"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

12 feb 2015

La del Whisky


No soy yo de esas personas que puedan considerarse grandes bebedores de whisky ni de licores de importante graduación de esos que se sirven en una copa de balón y se degustan junto a un oloroso puro cubano. Yo soy de cerveza, ducados y palillo de madera colgando de la comisura de la boca. Hispano de toda la vida, como el carajillo de anís y la Dama de Elche. En este mundo hay personas graciosas y personas agraciadas. Por desgracia, yo no pertenezco a ninguno de estos dos supuestos. No obstante, mis habilidades depredadoras en el campo de la caza de las féminas dispuestas a la cópula sin previo pago, me ha llevado a aprender a mimetizarme en diferentes personajes que faciliten la labor de aparcar el autobús del amor con mas frecuencia que la acostumbrada. Uno de estos personajes en los cuales me mimetizo es el tipo interesante, casi culto, que bebe whisky y lee a Sofocles mientras el fuego crepita en la chimenea.  Nunca he entendido el motivo pero hay mujeres a las que les gusta esta raza de personaje culto para el ejercicio de sudoroso empotre, hecho este del todo contradictorio pues sería como pretender jugar a ajedrez contra Belén Esteban. Puede que ganes, pero siempre pierdes.

Conocí a la del whisky en un bar de esos donde no hay serrín en el suelo y los camareros llevan chalecos con botones dorados. ¿Que hacía yo en un lugar así? La había conocido semanas atrás en internet y, en la acostumbrada mentira de la virtualidad, me construí yo un personaje elegante y culto de esos que parecen salidos de una serie de televisión de la BBC. Pero no, yo continuaba siendo el mismo solo que me hacía pasar por quien no era para retozar con quien no podía. El personaje que me había construido era el de un escritor de mediana edad, culto, que fumaba en pipa y bebía whisky. Y para mi alegría (aunque terror) conseguí llamar la atención de la susodicha y nos citamos en este club de fumadores, una suerte de bar de primera. ¿El problema? Ni soy culto, ni soy escritor, ni fumo en pipa ni bebo whisky. Pero todo esos eran males menores en comparación con que ella era una mujer alta, fornida, hermosa y poderosa. Una de esas vestales que beben whisky y se follan a los hombres de dos en dos para después asarlos y comérselos con patatas. Y no hay nada mas terrorífico para un hombre que una mujer que se comporta como un hombre.

La mañana anterior a la tarde de la cita me compré una corbata y unos calcetines negros y procedí a enfundarme en telajes de adecuada manera para presentarme frente a la diosa vestal cual macho dispuesto al
sacrificio. Supongo que ella se sorprendió de ver a un tipo vestido en pleno invierno con chándal, calcetines negros y una corbata anudada al mi orondo y desnudo cuello pero han de saber ustedes que en la sorpresa también está el éxito pues llamar la atención de una mujer siempre es el primer paso para poseerla. Aunque sea llamar su atención de una manera tan ridícula. Resultó que, en persona, mi cita era aun mas grande y espectacular que en foto. Medía casi dos metros y cada una de sus piernas era tan grande como mis brazos (y eso que mis brazos son grandes). Nos saludamos con un fuerte apretón de manos que casi acaba con tres de mis falanges y subimos al club de fumadores que no eran mas que los bajos de un bar, decorados como una taberna inglesa, con sofás y gente fumando y sirviéndose copazos de coñac. Como un club de putas para ricos solo que sin putas ni ricos. Mi anfitriona me explicó que el club de fumadores se financiaba con las cuotas de todos y que lo único que le diferenciaba de un bar al uso es que aquí no podían haber camareros. Cada uno se servía la bebida y la pagaban entre todos. Como un botellón para adultos solo que cambiando el banco del parque por un elegante sillón de cuero.

Tomamos asiento en uno de los sillones y ella me preguntó que quería. Estuve a punto de confesar mis verdaderas intenciones y decirle que quería poseerla contra la chimenea pero en última instancia momento la cordura se apropió de mis palabras y le dije que bebería lo que ella bebiese y que fumaría lo que ella fumase. Ese fue mi primer error.

Si no estáis acostumbrados a fumar puros y beber whisky, os aconsejo que nunca comencéis al mismo tiempo con ambas prácticas y aun menos con el ansia de quien desea impresionar a otro. A los diez minutos no solamente estaba borracho sino que estaba hiperventilado, mareado, confuso y mi cabeza no sabía si me yo era heterosexual y homosexual. Además el puro me había dejado la boca como el relleno de un cojín y el whisky sabía a gasolina. Definitivamente, los pobres no estamos hechos para ciertos lujos, aunque sean menores.

Esa noche tampoco forniqué. De hecho acabé vomitando lo que había ingerido en las ultimas diez semanas mientras, a continuación la mujer desaparecía de mi nublada vista. Creo que no le hizo demasiada gracia que vomitase encima suyo en medio del club de fumadores.

No es que yo tenga mucha clase pero al menos, cuando bebo cerveza y fumo ducados, estoy en mi mundo. Esa es la clave. Manolete, si no sabes torear...


8 feb 2015

50 sombras de Gres




Conocí al señor Gres en “Alicatados y reformas Gres (especialistas en reforma de baños)" durante mi eterna búsqueda por el alicatado perfecto que, en mi edad adulta, me había propuesto alcanzar. Ese adorable gresite de pequeñas piezas de color parecido pero diferentes tonalidades que, vistas desde la distancia, otorgan al lavabo de cualquier hogar, una apariencia superior a cualquiera imaginada. Siempre he sido amante del gresite, mi obsesión desde que, con cinco tiernos años, entre yo en un lavabo maravillosamente alicatado en un hotel de Benidorm. Todos aquellos colores, sombras, luces y brillos. Algún día yo tendría eso, yo sería así. Y ahora, por fin, iba a conseguirlo.

Mi nombre es Soñadora Pérez y lo que más uso de los libros eróticos es el índice (pero no el del libro).

El señor Gres era bajo, gordo y bastante calvo, nada que ver con la idealización que durante todos los años de mi vida había hecho de la persona que debía llevarme de la mano hasta la cumbre de mis sueños mas oscuros. Pero ya lo dijo Calderón de la Barca: “y los sueños… sueños son”. Me esperaba en la sección de azulejos, junto a los sanitarios, unas estanterías más allá de la entrada. Le reconocí porque sostenía entre sus manos su gigantesca herramienta: una llave inglesa del 12 propia de un profesional.

 -Soy Soñadora –dije sin despegar la vista del suelo-. No sabía si debía venir.
 -No debías pero querías. Por eso estás aquí. Pero no me gusta tu nombre, ya no eres una soñadora, a partir de ahora te llamaras Iris.
 -¿Por qué señor?
 -Por esto…

Y diciendo la última palabra, el señor Gres se movió a un lado para dejarme ver un muestrario vertical de la colección IRIS 2015 de la marca  Ezarri (los Ferrari del gresite). Allí estaban las mejores tonalidades del mundo del alicatado: Ambar, arena, azur, zafiro, coral… absolutamente todos. El poder en la palma de la mano de una sola persona. Sin lugar a dudas no me había equivocado, el señor Gres era el único que podía sacarme de mi cascarón y empujarme a la vida que siempre había deseado.

Caí al suelo con la boca abierta y los brazos extendidos, ofreciéndome al amo del gresite. El todopoderoso señor Gres de “Alicatados y reformas Gres”.

-Soy Iris –dije- y soy toda suya, señor.

Cinco semanas más tarde, estaba estirada yo en mi bañera, rodeada de espuma y velas, observando el gresite modelo Zafiro de la colección Iris. La luz del baño se reflejaba en los pequeños azulejos de diferentes tonalidades. Por fin lo había conseguido, ahora era una mujer plena, una mujer que había superado sus miedos y había confiado en el señor Gres para crecer como persona y poner en la vida real todos mis anhelos.

Gracias señor Gres. Toda suya.


2 feb 2015

Que es la puta felicidad



Para entender este texto deberían remontarse ustedes al texto anterior donde intenté (infructuosamente) entender qué diablos es la felicidad. Muchos de ustedes han sido amables de contestar en los comentarios que era para ustedes la felicidad, no he entendido ni uno pero esas son las consecuencias de tener unos lectores que solo beben agua con misterio. Voy a pasar a comentar algunas de sus respuestas a ver si entre todos entendemos que es la puta felicidad o (emulando a David Carradine) nos ahogamos en el intento.

“Felicidad viene de fecundo, fértil, así que no vas mal encaminado” (He visto teorías más sólidas leyendo la lista de la compra de una familia de nueve integrantes, gato de angora incluido)

“La felicidad es como la uña del dedo meñique. No hay dos iguales” (Es como cuando preguntas “¿crees que a llover hoy?” y te contestan “la lluvia cae de arriba hacia abajo, casi siempre").

“Yo lo mismo que usted, pero con hombres. Ese es mi concepto de felicidad” (Pues a mí hay pocas cosas con hombres que me de felicidad a excepción de un partido de futbol, una partida de poker o una sauna gay)

“La felicidad no se siente, se construye; es una búsqueda, más que un destino; es la aceptación de que lo sofisticado está envuelto en lo cotidiano” (Alguien bebe cervezas a un ritmo más rápido que yo, he leído esta definición mas de media docena de veces y sigo creyendo que, como los informativos de Intereconomia, es totalmente incomprensible)

“La felicidad es el ir consiguiendo metas, me pone es un estado eufórico de felicidad pasajero y transitorio” (Esta definición me ha ilusionado tanto como leer el prospecto del Evacuol… e igual de clarificador para mi interior).


“La felicidad consiste en no desear más que aquello que depende de mí mismo” (Con todo respeto amigo, no creo que la felicidad del mundo entero dependa de usted tan solo… ¿Quizás quería decir “yo mismo”? Además, incluso cuando solo existían Adán y Eva, la felicidad de Adán dependía de la de Eva, sobre todo los viernes por la noche)

“La felicidad es EL PODER de encontrar placer en forma si bien no continua al menos recurrente” (Esta definición me gusta, no sé si habla de penetración anal o de leer la biblia a todas horas, pero me gusta)

“Yo soy completamente feliz cuando no me duele la maldita rodilla” (Comenzamos a encaminarnos, la felicidad es que no nos duelan las malditas rodillas, al menos es practico, si te duele el resto del cuerpo y mueres entre horribles estertores tiene un pase pero las rodillas nunca)

“La felicidad, para mí, es la eterna búsqueda de la misma y todo lo que acontece justo antes de alcanzarla. Y es que, una vez alcanzada, se desvanece.” (Debería fingir que he entendido algo pero sería mucho fingir)

“La felicidad sería encontrarme mantenida sin que me falte un perejil inicialmente por mi progenitor, seguidamente por mi consorte para concluir haciéndolo por mi progenie. Pero dado que el inicial hace algún tiempo feneció, a día de hoy ardua tarea la de encandilar a un gachó debido a que doce de cada diez saben más que el tocino añejo y por ende, ilusorio lo de mi prole… así pues, conque el escritor que menta y el “señor maravilloso” descuiden esos ineptos escritos suyos, me doy por dichosa.” (Creo que me he perdido después de lo de “progenitor” Este tipo de explicaciones deberían ir acompañadas de diagramas o fotos de suecas en top less)

“La felicidad es pasar 24h sin ver una foto con una frase Paulo Coehlo” (Que cierto… y como dijo Paulo Coehlo “Acierta en todo lo que puedas acertar. Pero no te tortures con tus errores.”)

“Soy feliz cuando me dejan hacer mi santa voluntad. Cuando no me obliga el dinero, la ética, mi sentido de la responsabilidad, las normas sociales” (O sea, es usted feliz durmiendo en un cajero automático bajo unos cartones y bebiendo vino de tetrabrik)

“Creo que para mí la felicidad es un momento, una situación. Justo en el instante en el que no recuerdo nada de mí, de mi vida, de los demás. En ese momento, soy feliz.” (Esta definición me encanta porque me recuerda que después de la novena cerveza debo ser feliz, aunque después no me acuerde que fui feliz)

Siento en el alma haber sido tan irónico y maleducado con sus amables comentarios pero es que eso es precisamente lo que me hace feliz. Ser mala persona tras una máscara y aun más mala persona sin la máscara. Aunque las películas de romanos también me hacen feliz.