"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

26 may 2015

Mi gran aventura en la prensa rosa (epílogo)


¿Recuerdan ustedes mi gran aventura romántica con la Condesa de Fetuccini al Pesto? Deberían recordarla porque fue ayer mismo cuando les hablé de ella (fósforo para la memoria). La nuestra fue una maravillosa y geriátrica historia de amor que la prensa del corazón se empeño en convertir en sonoro fracaso. Dicen los que leen a Coehlo que se aprende más de los fracasos que de los aciertos, hay incluso quien fracasa a conciencia para aprender (observen a los políticos). ¿Que aprendí yo de la prensa del corazón? La primera cosa es que cuando hablamos de prensa no hablamos de un ente extraterrestre sin forma (como Paquirrín), en realidad hablamos de personas y -como en todo- hay personas buenas y personas no tan buenas (también llamadas "infames hijos de la gran puta") una de esas personas, la muñeca diabólica, de la que contaba ayer, me ha escrito esta mañana un correo electrónico preguntándome porque me he atrevido a ponerla en un texto satírico llamándola "muñeca diabólica". En primer lugar pensaba contestarle diciendo que fuese a cabalgar sobre sí misma por un campo recién abonado hasta el amanecer (tiene pinta de ser aficionada a tal práctica) pero después reflexioné y contesté diciendo que tenía razón, que no era una "muñeca diabólica", que me disculpase, que en realidad quería haberla llamado "infame hija de la gran puta"

¿Es normal que descargue toda mi ira sobre una mujer que se dedica únicamente a hacer su trabajo? Posiblemente no, pero desde mi orondo punto de vista, aquella mujer no había cumplido con su trabajo. Al menos, no conmigo. A los cinco minutos contestó asegurando que era periodista de carrera.

  • Definición de la RAE de "Periodista": Persona legalmente autorizada para ejercer el periodismo.

Vale, primera en la frente

  • Definición de la RAE de "Periodismo": Captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas y variedades.

Vale, la segunda en la frente (esto comienza a doler)

  • Definición de la RAE de "información":  Acción y efecto de informar.

Ahora comienzo a entender porque hay tantos sillones en la academias (mayúsculas y minúsculas incluidas)

  • Definición de la RAE de "Informar": Enterar, dar noticia de algo

O sea, que un periodista es aquel que da una noticia de algo pero que está legalmente autorizado a hacerlo. Y yo me pregunto, estos periodistas como la "muñeca diabólica" que en vez de dar noticias se inventan una noticia. ¿No deberían ser desprovistos de la dichosa autorización legal? O sea... que les quiten el carné de periodistas. Pero claro, entonces es cuando salen algunos y dicen que la opinión también forma parte de la noticia. O sea, afirmar que yo estaba con la Condesa de Fetuccini al Pesto por puro interés económico era opinión. Y ahora me pregunto yo que si digo que la "muñeca diabólica" es una infame hija de la gran puta... ¿eso es opinión o información? Si realmente es tonta (que lo parece), entonces entraríamos en el terreno de la información. Pero si realmente es lista (improbable) entonces estoy opinando. Aunque la auténtica reflexión es que diga lo que diga (aunque sea una soplapollez del tamaño de la cabeza de la muñeca diabólica) seguiré siendo un periodista. Porque estoy legalmente autorizado... claro.

Fue entonces cuando decidí contestar el correo de la muñeca diabólica pero decidí hacerlo de de manera sosegada y reflexiva, por mí, por la Condesa de Fetuccini al Pesto y por todos los periodistas de verdad. Queridos amiguitos y amiguitas, fue lo que escribí:

"Querida yegua de establo: Posiblemente te sientas ofendida porque me dirijo a ti utilizando adjetivos cercanos a animales de tiro. No te preocupes, tómate un gelocatil y se te pasará pronto. A lo que íbamos, pequeño hipopótamo de compañía. Te llamas periodista solo porque te dieron un papel que tiene impreso la palabra PERIODISTA y alguna validez en la firma de un rey que mataba elefantes. Puede que creas que eso te da patente de corso para mentir y asegurar que eso es opinión. Pues no. Lo que haces es repugnante, aprovechando los medios que la sociedad ha puesto a tu alcance para difamar a quien no te cae bien. ¿Sabes como llamamos la gente normal a la gente como tú? Exacto: cotillas amargadas. Quizás deberías aprovechar que tenemos a un nuevo rey, que aun no ha matado a ningún elefante, para pedirle que te haga un nuevo papelito para colgar en la pared de tu despachito, que diga: el rey de España certifica que soy una cotilla amargada. Ah... y toma Actimel, que favorece el tránsito intestinal. 

Siempre suyo: un completo gilipollas."

(Texto patrocinado por Actimel)

25 may 2015

Mi gran aventura en la prensa rosa




Aseguraba Andy Warhol que todos tenemos cinco minutos de gloria (a no ser que pierdas el reloj durante una orgía). ¿Estaba en lo cierto?  Pues va a ser que sí, incluso más de cinco minutos. Aunque cuanto más tiempo de gloria disfrutes, mayor será el precio que has de pagar por ello. Yo tuve apenas algunas semanas de gloria que reposan escondidas en alguna hemeroteca y que ahora, por vez primera, voy a desvelar en público. ¿El motivo? Han de saber ustedes que hay una diferencia entre un periodista y un cotilla sin escrúpulos. Las máscaras griegas tienen dos caras, a un lado está la comedia y en el anverso... la tragedia. La auténtica tragedia es que las revistas del corazón no viven solo de la comedia.

Conocí a la Condesa Fetuccini al Pesto hace ahora justo un año cuando la susodicha daba un traspiés al bajar de un taxi y caía a mis pies. Fue un amor a primera vista, sobre todo porque nunca la había visto antes. La sola visión de su peluca rodando calle abajo movida por el viento, hizo que me enamorase perdidamente de ella. Supongo que mi amor también fue alimentado al reconocer que era la Condesa Fetuccini al Pesto, famosa propietaria de un imperio basado en la fabricación en exclusiva del canutillo de cartón de todo los rollos de papel de WC de Europa occidental.

Acompañé a la condesa hasta urgencias donde le diagnosticaron que, además de ser muy vieja, se había hecho un esguince en el pie. La condesa me preguntó entonces con dulzura si podía acompañarla a casa y yo accedí inmediatamente mientras por mi cabeza pasaban a toda velocidad imágenes de mi orondo cuerpo vestido a lo Luis XVI y rodeado de condes y condesas italianas en algún bonito castillo al borde de algún bonito lago, haciéndome todos reverencias. O quizás estuviésemos haciendo yoga todos juntos. Las imágenes pasaban a demasiada velocidad.

Comenzamos a salir y no digo yo que entre nosotros no hubiese amor, porque lo hubo, un amor alejado de la física y basado en el cariño, el respeto y varios millones en un banco de Suiza. Pero era amor y nadie tiene la catadura moral para juzgar eso. Y lo mejor de todo es que aunque ella era alérgica al latex podíamos tener sexo seguro sin preservativo. Mas que nada porque ella tenía mas de ochenta años y el sexo consistía en meternos una peladilla en la boca, chuparla y pasársela al otro. Por desgracia un día creí ver a alguien que nos hacía una foto mientras nos pasamos la peladilla de boca sentados en un parque.

-Creo que hoy nos han hecho una foto en el parque, sería un periodista del corazón -dije por la noche.
-No te preocupes cariño –me tranquilizó la Condesa Fetuccini al Pesto mientras dejaba los dientes en un vaso de cristal de Murano después de haber cenado corzo con almendritas saladas- solo sale en la prensa rosa quien desea salir.

Por desgracia pronto descubrí que esta suerte de honestidad periodística estaba tan pasada de moda como el peinado de la propia condesa. A las dos semanas había fotos de nosotros pasándonos la peladilla, paseando de la mano por las Ramblas de Barcelona (ella con andador), bañándonos en la playa (ambos con traje de neopreno) o comprando yougures marca blanca en el Mercadona.

 -¿Pero tú no me dijiste que solo salía en la prensa del corazón quien quería salir? –protesté moviendo las revistas donde aparecíamos frente a su ajado rostro.

 -Cállate y pásame la sal baja en sodio

Dos semanas más tarde, mientras hacíamos juntos un puzzle de diez piezas y viendo un programa de televisión, llegó hasta nuestros oídos que una periodista hablaba de nosotros. Bueno, solo hasta mis oídos porque la Condesa Fetuccini al Pesto era mas sorda que el gato de escayola que había encima de la chimenea.

 -¿Esto es amor? –se preguntaba la muñeca diabólica mirando directamente a la cámara mientras se sobreimpresionaba una foto de la condesa y yo comiendo una regaliz cada uno por un extremo- un hombre joven aprovechándose de una anciana. Siempre es lo mismo. Aquí ni hay amor ni hay nada.

 -También puede suceder que sea amor verdadero ¿no crees? –preguntó el moderador del espacio de corazón que era una especie de fotocopia de The Rock reducida al 75%.

 -Ese tipo seguro que va con ella por su dinero. Como Mariana cuando iba detrás del Marqués de Gruñón.

 -¿Por qué crees que eso no es amor? –preguntó el moderador intentando que sus dientes luciesen tan blancos como oscuro lucia su bronceado-. La condesa siempre ha sido muy discreta y el gordo es un desconocido. ¿Qué sabemos de ellos?

En ese momento apareció en la parte inferior un teléfono de aludidos así que arranqué de la mano de la condesa el teléfono con el que hablaba con su madre y marqué el número que aparecía en pantalla.

 -Soy el gilipollas al que hace referencia la muñeca diabólica esa que habla de los demás como si ella fuese perfecta. El que se zumba a la Condesa Fetuccini al Pesto. Bueno, no zumbamos, aun no. Lo nuestro es platónico.

Vi como la muñeca diabólica sonreía de manera burlona en mi televisor.

 -¿Te gustaría que investigará sobre tu vida y luego contase mentiras en televisión? –pregunté.

 -¡No! –dijo rápidamente el moderador- Todo fue un malentendido con un amigo y una botella de aceite corporal que cerraba mal.

 -No hablo de ti –interrumpí de inmediato- hablo de esa mujer que está sentada ahí y que se permite el lujo de decir mentiras de los demás como si ella fuese perfecta. ¿Tú te llamas periodista, bonita?

 -Tengo la carrera de periodismo –dijo ella- dos masters y el premio nacional de periodismo.

 -Ah bueno, entonces sí- contesté yo- pero aparte de eso ¿Qué derecho tienes tu a hablar mal de quienes no te caen bien? El periodismo del corazón no tiene nada que ver con el periodismo porque basáis vuestra información en suposiciones. Os pagan tan bien que tenéis que inventaros las cosas porque no hay teta para tanto mamón y si os calláis no os pagarían. ¿Y vosotros os llamáis periodistas? Puede que no esté aun enamorado de la condesa Fetuccini al Pesto pero la quiero más de lo que tú querrás nunca a nadie.

El moderador se puso en pie y comenzó a aplaudir.

Y diciendo esto colgué el teléfono, apagué el televisor, le di un beso en la mejilla a la Condesa Fetuccini al Pesto y volví a mi casa para continuar con mi vida lejos de toda aquella mierda.

De acuerdo, no iba a ser famoso, iba a perderme muchas cosas, iba incluso a vivir una vida aburrida. Pero al menos nadie contaría mentiras sobre mí, sobre nosotros. ¿Pensais que hice una idiotez? Seguramente si. Pero en la balanza de la felicidad, perder la privacidad pesa demasiado para que ninguna otra ventaja consiga equilibrarla. Una semana más tarde recibí un sobre con franqueo de Italia y remitente de la Condesa Fetuccini al Pesto. Por desgracia nunca supe lo que decía porque, a raíz de la ruptura, había entrado yo en una profunda depresión de la que solo salí gracias a mi afición por la filatelia. Lo que había sucedido es que recorté los sellos y tiré el sobre. Quizás habría sido más inteligente hacerlo al revés, pero yo nunca he sido demasiado inteligente. Soy honesto pero no inteligente. Demasiado honesto me temo. Un completo gilipollas ahora que lo pienso, vamos.


20 may 2015

El barco del amor (The fuck boat)



¿Recuerdan ustedes aquella maravillosa serie titulada "Vacaciones en el mar"? Yo la recuerdo con infinita ternura. Recuerdo a la directora bizca (Julie), también al capitán calvo de sonrisa perenne (Capitán Merrill), recuerdo al primero de a bordo con cara de perro pachón (Gopher) y al medico papuchi con media docena de ex-mujeres (Doctor Adam), pero sobre todo recuerdo al barman que tenía los dientes tan blancos como negro tenía el cuerpo (Isaac). Una maravilla, oigan. Siempre habían conflictos amorosos pero siempre acababan todos felices (a pesar de que Julie nunca se recuperó de su estrabismo). Desde pequeño soñaba con subir a un barco de tales características, sobretodo porque las bizcas me ponen bizco (fetiches tiene la vida) y también porque de pequeños creemos que el amor vertical es el único posible. Pero los años han pasado (además de aposentarse los kilos) y a mis (muchos) más de cuarenta años nunca había conseguido subirme al barco del amor. A lo máximo que llegué fue a algún viaje de Transmediterranea a Mallorca (vía Monasterio de Piedra) donde perdí la cabeza pero no por el amor sino por un mareo de considerables proporciones que convirtió las paredes del camarote 13B en un bonito lienzo de gambas, licor, huevos revueltos y carne estofada. 

Pero todo esto cambió cuando hace tres semanas anunciaron que atracaba en Barcelona un crucero para solteros/as (o "singles", como nos llaman ahora a los que no follamos) donde prometían diversión y amor horizontal a raudales. El precio: 600 euros por seis días todo incluido. Si ese "todo incluido" incluía a su vez el fonricio, muy barato parecía. Al llegar al puerto me coloqué en una cola tras una pléyade de gordos, calvos y desdentados. Buenas noticias: la competencia iba a ser menor de la esperada. Por desgracia la calidad de la carne femenina también era menor. No voy a ser desagradable ni describir los (escasos) encantos de las féminas pero he de decir que un cirujano plástico y un carnicero se habrían frotado las manos ante tal desfile de vestales. Es lo que tenemos los singles, estamos singles por algo.

El funcionamiento era bien simple. Ibas a tu camarote, dejabas la ropa y te ponías tu pulserita de "todo incluido" o lo que es lo mismo "todo el alcohol de garrafón que te puedas beber incluido" e interactuabas con todas aquellas mujeres sin futuro (ni tampoco) pasado en el vano intento de competir por ser lo menos malo de todo el dichoso barquito. Dos horas mas tardes zarpábamos con rumbo a Roma, escala en Palma de Mallorca. Aunque bien pensado... ¿que importaba donde atrancásemos? Lo único importante era atracar mi buque en alguna mujer lo suficientemente borracha para creer que su entrepierna era un puerto. Así que, vestido con mis mejores bermudas y camiseta Imperio, me dirigí a la cubierta Promenade donde se anunciaban las actuaciones musicales del crucero. A saber: 

-Cesar, guitarra reserva de "Celtas Cortos" 
-Pepe, segundo puesto en el campeonato de Karaoke año 1997 del  Bingo Billares
-Orquesta "El telefonillo veloz", finalistas del Festival de la canción de Benidorm 1967 
-Pepe, padre de uno que se presentó a "Operación Triunfo" 
-Manuela, transformista y artista de variedades  para sordos
-Don Jose, humorista e inventor del sacacorchos ecológico
Todos estos grandiosos artistas presentados por Bobo Andersen y sus muñecas de cartón-piedra. 

Ni que decir tiene que el cartel no era de primera, pero eso era lo de menos, yo estaba allí para fornicar, no para contemplar a unos caducos intentando no caerse del escenario. Al fin y al cabo, ellos podían decir lo mismo de nosotros ¿no?

Lo siguiente fue dirigirme a la piscina donde me encontré con doscientos hombres apelotonados en una piscina de apenas cinco metros de ancho a la espera de que alguna fémina se dejase caer. Aunque lo único que se dejó caer en aquel lugar fue algún que otro fluido que hubiese hecho las delicias del CSI y el señor ese con la lamparita azul. Vamos, que aquella piscina parecía una fábrica de hormonas o una sucursal de Central Lechera Asturiana. Hombres, hombres, hombres. ¿Dónde estaban las mujeres?  Si había alguna, dudo mucho que se sumergiese con nosotros en aquel lodazal de indigesto sexo masculino. Entre todos aquellos hombres apretujados en aquel trozo de agua, entendí lo que significa el término "hacer un sandwich".


Los seis días pasaron con infinita mayor pena que ninguna gloria y he de confesar que volví a Barcelona con decenas de litros de alcohol barato en mi cuerpo pero apenas ni media sonrisa escrita en mi corazón. Supongo que éramos demasiados y estábamos todos demasiado ilusionados. Si la curiosidad mató al gato, la ilusión mata al gordo. No obstante algunos si que consiguieron su carnal objetivo. ¿Quieren saber que hombres consiguieron fornicio durante el crucero? En efecto, ellas fornicaron con los camareros, con los animadores y con los profesores de aerobic.

La moraleja sobre los encuentros de "singles" es que sigue siendo mas barato ir a un club de carretera. Y aunque no sea más barato siempre será más efectivo. Otra moraleja es que frente a una piscina llena de gordos, una mujer escoge un profesor de aerobic de origen cubano. Menuda desfachatez.


6 may 2015

Consultorio del doctor gilipollas (14)

 
Apreciado Dr. Gil. Me hablaron de usted y le traslado mi problema para ver qué puede hacerse. el mes pasado por primera ven en mis 53 años de vida me apercibí de que doblando la cintura para recoger el rollo de papel de WC que se me había caído al suelo , la punta de mi pene, erecto en ese momento, se acercaba a mi boca y de hecho llegaba a tocarla. No pude evitar besar, breve y castamente, la cosa simplemente por ver si lo que nunca me había planteado como posible era de pronto una extraña realidad. En los días a seguir, el rollo de papel higiénico se me cae cada vez que voy a hacer mis cosas al baño (de hecho voy con inusitada frecuencia) y aunque sé que eso no esta bien, no he podido comenzar a meterme en la boca el tiburón y lamerlo como un calipo. Dos semanas después, ademas de la culpabilidad  he de cargar con 3 hernias discales y ya no sé que hacer con todo esto. Gracias Firmado: Jamiroslaw Jodarozsky
Estimado amigo, en primer lugar cámbiese usted el nombre porque he intentado pronunciarlo y he perdido el sentido (además del aire). En segundo lugar, lo que usted tiene se conoce como el síndrome del "hombre con 4 costillas de más". Ha de saber usted que para tan magna practica que es el onanismo dental, le han de extirpar a usted las costillas flotantes con lo que evitaremos las hernias discales. No obstante y atendiendo al precio de la operación, resulta mas barato llamar a Francisca Montesinos (alias "Paca la fácil") que además de tarificar el amor por horas no tiene dientes. Boca de seda, oiga. Mejorando lo presente.

Querido Doctor Gilipollas, mi nombre es Lola y quisiera explicarle mi problema que no es baladí. Estoy enamorada de Jorge Javier Vázquez. ¿Que puedo hacer? Firmado: No me llames Dolores, llámame Lola.
Estimada Lola (¿ve que obediente soy?) no puedo responderla como debe porque llevo media hora intentando buscar el significado de baladí. Respecto al resto, déjese de mariconadas.
 
Querido Doctor Gilipollas. Mi novia no quiere que aparque mi autobús del amor en ella hasta que nos casemos. Le he sugerido que puede sacarle lustre a mi balloneta o ensalivar el pistón atascado pero no hay manera. Firmado: Manolo.
Querido Manolo ¿acaso no puede hablar usted sin metáforas propias de las películas de Esteso-Pajares? A las cosas hay que llamarlas por su nombre y a su mujer tiene usted que trajinarsela por la mañana, tarde y noche porque si no puede darse la terrible tragedia que descubra usted la noche de autos que su ya esposa es tan ardiente como un kilo de lubina congelada. Si quiere puedo hacer yo la exploración por usted.

Apreciado doctor, últimamente con los hombres me pasa que no puedo hacer el amor con ellos sin estar enamorada. El problema es que soy ninfómana y esto me causa un gran inconveniente porque en los últimos dos años me he casado media docena de veces. ¿Que puedo hacer? Firmado: Ester.
Apreciada Ester, ser ninfómana y enamoradiza es la peor combinación que existe después de ser registrador de la propiedad y presidente del gobierno. Lo que le recomiendo son duchas vaginales y que deje usted de leer novelas de amor. Juntar amor horizontal con amor vertical siempre ha sido, es y será un error. Por cierto... ¿quedamos para tomar un café?
 
Señor gili. Mi nombre es Luisa y mi problema es que tengo 19 años y un cuerpo de infarto pero solo me atraen sexualmente los ancianos (mayores de 70 años) . El problema tambien es que mi cuerpo de infarto ha causado ya cinco idem a cinco ancianos. O sea, o a mis amantes no se les levanta o si se toman viagra acaban muriendo de un infarto en pleno acto.
Querida Luisa su vida sexual es un deporte de riesgo, de eso no cabe duda. Le recomiendo que cambie los ancianos por los gordos, calvos y con gafas. Encantado, mi nombre es Fernando Gilipollas, para servirla (y ha de saber que aunque tengo un pene pequeño, mi corazón es grande y resistente).



3 may 2015

The Speed Dating Experience





¿Alguien sabe lo que es el speed dating? Yo hasta anoche no lo sabía y créanme cuando hoy puedo asegurar, sin duda alguna, que el ser humano es el animal más tonto que puebla el planeta tierra después del caracol. ¿A quién se le ocurre inventar un reloj con solo veinticuatro horas? Nuestra cotidianeidad apenas nos deja tiempo para nada, los días deberían tener treinta horas y las semanas nueve días para adecuarnos a esta vertiginosa vida que nos ha tocado vivir, llena de cosas que hacer y responsabilidades que cumplir. Poca gente tiene tiempo ya para conocer a otra gente en la búsqueda del amor vertical y horizontal. Los seres humanos no quieren invertir un tiempo en otros seres humanos porque son conscientes que, inevitablemente, todo acaba en nada. ¿A cuántas personas han conocido ustedes a través de Internet?  Yo a miles. ¿Con cuantas personas han conseguido ustedes esa verticalidad y/o horizontalidad? Yo solamente con un camionero de Soria (y de eso no prefiero no hablar porque se trata de un doloroso recuerdo... en todos los sentidos).

Es por eso que, de los creadores de la vaporetta y los pines con luces, llega ahora el “speed dating” que no es más que “no voy a perder el tiempo dándole conversación a este cateto”. Llegas a un local lleno de hombres y mujeres y hablas con todos/as por turnos y con un tiempo marcado lo cual significa que conoces a muchas mujeres en poco tiempo. ¿Eso es bueno? Para tipos como yo sí y no. Porque cuando me juzgan a primera vista me rechazan pero cuando me conocen bien, me insultan y me escupen. Puesto a ser rechazado mejor que sea algo rápido. ¿Quién dijo miedo? Escogí un speed dating donde las citas tenían una duración de tres minutos y el número de mujeres que podías conocer era de quince. Cuarentaicinco minutos de pura incertidumbre. El local era un bar de esos de franquicias americanas que sirven hamburguesas a precio de oro y tienen discos y guitarras colgados de las paredes (no puedo decir “Hard Rock Café” por un tema de royalties). El grupo de hombres era variopinto, es decir, varios gordos con pinta de no haberse duchado en una semana. Las mujeres tampoco estaban mejor pero al menos el maquillaje evitaba que alguien se confundiese y las echase a un container de reciclaje.

Reproduciré solo las conversaciones mas destacadas que sucedieron anoche en el susodicho speed dating.

Mujer 3
 -Eres muy feo –dijo ella.
 -¿Entonces de fornicar nada?
 -¡Siguiente!

Mujer 5
 -Creo que te conozco del barrio –comienza ella- ¿siempre por los bares, no?
 -Es que soy representante de bebidas no alcohólicas.
 -Resulta curioso porque siempre te he visto borracho.
 -Es que soy intolerante a la lactosa y el cortado al que me invitan me sienta mal…

Mujer 9
 -¿Me estas mirando las tetas?
 -¡Pues claro!

Mujer 10
 -¿Qué opinas del matrimonio?
 -Que solo sirve por la noche de bodas.
 -¿No crees en el sagrado matrimonio?
 -Si vas a dar misa saca el vino sacramental al menos y nos echamos unos tragos.

Mujer 12
 -¿De qué trabajas? –preguntó ella.
 -Estoy desempleado.
 -¿Qué tipo de trabajo buscas?
 -No busco trabajo.
 -¿Por qué no?
 -Porque es muy cansado y me tiro pedos a todas horas. No me juzgues, es algo involuntario.

Mujer 15
 -¿Cómo te va, guapo? –preguntó ella con voz sospechosamente profunda
 -Oye… pero si tu eres un tío.
 -Que no, cariño, que soy muy mujer.
 -Pues te pareces mucho a “Paca la morcilla”, un travesti del barrio. Pero no es eso lo que te ha delatado.
 -De acuerdo, no he conseguido engañar ni a uno solo de estos idiotas.¿En qué te has dado cuenta?
 -Se te ve la morcilla bajo esa minifalda.


Y esta es toda mi experiencia en el speed dating. ¿Conseguí algo? Si, desde luego. Perdí veinte euros y también perdí quince mujeres con las que conseguir sexo. Bueno, catorce, “Paca la morcilla” no cuenta (y eso que era la única con la que hubiese podido conseguir amor horizontal, aunque fuese tarificado. 

¿Es recomendable el speed dating? Mi respuesta es la de siempre, si son ustedes como George Clooney posiblemente sea recomendable, aunque bien pensado, si fuesen ustedes como George Clooney para que querrían ir a un speed dating? 

Una paja a tiempo, es mejor que cualquier otra cosa y siempre la tenemos al alcance de nuestra mano.