El deporte es para gilipollas

Hay quien asegura que el deporte dignifica. Pues dignificará al señor ese con delantal de trapo que vende zapatillas porque yo lo único que hago es sudar como un gorrino y conseguir unas agujetas del catorce. Seamos serios ¿acaso nacimos para correr, para levantar pesas o para pegarle patadas a un balón? Llevamos siglos perfeccionando complejas maquinarias capaces de levantar un edificio y llevarlo al otro lado de la ciudad y entonces viene el tonto de turno y dice “voy a levantar esos cinco kilos quince veces en repeticiones de tres”. Una bofetada con la mano abierta en tres repeticiones te iba pegar yo a ti, so zopenco. ¿Y qué me dicen de lo de ir a correr? ¿Para eso inventamos los coches o las motos o el metro lleno de tipos sudados y dormidos? Correr es de débiles, ya lo avanzo para que salgan del engaño. Correr es darle la espalda a la tecnología que hemos conseguido perfeccionar. Las oficinas de patentes nacieron para hacer la vida más fácil y en vez de eso nos machacamos obviando todo eso y volvemos a comportarnos como los hombres (y las mujeres) de las cavernas. ¿Por qué diablos lo hacen? Ah… que hacen deporte para adelgazar. ¿Y no sería mejor dejar de comer? Es más rápido y no sudas. Ah… que hacen deporte para estar más sanos. Pues yo las veces que he ido a hacer deporte he estado al borde del colapso multifuncional. Ah… que hacen deporte porque se liga en los gimnasios. Bueno, ahí ya no me meto. Las causas nobles han de ser respetadas. Pero entonces les diría a los que defienden que el deporte es divertido que hagan vestuarios mixtos con cuarto oscuro en los gimnasios. Eso sí que sería realmente divertido y además no haría falta ni salir del vestuario para hacer gimnasia. Porque sepan ustedes que hacer el amor es el único deporte de la gente con dos dedos de frente. O de la gente con una esposa. O de la gente con 100 euros en el bolsillo.

Un tipo me dijo una vez que cada mañana hacía 300 abdominales en ayunas. Le pregunté porque  lo hacía y me contestó que para sentirse bien. ¿300 abdominales en ayunas? Te sientes bien rascándote el culo y bajando al bar a comer un bocadillo de tortilla de patatas acompañándolo con dos cervezas y un carajillo de anís. Hacer deporte no dignifica, eso ya lo tenemos claro, tampoco sienta bien, no es sano y además es caro. ¿Han entrado ustedes alguna vez a alguna tienda de deportes? Yo quiero unas zapatillas para correr, no para ganar un anillo de oro de la NBA. ¿Y qué me dicen de las camisetas? Una vez me tiré dos semanas en el Decathlon intentando adivinar cuál sería la mejor camiseta para mí y acabé comprando unos tapones para los oídos porque eran baratos, porque no quería salir sin compra y porque mis vecinos no entienden que hacer el amor, aunque sea deporte, es un acto íntimo y silencioso.

Y no les digo ya los deportes colectivos. O sea, que quedamos con los amigos para hacer un poco de deporte los miércoles por la noche y lo único que conseguimos es dejarnos el hígado en el campo y pegarnos patadas los unos a los otros en busca de un balón que nunca para quieto. El futbol-sala igual que el Squash lo inventó alguien con poco espacio en casa y mucha mala leche. De acuerdo que si hay menos campo corres menos. ¿Pero es necesario ir de un lado a otro y acabar en casa con el tobillo hinchado bebiendo una cerveza y maldiciendo a tu amigo de toda la vida? ¿Eso es deporte? Ah, que juntarse los amigotes una vez a la semana es un acto de confraternización. Pues háganlo en el club de carretera y añadan a esa fraternidad unas cuantas amigas rusas de beso fácil y amor tarificado. Y eso, de nuevo, acaba en un ejercicio horizontal… o vertical si les pilla la mujer y tienen que salir corriendo.

Desengáñense, el deporte es un invento del diablo para que la gente muera haciendo algo inaceptable y tener las calderas llenas de socios del Decathlon. No hay más.