Dicen que se ha de luchar por lo que uno quiere, un concepto realmente bello
para películas de gladiadores o para canciones que hablan sobre un amor que en
realidad no existe. Una idea realmente animosa
para aquellos que defienden sus ideales quemando contenedores o insultando a
quienes no hacen lo que ellos quieren. ¿Luchar para qué? Siempre perdí lo cual me lleva al convencimiento de que gastar energías en la lucha no es algo realmente inteligente. Mi poderosa imaginación
me hace creer que soy un semental que se rifan las mujeres más interesantes del
planeta, la misma imaginación que me obliga a creer en que todo se soluciona
por sí solo. Ya saben, esas tonterías que siempre defiendo sobre la justicia poética. ¿Pero... luchar? Luchar es cansado, te enfrentas a tus vecinos y sudas. Los ricos continuaran siendo ricos y las mujeres
interesantes siempre seguirán marchándose a los brazos de otros hombres. ¿Luchar? Los gordos poco agraciados somos
conformistas de nacimiento, es la única manera que conocemos para evitar
darle a la lavadora que es el cerebro y acabar lanzándonos de un octavo piso sin paracaídas. Alégrense de nuestro conformismo,
imaginen un mundo lleno de desafortunados gordos tirándose por las ventanas. Cientos
de flacos falleciendo bajo el peso del desengaño, literalmente.
¿Luchar por lo que uno quiere? Si quiero una cerveza voy a un bar y la
pido, no necesito luchar con un camarero. Y si quiero amor voy al club “El
conejito feliz”. ¿Para qué luchar por la felicidad cuando se puede comprar la
felicidad? Miren los banqueros… que felices y sanos se les ve a todos. Imagino
que han salido ustedes a quemar containers a la calle porque sienten envidia de
la felicidad de banqueros y empresarios ¿no? Yo también pero el humo del plástico quemado apesta. Por eso os digo que cuando alguien les diga “Je t’aime” o cuando un político
les prometa lo que sea para que le voten, o cuando alguien diga que les protegerá
de banqueros y empresarios. Todos y cada uno de ellos está mintiendo. Y luchar
contra eso es muy cansado. Y se suda. Y sudar es tan poco glamouroso…