El juego de las apariencias

Aparentar ser lo que no somos para acercarnos a nuestros congéneres de opuesto sexo, aunque parezca un contrasentido, es la mejor vía. Aparentar, esa maravillosa rama de la ciencia de la mentira que se basa en la formula de "yo no miento, eres tu quien me juzga de manera equivocada". Si ustedes son homosexuales entonces háganse pasar por heterosexuales para conseguir acercarse a otros homosexuales. Y lo mismo al revés si es que alguien fue capaz de comprender la frase anterior. Y es en este juego de falsas apariencias y complejas sexualidades que se preguntarán usted ¿por que funciona? Gracias al mas simple de los principios de la simpatía parcial cerebral endogámica lateral aplicada al subyugamiento del cortex monogamico oblicuo. O lo que es lo mismo: la mentira. A los ojos de los demás somos simples símbolos de lo que imaginan que somos. Dicen los puros de corazón que si nosotros no decimos nuestra verdad nadie la dirá. Eso es muy bonito si viviésemos todos en el mundo de los teletubbies y fuésemos al trabajo montados en caballos alados de azúcar. Eso si tuviésemos trabajo, porque en el mundo ideal todos seríamos Rodrigo Rato y nadie trabajaría. Pero el mundo ideal solo sucede en la irrealidad. Por eso debemos mentir para conseguir ser mejores depredadores que quienes nos rodean. Dentro de cada hombre hay una mujer y dentro de cada mujer hay un hombre. Lo único que tenemos que hace es encontrar donde se esconde esa personita, sacarla a la luz, hacernos pasar por el mejor amigo gay de la vecina buenorra del primero primera y adelante... No importa el engaño que origina la experiencia si la experiencia finaliza en fornicio. Créanme amigos y amigas, en el juego del amor no hay reglas, en el del fornicio además de no haber reglas hay sudor y jadeos. ¿Quién dijo que la guerra era algo limpio?

En una ocasión me hice pasar por gay para ligarme a una compañera de trabajo y lo único que conseguí fue que ellos creyeran que soy maricón y que ellas creyesen que soy un mentiroso. No se equivocaban demasiado, sobre todo las segundas. Aun lo siguen creyendo. Para crearse un personaje primero hay que estudiar sobre él, como hacen los grandes actores, y los gays tienen su propio olor, su propia ropa, su propia manera de comportarse y sus propios diminutos perritos. Y las mujeres son expertas en detectar eso. Así que si te vistes con un polo de color rosa e intentas coger de la cintura a una mujer con evidente afán carnívoro, la mujer te alejará de un empujón mientras los hombres te etiquetan de “maricón del polo rosa”. Si quieren ustedes hacerse pasar por gays para ligar con mujeres la mejor manera es convertirse en gays realmente. Aunque sea un contrasentido.

¿Y por que funciona lo de fingir ser homosexual para acercarte a las personas del sexo contrario? Por la confianza claro. Vivimos en una sociedad en que desconfiamos de cualquier acercamiento del tipo que sea porque desconfiamos de las intenciones del contrario. En esta vida la gente se acerca a nosotros en busca de sexo o dinero y como el dinero forma parte del pasado, lo que queda es que en tiempos de crisis el sexo es el motor de nuestra ambición. Porque fingir que eres banquero no atraerá dinero a tu cuenta corriente. Desconfiamos de hasta quien nos quiere regalar algo de manera desinteresada. No estamos acostumbrados a abrir nuestra confianza a nadie así que imaginen ustedes abrir otras partes de nuestra anatomía...

Mi recomendación es que si quieren ustedes hacerse pasar por hombres homosexuales vistan como Cristiano Ronaldo y vean “Sálvame” mientras que si quieren hacerse pasar por mujeres lesbianas vistan como Mariano Rajoy y vean cualquier programa de Intereconomia. El resto solo consiste en acercarnos a nuestra presa, ganarnos su confianza, fornicar con ellos/as y a la mañana siguiente decir de la manera mas convincente “¡me has curado!”.