Entiendo que el título y la
imagen que acompaña este post pueda parecer extraño. O quizás todo lo contrario y
les parezca demasiado cercano. Pero puedo asegurar que esta historia inventada
tiene más de verdad que la historia de verdad que otros se han inventado para
ustedes. De acuerdo, puede todo parecer algo indescifrable pero como dijo Federico García Lorca "La creación poética es un misterio indescifrable", que no aclara nada pero mola meter una cita a Lorca bajo una foto así.
Hace una semana me la encontré en
un bar del barrio. Sentada tras una mesa, fingiendo que leía un libro
aunque el libro estaba del revés y además era un catalogo de IKEA. El viejo
truco para atraer hombres inteligentes como yo. Me aproximé a ella contoneando mis caderas de 140 cms de contorno en la esperanza de dejar de ser uno de los
pocos hombres que Letizia no se había pasado por el arco del triunfo.
-¿Cómo estás Letizia? –dije poniendo una
cerveza frente a ella.
Letizia cogió la cerveza y se la
bebió de un solo trago, después hizo lo mismo con las siguientes seis cervezas hasta que se decidió por saludarme.
-Hola gilipollas, aquí estoy buscando un
marido a quien entregar mi preciosa virginidad.
-Perdona Letizia, no me gustaría parecer
grosero y menos aun en las primeras palabras que intercambiamos, pero creo que olvidas que te has pasado por la piedra a medio barrio mientras el otro medio
hacía cola. Me temo que tu virginidad está más allá de la órbita del planeta más
lejano que existe. Incluso puede que un poco más allá.
-Ahí es donde te equivocas, vuelvo a ser
virgen.
-Y yo una pastorcilla. Venga
Letizia…
-En serio… me han hecho una pavoplastia.
-¿Eso qué es?
-Te reconstruyen el himen.
-¿Qué es el himen?
-¿Alguna vez te contaron lo del polen y las
abejas?
-Te estaba tomando el pelo Letizia, se
perfectamente lo que es un himen. He visto cientos de ellos en películas porno.
¿Cómo te lo reconstruyeron?
-Bueno, fue por casualidad, fui al médico
porque me salió un orzuelo infectado, me tenían que hacer una pequeña
intervención así que aproveché que estaba en el oftalmólogo y me hicieron una
pavoplastia.
-Disculpa mi ignorancia, nueva virgen… ¿pero
el ojo y el himen no están demasiado separados?
-Depende de donde tengas la cabeza, gilipollas
–dijo ella guiñándome un ojo.
De repente, la más ligera del
barrio era una nueva virgen dispuesta a conservar aquello firmemente sellado
hasta encontrar marido. Maldita suerte la mía. Para una vez que conseguía
hablar con ella y era en esas condiciones. Por cierto, deben saber ustedes que
en el barrio me llaman el 2% porque pertenezco ese porcentaje de hombres
heterosexuales con los que Letizia nunca había yacido.Ni iba a conseguir yacer a la vista de lo que acababa de escuchar.
-¿Y ya tienes marido que te desflore? -pregunté mientras ingeríamos nuestra séptima cerveza.
-Aun no –contestó ella- estoy aguardando para
entregar mi preciada flor a una persona en concreto de la que estoy enamorada. Se llama
Alberto De los Ríos, lo conocerás porque es el presidente de ese partido político
que se llama “Pobladores”.
-¿Y el sabe que le vas a entregar tu flor?
-Mi querido gilipollas, las armas de mujer
hacen que cualquier hombre se convierta en potencial y hábil jardinero. No lo sabe aun pero no podrá negarse.
Y diciendo esto se levantó y se
marchó del bar meneando su trasero como quien bate un Cola-Cao y pretende
asesinar cualquier grumo que quede. Como una auténtica Z, vamos.
¿Creen ustedes que esta historia
es inventada? Puede que lo sea, mis queridos lectores, pero entonces eso
demostraría que ustedes no son consumidores de la prensa del corazón y que yo soy un personaje de ficción.