos, soy catalán con ascendencia escocesa y antepasados judíos. ¡Que diablos! Ella miró el tridente, luego sonrió. 

-¿De donde has sacado eso?
-Es de nacimiento, es grande ¿verdad? -alardee pensando que se refería a mi "otro" tridente.

Estuvimos hablando durante media hora en la que utilicé la mejor táctica que conozco para seducir a una mujer. Contestar a todo "a mi también", "yo también" o "por supuesto que si". Para mi desgracia dos de sus preguntas habían sido "¿te gusta la montaña?" y "¿vamos este fin de semana a pasear?".

Quedamos el sábado a las seis de la mañana. ¿Quien diablos queda un sábado a las seis de la mañana para hacer nada? Ah si, esos aburridos se acuestan a las nueve de la noche después de tomar una infusión de manzanilla y al día siguiente madrugan para tomarse un te de ruibarbo y salir corriendo a subir una montaña que lleva ahí cientos de siglos. Y siempre lo hacen los días que Dios nos dio para descansar. Y luego me llaman gilipollas a mi. 

Pero lo hice, madrugué, me presenté en su casa y cogimos un tren para ir a no se que remoto pueblo para después subir no se que remota montaña. Y todo eso antes de que saliese el Sol. He hecho cosas peores por seguir a un culo así que con mi mejor ánimo comenzamos a caminar por un bosque que rodeaba una pequeña montaña. Ella iba vestida con botas, unos pantalones de pana y una especie de jersey ancho. ¿Que manera era esa de vestirse para salir al campo? Aficionada. Yo iba con la indumentaria oficial de montaña que consiste en sandalias de goma, calcetines de tenis, pantalones cortos con muchos bolsillos y camiseta de tirantes encima de una camisa de manga corta de tergal. Todo ello aderezado con un pañuelo atado a la cabeza con cuatro nudos a modo de gorra y un trozo de largo metal que había encontrado en un container de basura a modo de bastón.

A los diez minutos de comenzar a caminar ya había perdido yo la respiración y me encontraba resollando al borde del camino. El aire frío me agujereaba los pulmones como miles de agujas al rojo vivo. Maldito aire puro.

-¿Te encuentras bien? -preguntó ella con expresión de fastidio.
-Tran... tran... tranquila. Ahora... voy... tu sigue... vete caminan... caminando... ahora te... al... alcanzo.

Ella se encogió de hombros y continuó su camino mientras yo vomitaba la totalidad del escaso desayuno que habíamos ingerido de camino. Después volví al camino, tropecé con una piedra, caí al suelo encima de un montón de mierda de oveja, me levanté con dificultad, busqué un riachuelo donde limpiarme, lo encontré, resbalé, caí al riachuelo y así una cadena de desgracias una tras otra. Cuatro horas mas tarde me encontraba en el mismo lugar del camino dolorido, sucio, con la ropa rota, con la oreja mordida por un gato salvaje, una erupción en los brazos y piernas por unas ortigas, descalzo y con tanta hambre que me hubiese comido crudo al gato salvaje de haberlo cogido a tiempo.

Al fondo vislumbré las figuras de dos personas que venían por el camino hacía mi. Era mi enamorada colgada del brazo de un fornido excursionista.

-¿Que te ha pasado? -preguntó ella- Pensaba que venias detrás mio.
-Tuve un pequeño problema, nada importante. ¿Quien es ese tipo?
-Mauricio -contestó el gigante verde tendiéndome la mano que por supuesto no estreché.
-¿Ya me has sustituido el primer día zorra estúpida? -pregunté cerrando mi puño a modo de amenaza.

Mauricio, el gigante verde, también cerró su puño pero en su caso la amenaza se convirtió en una dolorosa realidad.

Llegué a casa cinco horas mas tarde descalzo, oliendo a mierda, sin un trozo de oreja y con un ojo amoratado.

Para que luego digan que el campo es sano. ¡P*#%A MONTAÑA!




26 oct 2010

Curso de cocina para principiantes


Como ustedes saben (y si no a estas alturas deberían saberlo) el 99% de mi tiempo lo dedico a intentar conocer mujeres para perpetuar la estirpe gilipollas. O al menos intentarlo. Cualquier lugar es válido para conocer mujeres. Desde un bar de carretera a un congreso feminista. La experiencia me ha demostrado que es mas seguro hacerlo en un bar de carretera. También mas caro. Hace poco un amigo me dijo que lo mejor que podía hacer para ligar era apuntarme a clases de cocina. Están llenas de mujeres o algún que otro hombre que no representan contrincante alguno. Todos los hombres que saben cocinar son gays o famosos cocineros (o famosos cocineros gays) y dudo que ningún famoso cocinero se apuntase a un curso de cocina para principiantes. Solo mujeres y gays. Perfecto escenario para la caza de la hembra salvaje. Cerca de mi casa había una vieja escuela donde el ayuntamiento impartía clases de varias cosas para adultos. Una de las clases se titulaba "cocina para principiantes". Perfecto. 60 euros el trimestre. ¿Que diablos era un trimestre? Alguna herramienta de cocina seguramente. 60 euros. La compraría en una tienda de chinos, nadie iba a darse cuenta. Pero resulta que la mala dicción del chino y mi desconocimiento de las herramientas de cocina hizo que en vez de un trimestre me vendiese un tridente. Nunca entendí que tipo de salchichas gigantes había que ensartar en aquel pincho gigante. Después descubrí mi error. Un trimestre son tres meses, analfabetos.

El día del comienzo del curso me puse mis mejores galas (ya saben: pantalones de tergal, camiseta hawaiana y sandalias con calcetines blancos) y me presenté en el aula con mi tridente. Nadie dijo nada. Todos rieron. Peor para ellos. Cinco minutos mas tarde y sentado entre mis compañeros comencé a maldecir el consejo de mi amigo. Allí solo habían ancianas con el pelo teñido de rojo y tipos con barba descuidada y gafas de empollones. Menuda decepción. Pronto apareció el profesor, un argentino con el pelo largo y un ojo de cada color. ¿Y yo que se por qué tenía un ojo de cada color? Pregúntenle a él. Yo solo soy el gilipollas del tridente.

Después de presentarse (se llamaba David) apuntó algo en la pizarra. ¿Que era eso? Ah ya se: el nombre de un laxante por si algún plato nos salía mal. "Alexitimia".

-En esta primera clase -comenzó David- hablaremos por encima de la relajación muscular progresiva de Jacobson como medio de atacar la alexitimia.

Imaginé que el tal Jacobson sería un famoso cocinero del tipo Arguiñano o Ferrán Adriá- ¿Pero que o quien era alexitimia? No parecía probable que fuese un laxante así que levanté en la mano como recordaba hacer en el colegio.

-¿Tu nombre es? -preguntó el profesor de los ojos de distinto color con voz suave.

Menos mal, odio que me pregunten por mi apellido. No entiendo por qué la gente se rie cuando digo que me apellido "Gilipollas".

-Fernando.
-Dime Fernando. ¿Cual es tu pregunta?
-¿Que es la cosa esa de la lecitina?

Algunos rieron.

-Alexitimia -corrigió el maestro- Ahora lo iba a explicar. Primero debeis saber que las raíces de la alexitimia son pentadimensionales; biológicas, vivenciales, de conducta, cognitivas y asertivas.

De nuevo llamé la atención del profesor esta vez golpeando con mi tridente en el suelo.

-¿Que es lo que no entiende Fernando?
-Esta vez no he entendido absolutamente nada. ¿Este no es el curso de cocina para principiantes? Imaginé que nos enseñarían a cortar cebolla, pelar patatas, cosas por el estilo.
-¿Cócina? No por favor, está usted en es "analfabetismo sentimental". ¿No asistió al curso previo llamado "flexibilidad emocional"?

Me levanté del asiento, me di la vuelta y salí corriendo. ¿Flexibilidad emocional? ¿Analfabetismo sentimental? ¿Conducta asertiva? ¿Alexitimia pentadimensional? Solo les faltaba vestir túnicas azules y llevar un cucurucho de papel dorado en la cabeza. Menuda secta, me había salvado por los pelos. Seguramente lo siguiente era sacrificar una cabra.

Me costó cerca de media hora encontrar la clase donde impartían el curso de "cocina para principiantes" corriendo de un lado a otro con mi tridente en la mano mientras la gente huia despavorida cuando me veían llegar. Para cuando llegué ya habían repartido los alumnos por parejas de cocina. ¿El resultado? Todas las mujeres estaban emparejadas menos yo que tuve que emparejarme con el amanerado profesor que nada tenía de famoso cocinero.

Efectivamente, esa fue mi única clase de cocina que no en realidad ni llegue a acabar pues salí corriendo cuando el profesor me dijo que me enseñaría a pelar un nabo.

¿Que cómo estoy de mi gilipollez? Estable dentro de la gravedad...


24 oct 2010

10 motivos para que una mujer quiera fornicar con un hombre


¿Qué motivos hay para que una mujer decida fornicar con un hombre? Un momento... no me hagan reír. Son ellas siempre las que deciden y este no es un tema de discusión. La leche es blanca y la noche es negra. Eso es un hecho. Y los hechos, como los bombones de licor, no admiten discusión.

Aquí tienen ustedes 10 motivos cualesquiera por los que una mujer quiera fornicar con un hombre...



1-Porque el hombre conduce un Ferrari.
2-Porque la mujer necesita colgar un cuadro.

3-Porque el hombre se ha acordado de la fecha del aniversario de bodas.

4-Porque el hombre se llama George Clooney.

5-Porque es la noche de "segundo chupito gratis para rubias o teñidas" en el bar de la esquina.

6-Porque hace mucho frío y la calefacción está estropeada y sigue haciendo mucho frío.

7-Porque un ladrón iba a atracar a la mujer y el hombre la ha salvado vestido de Batman.

8-Porque ha perdido una apuesta con sus amigas en la despedida de soltera de la prima Paqui.

9-Porque a la mujer le han ofrecen un móvil a buen precio y una excelente tarifa plana y se trata de una "oferta muy especial" que no puede rechazar.

10-Porque se le ha pinchado un neumático del coche en plena tormenta.


Desengáñense, las mujeres nunca hacen el amor con nosotros por amor. Lo hacen por dinero, por orgullo , por interés o porque están absolutamente borrachas.

Gracias a Dios.


22 oct 2010

ITALIA (Crónicas de Viajes)


Mi siguiente destino después del -fustrado- viaje a Cuba fue Italia. ¿Por que Italia? Está relativamente cerca, tiene pizzas y las mujeres gastan mas curvas que el muñeco de Michelin. ¿Pero que creían? Solo viajo a lugares donde pueda conseguir algo. No se engañen, ustedes hacen lo mismo. La diferencia es que ustedes buscan bonitas fotos que enseñar a su vuelta. Otro de los motivos por los que escogí Italia fue porque es un país donde no necesito visado ni pasaporte ni carta de recomendación alguna. Simplemente coger un avión y volar. (es difícil coger un avión y navegar.... bueno no.... eso es un accidente). Así pues volví a la misma agencia donde Don Tasas e Impuestos No Incluidos me mostró varios catálogos describiendo rutas, museos, hoteles y que se yo cuantas cosas mas. ¿Tan difícil es viajar? Solo pretendía fornicar con italianas. Intentarlo, al menos. Al final me decidí por un viaje en autocar de Barcelona a Roma vía Cáceres. En principio me pareció una ruta un poco extraña pero era barata y eso es lo mas importante cuando eres obscenamente pobre. Además me permitiría hacerle una visita a una de mis mas fieles lectoras que vivía ahí. Quien sabe donde se esconde el fornicio. Nunca hay que desdeñar oportunidad alguna, señores.

El día de la salida me presenté en la estación de autobuses con mi mejor ropa de viaje consistente en una camiseta del mundial 82 con naranjito estampado, pantalones negros de tergal que había cortado a la altura de la rodilla para hacerlos de verano. Zapatos de rejilla y calcetines blancos de tenis. Amén de una riñonera imitación de cuero negro, gorra de visera con el lema "Rectificados Martinez Hermanos" grabado al frente y dos bolsas de plástico del Eroski con ropa interior limpia y dos tomos de la Enciclopedia Infantil Sopena para tener algo que leer a mano. En concreto los tomos "BA a CE" y "FR a GT". Solo los pijos de ciudad se gastan cientos de euros en Coronel Tapioca.

El autobús partía a las cinco de la tarde así que merendé dos latas de berberechos y una tónica en la estación de autobuses. A los diez minutos de comenzado el viaje ya estaba yo recostado contra un árbol y vomitando todo cuanto había desayunado. Berberechos y tónica como merienda: mala idea.

-Tenemos que continuar el viaje -gritó el conductor desde lo alto del autobús.
-Voy ahora mismo -contesté desde los bajos del autobús.

Media hora mas tarde me di cuenta de que el autobús había partido sin mi. ¿Que tipo de agencia de viajes era capaz de abandonar a un de sus viajeros a los diez minutos? Una que hace trayectos de Barcelona a Roma pasando por Cáceres y visitando el Monasterio de Piedra también. Que poca seriedad. Total, por haber vomitado en el asiento, encima de dos viajeros, del guía, del conductor y de dos niños que pasaban por la calle. No era tan grave, digo yo.

Y encima se habían llevado mis bolsas de plástico con la ropa y la lectura. ¿Y que iba a hacer ahora?

Volver a la agencia de viajes y reclamar amargamente, claro. Y eso es lo que me dispuse a hacer después de haber vomitado tres veces mas en el camino. De camino a la agencia de viajes me detuve frente a una pizzeria italiana. Que diablos... había pagado por un trozo de Italia y a fe mía que iba a conseguirlo. Pero resulta que a las seis de la tarde las pizzerias no suelen estar abiertas. Ni aporreando varias veces la puerta conseguí llamar la atención de los que dentro se encontraban. Puede que porque no había nadie dentro, claro. Mientras estaba aporreando la puerta de la pizzeria alguien me tocó en el hombro. Me di la vuelta y vi un fornido señor de metro noventa y luciendo un ridículo bigotillo y un frondoso cabello rizado.

-Che cosa succede? -preguntó el italiano moviendo las manos como los italianos de las películas italianas.
-Quiero una cuatro estaciones y que me la sirva una italiana de grandes pechos. He perdido un viaje a Italia y no estoy para bromas.
-E 'troppo presto. La pizzeria è chiusa.
-Con doble de queso y mucho orégano. ¿Tiene usted alguna hermana con las tetas grandes?
-Ma che cosa dice?
-Tetas... Mamas... Pechis... grandi... grandi pechi... mama putona. Pizza. ¿Comprendes?

Las dos semanas siguientes las pasé en una cama del Hospital Clínico con las dos piernas rotas, cinco costillas también rotas, varios dientes rotos y algunos huesos mas rotos que ni sabía que tenía. Todo roto, en resumen.

Y esta es mi crónica del viaje a Italia. Y sobretodo recuerden, nunca busquen aquí lo que no han conseguido allí. Sobretodo si detrás suyo tienen a un italiano de metro ochenta.




20 oct 2010

Tatuajes


¿Nunca han pensado hacerse ustedes un tatuaje? Cada vez que veo una de esas películas donde rudos machos montan sus Harleys mostrando tatuajes de calaveras y rosas en brazos y hombros, siento la necesidad de ir corriendo a un tatuador para que agujeree mi cuerpo y después lo llene de tinta. Pero no soy rudo, tampoco valiente. Supongo que Heidi tiene mas posibilidades de acabar tatuada y a lomos de una Harley que el que suscribe. Odio las agujas. Soy un gilipollas cobarde y nada ni nadie conseguirá que mi cuerpo tenga mas tinta que la de un bolígrafo roto en el bolsillo de la camisa. Y lo digo con el convencimiento de que ni tan solo si Judit Masco viniese a mi casa desvestida de Eva, accedería yo a hacerme un tatuaje para yacer con tan maravilloso espécimen de hembra y perpetuar la especie de gilipollas-topmodels. Es mas, ni amenazándome ustedes con que Isabel Coixet se acostaría conmigo si no accedo... accedería. Odio a Isabel Coixet pero si hay una cosa que odie mas aun son las agujas. Además, ¿que tatuaje podría hacerse un tipo como yo? 187 kilos de carne significa mucha tripa para tanta morcilla, existe espacio de sobra para cualquier tipo de propuesta. ¿Lucir un tatuaje hace mas hombre a un hombre y menos mujer a una mujer? Estoy firmemente convencido de que lucir un tatuaje describe mas valiente a la persona. Por eso nunca luciré uno. ¿Ustedes llevan tatuajes? ¿Dónde? Si son mujeres y han respondido "si" a la primera pregunta y "en un sitio escondido" a la segunda... ¿puedo verlos? Si son ustedes hombres, han respondido "si" a la primera pregunta y "en mi culo" a la segunda pregunta entonces... discúlpenme pero estoy ocupado para sus tonterías de hombres rudos heterosexuales. No molesten con sus tatuajes fruto de una mala borrachera, hagan el favor.


18 oct 2010

El esternocleidomastoideo de mi amigo Federico


¿Alguna vez les he hablado de Federico? No tengo por costumbre hablar de gente que tenga mas éxito que yo, por eso casi nunca hablo de otras personas. Federico es el típico amigo de la época de la escuela, todos tenemos uno o varios, como las caries. Quizás decir "amigo" sea demasiado generoso. Nos saludamos al cruzarnos con un movimiento de cabeza y de vez en cuando cruzamos unas frases en algún entierro. Federico es lo mas cerca que he estado nunca de considerar amigo a alguien. No me refiero a ese tipo de amistad que te ofrecen los camareros chinos al entrar en un restaurante ("¿mesa para dos, amigo?") o la amistad que te puede ofrecer un tipo lleno de tatuajes en las duchas de una prisión estatal de Wisconsin ("Agáchate ahora mismo a recoger ese jabón, amigo"). Hablo de auténtica amistad, esa que ni se compra ni se vende, aunque sea tan débil como el papel de fumar un dia de lluvia.

Encontré a Federico apoyado en la barra de un bar, bebía ginebra y fumaba un caro puro cubano. Parecía triste y la experiencia me dice que nunca debes hablar con un hombre triste que bebe en un bar completamente solo.

Aclaración importante: si se trata de una mujer con semblante triste que bebe sola en un bar entonces si, ataquen. Es mas fácil morder esa presa.

-¿Que pasa gilipollas? -me saludó Federico sin despegar la vista de su vaso de ginebra.
-¿Que pasa Federico?
-Mi mujer me ha dejado, eso pasa.

Después rompió a llorar.

Federico se había casado diez años atrás con una atractiva morena, hija de de un acaudalado empresario. Federico tenía dos angelicales hijas rubias, un coche deportivo y los dientes mas blancos que una tormenta de nieve. Y el muy estúpido lloraba amargamente porque había perdido una sola de aquellas cosas. Una sola. ¿Dónde estaba el problema? Yo no tengo nada y soy razonablemente desgraciado. Estúpido llorón. Me contó que su mujer había descubierto que él tenia una amante, una modelo rusa de diecinueve años. Federico le había dicho que solo era algo sexual, como sus veinte amantes anteriores. Federico era guapo y conducían un coche caro. ¿Que otra cosa se necesita para conseguir una amante? Incluso si no eres guapo la consigues, necesitas un coche caro, eso siempre.

-Lo tienes todo -comencé mientras atacaba mi cerveza- tienes dinero, tienes mas de una mujer en la cama, tienes un coche deportivo, eres atractivo, tienes un buen trabajo y una familia. Yo no tengo nada de todo eso y mírame. No creo que sea el tipo mas desgraciado del mundo.
-Eres un completo gilipollas, no puedes entenderlo.
-Puedo entenderlo casi todo si me lo explican bien. Casi todo. Tampoco quiero dármelas de listo. Hay cosas que nunca entendería como lo de esos tipos que meten barquitos dentro de botellas.
-Cuando lo tienes todo quieres mas, y si de repente te encuentras con menos entonces crees que lo has perdido todo, no solo esa parte.
-Eso no lo he entendido.
-Que soy un niño malcriado, diablos. Y ahora lárgate, quiero beber solo.

Obedecí y salí de aquel bar sintiéndome aun más gilipollas. ¿Por que la gente siempre se empeña en explicar las cosas con frases mas largas de lo necesario? Dos semanas mas tardes volví a encontrarme a Federico en el mismo bar. Su aspecto era aun peor que la otra vez.

-¿Cómo va Federico? -pregunté sentándome a su lado.
-Va mal Gilipollas. Ayer estampé mi coche contra un semáforo.
-¿Te hiciste daño?
-Me lastimé el esternocleidomastoideo.

Seguramente se había lastimado algo que solo tienen los ricos. Se lo tenía merecido.

-¿Que coche ha sido? -pregunté- ¿El deportivo rojo?
-No, el todoterreno azul.
-¿Cuantos coches tienes Federico?
-Hoy uno menos... menuda mierda.

Me bebí mi cerveza y salí del bar con una amplia sonrisa dibujada en mi rostro. Hacía meses que no me sentía tan feliz. Recuerden siempre mis queridos animales de compañía: la desgracia ajena nos hace mejores... aunque que les voy a contar: ese es precisamente el motivo por el que ustedes vuelven una y otra vez a este humilde blog.




15 oct 2010

La discoteca


¿Ustedes bailan? No, no es una proposición. Bueno, si ustedes son top-models y la respuesta es "si", entonces por supuesto que es una proposición., deshonesta además. Yo suelo bailar poco, primero porque mis pies se coordinan fatal entre ellos, después porque cuesta mover 187 kilos de peso sin perder la respiración a los diez segundos y tercero porque no entiendo la música de hoy en día. Seguramente ustedes aseverarán -con la firmeza de una virgen en la noche de bodas- que la música de baile que actualmente se oye en las discotecas es la mejor música de todos los tiempos. Y yo me pregunto... ¿que diablos sabrán ustedes acerca de buena música? En los 90 la música era una repetitiva sucesión de "chunda chundas" con mujeres que cantaban como si buscasen el orgasmo o bruñidos bailarines poniendo sus laringes al límite esforzándose por repetir la misma estrofa varias veces sin atragantarse ni romper los pantalones de lycra plateada. En el Siglo XXI la música de baile es una mezcla de tantos estilos que uno no sabe si esta bailando algo o simplemente se ha vuelto loco el reproductor de CD y la canción está saltando de un lado a otro sin control. Música de baile en los anuncios, en las películas, en los centros comerciales, en los chiringuitos de la playa. Actualmente soy incapaz de diferenciar estilos porque cada canción es un estilo en si mismo y al tiempo carecen de todo estilo. Reconozcamos que la música de baile no es la misma desde que acabaron los años 70. No es nostalgia, es una realidad palpable. Puede que desde los 70 la ropa, la tecnología, los peinados e incluso las personas hayamos evolucionados. La música de baile no.

Lo cual no significa que un gilipollas como yo, de vez en cuando, se cuele en una discoteca con el ánimo de bailar. Pero no por la calidad de la música sino por la calidad de las féminas que bailan esa música. Quizás también por nostalgia de esos dorados años 70. Bueno, plateados.

El viernes pasado decidí que era una buena noche para salir de cacería. Me había lavado los calcetines, la colonia estaba de oferta en la tienda de los chinos y mi burro José tenía el depósito de alfalfa lleno. ¿Cual sería el mejor escenario para utilizar mi brillante escopeta? La sabana africana, la tundra rusa o el bar de la esquina... no: una discoteca.

La discoteca era una especie de nave industrial llena de muchachas ligeras de ropa, luces de colores, muchachas ligeras de ropa, pasarelas metálicas, muchachas ligeras de ropa, pantallas de televisión, muchachas ligeras de ropa, humo, muchachas ligeras de ropa música, y también muchachas ligeras de ropa. Me dirigí hacia la barra donde servían las bebidas dispuesto a llenarme el estómago de alcohol: la única manera de vencer la timidez en un lugar como aquel. Pedí una cerveza y a la hora de pagar me pidieron una cantidad desorbitada de dinero.

-Disculpe usted caballero -dije gritando por encima del infernal ruido- solo pretendo pagar mi cerveza, no una ronda para toda la discoteca.

El tipo repitió la misma cantidad. Mi plan de emborracharme se acababa de ir al garete. aquella única cerveza había acabado con todo mi presupuesto. A bailar pues. Me bebí la cerveza de un solo trago y con el ánimo del alcohol en mi cerebro me lancé al centro de la pista lanzando a su vez a varias personas contra la pared como una descontrolada bola chocando a toda velocidad contra los bolos. A bailar. Brazo arriba, brazo abajo, gilipollas acabas de romperte la camisa. Vuelta sobre mi mismo y amago de caída sobre las rodillas (estilo James Brown), gilipollas acabas de romperte los pantalones por la parte mas vergonzosa. Consejo: si pesan ustedes 187 kilos no se pongan ropa ajustada para ir a bailar a una discoteca. Y de esta manera continué bailando una canción tras otra (o lo que fuese que surgía de aquellos altavoces infernales) hasta acabar como el increíble Hulk, con unos harapos apenas cubriéndome las vergüenzas. También he de confesar que la aglomeración de personas me hizo comenzar a sudar como si mi cuerpo fuese una de esas estatuas que hay en el centro de las fuentes. Sudando, con la ropa rota por varios lugares, bailando la música del 2010 como si aun no hubiese acabado el fin de año de 1975. Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, si alguien me hubiese visto bailar aquella noche les aseguro que habría dicho que en mi caso cualquier tiempo... hubiese sido mejor.

Y no, tampoco forniqué aquella noche.