"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

18 oct 2013

La alemana ecologista



De vuelta en el mercado gracias a mi desastrosa experiencia con la de los ojos verdes, ayer tomé la decisión de apuntar a todo lo que se mueve, comenzando por una web de citas. La táctica de apuntar a todo lo que se mueve suele tener sus frutos a largo plazo, cuanto mas disparas mas posibilidades tienes de acertar por casualidad. Aunque seas mal tirador y tus balas sean de fogueo. Alguna caerá aunque sea por simpatía. Mi cita era una alemana de 1.80 quien entre sus virtudes  anunciaba ser ecologista, ir en bicicleta y beber te rojo. Sinceramente, el te rojo, las bicicletas y el ecologismo me interesan tanto como un chicle pegado en la suela de uno de mis zapatos pero la muchacha parecía atractiva así que me cité con ella en una plaza. Dicen que a los hombres nos asustan las mujeres mas altas que nosotros. Lo niego categóricamente, a los hombres lo que nos asusta es el amor, que no se nos levante y que suspendan la liga de fútbol. Al poco rato llegó una amazona teutónica de grandes pechos, excelsas caderas y delgadas piernas. Vamos, lo que solemos catalogar los entendidos como "jaca de cuidado" y fuimos caminando hasta un bar cutre (yo en realidad cual babosa dejando un rastro tras de mi) y allí pedimos unas cuantas cervezas y una tapa de patatas bravas. En realidad podría haber pedido agua de fregar y piedras del río que yo no hubiese notado la diferencia. Mis mirada estaba adherida a sus pechos cual cola de impacto. Todo parecía ir de maravilla (lo cual significa que ella no me había escupido ni pegado) hasta que la tetónica teutónica escuchó que yo iba a trabajar en moto. En ese momento, con acento de Luis Van Gaal en su famoso "tu errres muuu malo" me soltó "tu erress una mala perrrsona". 

-¿Perdón bonita? -contesté cual choni de Gandia Shore, herido en mi orgullo al tiempo que la miraba a los ojos por primera vez en la cita- No creo que ir en moto me haga mala persona.
-Lo es, contaminas. Todos los que vais en moto o en coche a trabajarrr sois malas perrrrsonas.
-¿Entonces que sucede con los que van en transporte público?
-¡Todo el mundo deberrria ir en bicicleto!
-O sea, que me estas diciendo que todos los que no vamos al trabajo en bicicleta somos malvados.
-Clarrro. No amáis la tierra. Sois malos.

Por unos instantes dudé si demostrarle lo que era la maldad abriéndole la cabeza con un botellín vacío de cerveza o obviar su comentario, asumir mi culpa y seguir en el intento de estrechar aun mas los lazos hispano-germánicos.

Dicen que los hombres carecemos de principios antes una mujer hermosa, puede que eso sea cierto pero a este completo gilipollas nadie le llama malvado ni aunque mida 1.80 y tenga unos pechos capaces de amamantar a toda la provincia de Cáceres.

-Puede que yo sea malvado -dije poniéndome de pie y enarbolando una patata brava cual estandarte patrio- pero al menos no quemo judíos en un horno.

De acuerdo, no fue la respuesta mas afortunada del mundo, sobretodo porque el abuelo de la teutónica había sido comandante de las SS durante la segunda guerra mundial y en especial porque ser políticamente correcto es, hoy en día, mas importante que la honestidad. Conste que no tengo nada contra nadie, quemen a quien hayan quemado, siempre he sido un firme defensor de la libertad individual. Pero aquella mujer había tocado lo que mas me duele.

Puede que sea un completo gilipollas, un salido, idiota, soberbio, pervertido, irracional, antiguo, mentiroso, aburrido, solitario, imprudente, celoso, envidioso, oportunista, inmaduro, asocial, reprimido, racista, negativo, antipático, desconfiado, intolerante, tacaño y egoísta. Pero no soy malo.

15 oct 2013

La de los ojos verdes

Aunque últimamente haya estado algo silencioso no les voy a permitir comenzar argumentar que eso se deba a que haya catado mujer que me aparte del escarnio público que significa este blog. No he catado mujer, lo he intentado con todas mis fuerzas y mis mejores armas pero no he conseguido llegar más allá de unos breves preliminares. Quizás porque mis fuerzas y mis armas no son las de antaño. Pero lo he intentado, en varias citas de las que ahora pasaré a narrar la ultima. Una cita que, aunque rodeados de vinos, no acabó en la cata de la mujer. Pero no nos avancemos, recuerden que las mayores decepciones necesitan siempre de los mejores preámbulos. Vamos a ello: la conocí como se conocen a todas las mujeres interesantes que no tarifiquen el amor por horas: en internet. Obviaré su nombre porque sé que a Amalia no le haría ninguna gracia que lo relevase. Por internet conoces a muchas mujeres aunque, en mi caso, siempre acabo descubriendo que son hombres que desean empotrarme cual armario de los años 60. No obstante, para mi alegría y posterior erección, la persona que apareció por la boca del metro era una mujer. Y que mujer… ojos verdes, cuerpo de escándalo, pelo rubio, cuerpo de escándalo, maravillosa sonrisa, cuerpo de escándalo, y unas graciosas gafas de hipster, además de un cuerpo de escándalo. Me pellizqué varias veces en el antebrazo después de que ella me saludase con dos besos, en realidad me pellizque tan fuerte que la próxima semana tengo cita para que un cirujano plástico me reconstruya el antebrazo, imaginen como era aquella mujer. Caminamos unos cientos de metros hasta una bodega de diseño donde el vino se paga a precio de oro líquido y te ponen tanta cantidad como un par de gotas de la lluvia más liviana. La mujer se sentó frente a mí, o yo frente a ella, nunca se la diferencia. Poco después apareció de la nada una especie de sumiller de dudosa sexualidad que nos hizo sentir que el mejor vino que habíamos tomado en nuestras vidas venía en un tetra brick. Siempre es un placer ir a un sitio caro, pagar el triple de lo que algo vale y que encima te hagan sentir un idiota. Pero eso poco importaba puesto que la mujer de maravillosos ojos verdes valía cualquier suerte de humillación. Estuvimos hablando un rato mientras las copas de vino desfilaban una tras otra, en realidad medias copas de vino a precio de botella entera. Pero nosotros reíamos y sonreíamos y reíamos y volvíamos a sonreír mientras las delicadas copas de vino chocaban entre sí. Y fue entonces, inmerso en esa especie de júbilo alcohólico, que recordé que soy más pobre que las ratas y que todo el dinero que llevaba en el bolsillo era un botón de nácar y media docena de cascaras de pipas. Muchos de ustedes pensaran que aquella cita había comenzado tan espectacularmente bien como espectacularmente mal iba a acabar. Pero sepan ustedes que están leyendo las palabras de un genios y los genios siempre encontramos ventajas donde otros ven adversidades. Mi plan era sencillo: seguir pidiendo una copa tras otra hasta que ella estuviese tan borracha que pagase la cuenta y acabase en mi cama sin darse cuenta. Dos pájaras de un tiro. Olviden todo eso que emborrachar a una mujer para conseguir sexo es un acto que degrada la condición femenina. No hay nada malo en eso. Lo que verdaderamente denigra a la mujer es que un hombre de mi condición no le haga el amor cada noche. O al menos eso me repito cada día cual mantra sexual. Cuatro horas y veinticuatro copas de vino más tarde nos dirigíamos tambaleantes hacia la salida y justo cuando la encargada estaba imprimiendo la factura más larga de la historia de los idiotas que quieren fornicar con mujeres de ojos verdes, mi acompañante se llevó la mano a la boca y salió corriendo a vomitar.  Pero antes de anticiparnos a lo sucedido sepan ahora ustedes que también hay rubias inteligentes. Dos horas más estuve esperando a que la de los ojos verdes volviese al local, cosa que nunca sucedió. Puede que la rubia de ojos verdes se oliese mi jugarreta y saliese corriendo, puede que se cruzase con un adonis que se aprovechase de la borrachera de ella, puede que simplemente se perdiese por las calles de la ciudad, Pero fuese el motivo que fuese lo que la impidiese volver a mis brazos, las consecuencias eran las mismas. Desde ese día debo acudir cuatro horas al día para  lavar las copas y los lavabos del local pero lo que nadie sabe es que lo hago con el mismo trapo, la venganza es un plato que se sirve húmedo. ¿La moraleja de hoy? El alcohol no es malo, lo malo es tener que pagar por beberlo.


5 oct 2013

Nuevos candidatos a gilipollas del año

SANI VILA: Conseller de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya y demagogo de profesión. Su desafortunada frase solo es comparable a la de aquellos tontos que quieren anunciar a los cuatro vientos que la noche anterior fornicaron por primera vez desde hace mucho y meten la cuña en cuanto pueden. Les dices "buenos días" y te contestan "y tan buenos ¡anoche follé!" o les dices "Parece que va a llover" y te contestan "si quieres ver a alguien mojada te cuento la que anoche me folle" y así en un bucle infinito. El problema del discurso único es que no sirve para todo. Después echan la culpa a que son solo 140 caracteres en twitter pero a veces da la impresión que 140 caracteres son mas que suficientes para demostrar cuan tontos pueden llegar a ser. Traduzco su desafortunado tweet de demagogo bocazas: "La indiferencia frente a los muertos en Lampedusa y las respuestas burocráticas al problema catalán... ¿una perdida de los valores fundacionales de la UE?"


MARILÓ MONTERO: La reina de la hermosa estupidez vuelve a demostrarnos porqué tiene que seguir en televisión hasta que ya quede nadie mas. Cada cierto tiempo nos regala una frase en forma de aguda reflexión que ni un fascista borracho a las cuatro de la madrugada se atreve a decir. Ahora le ha tocado turno al desagradable asunto del presunto asesinato de Asunta. Durante la conexión en directo con la enviada especial para saber nueva información sobre el extraño asesinato, Mariló dijo "Si acaba de ser asesinada, entonces todavía estaba blandita". Felicidades Mariló, tu si que vales. La joya está en el minuto 4.20 del vídeo siguiente.



Si algún día decís alguna tontería y alguien os recrimina, podéis enseñarles este post y decir orgullosos que no sois gilipollas sino que sois políticos y comunicadores.