Los sombreros no están hechos
para los hombres y tampoco para todas las mujeres. Es más, se ha de tener una
privilegiada testa para poder lucir con orgullo un sombrero, seamos del género
que seamos. Dicen que lucir sombrero es de hombres de dudosa sexualidad pero yo
opino todo lo contrario, porque hay que ser muy hombre para vestirse con complementos
de mujer. En el edificio donde trabajo hay un centro comercial donde un tipo
vende sombreros. El pobre desgraciado empezó vendiendo sombreros de moderno, de esos de Frank
Sinatra con estampados escoceses, luego se pusieron de moda las boinas guais
que no dejan de ser boinas de viejo por las que pagas cinco veces más de las
que pagaría tu viejo. Ahora vende todo tipo de modelos, en especial gorras con visera para romperte las piernas de
manera elegante mientras haces piruetas en monopatín. Y ni un solo puñetero día
he visto a nadie comprar ni un solo sombrero en esa diminuta tienda. Cada día
paso por delante del melancólico encargado del penoso comercio y cada día el
muchacho intenta que me pruebe una gorra. Y cada puñetero día de cada puñetera
semana de cada puñetero mes, el sombrero que escoge para mi cae de manera tan adecuada
como Belén Esteban en un congreso de físicos moleculares. La cabeza del hombre
no se hizo para llevar sombreros y solo unas pocas mujeres tienen cabeza para
lucirlos. Literalmente. Y yo no soy mujer (al menos hasta que consiga todo el dinero para la operación).
El otro día, en un restaurante de
diseño de esos donde los cubiertos vienen con manual de instrucciones, vi a un
moderno comiendo con un sombrero estampado. El tipo iba mal afeitado, llevada
una camiseta descolorida y su pantalón tenía más rotos que los presupuestos
del estado. Calzaba unas deportivas y no tenía más complementos que unas gafas
de pasta negra. Y a pesar de ir como un pordiosero estaba cenando en un restaurante
sin que un tipo de dos metros lo lanzase contra el asfalto del callejón
trasero. Porque la ropa que llevaba aquel tipo costaba más dinero que invitar a
cenar a Falete.
La evolución darwiniana nos ha llevado a vestir
como pordioseros a precio de oro. Y todo
eso para que los sombreros nos queden tan bien como si nos hubiese caído una
maceta en la cabeza. Somos tan modernos… yo no, claro. Yo
sigo fiel a mi vieja camiseta Abanderado modelo Imperio de 1882, fiel a mis
sandalias de rejilla con calcetines grises de tergal, fiel a mis pantalones
cortos de colores y fiel a mi inseparable mariconera de polipiel. Ah, y a veces
llevo una gorra, una de esas que regalan los talleres mecánicos. “Rectificados Martínez”,
reza mi gorra. Pero es una gorra, no un sombrero. Y no me costó dinero.
Si se pretende lucir un sombrero con dignidad, lo mejor es no comprarse ningún sombrero. Ese es mi sabio consejo de hoy.
Amigo, debería probar el caso de bombero. Esto mejoraría su vida sexual, siempre y cuando apague la luz claro.
ResponderEliminarPerdón, casco, aunque caso tambien servirá.
EliminarNunca me acerco a nada que suene a bombero. Me asustan las mangueras ajenas.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Nuestra cabeza o testuz
ResponderEliminarfue hecha para ser peinada
pensar, y estar bien tapada,
mas no cual un avestruz,
sino un sombrero elegante
bien de cuero, fieltro o de ante.
No ha de llevallo cualquiera
sino alguien con verdadero
aspecto de caballero
que al buen gusto nunca hiera,
que cubrir con qué pensamos
seña es que importancia damos.
Ya echaba de menos sus canciones demodé, mi querido Carlos.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Perdone, pero no son de modé, son del Barroco, un amigo mío.
EliminarSaludos.
No entiendo por qué se dejó de llevar sombrero, el que salía a la calle sin él o sin boina era menos que un mendigo.
ResponderEliminarTodo vuelve, ahora en cabeza de modernos.
Saludos, querido.
Espero que todo vuelva, en efecto. Porque tengo mucha ropa guardada de los 80s...
EliminarSaludos querida
Pues a mí me gustan los sombreros, pero no me suelo atrever a llevarlos. En verano son muy útiles, por el calor; y en invierno también, por el frío. Pero para esto último yo suelo llevar gorros, que los puedes guardar en el bolso o en el bolsillo del abrigo, pero un sombrero... cuando te lo quitas qué haces con él? demasiado complicado. En cualquier caso, admiro a la gente que los lleva.
ResponderEliminarQuerida Sonia, yo tambien admiro a las mujeres que se ponen el sombrero, pero sobretodo admiro a las mujeres que se quitan el sombrero.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
A mi los sombreros me quedan preciosos. Por ahí se lo demostraré con alguna fotito en mi blog :)
ResponderEliminarCabeza de sombrero.
A ver si es verdad que tiene usted cabeza de sombrero. Yo tengo cuerpo de botijo.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Para disimular la caida del pelo por ejemplo.
ResponderEliminarFelicidades por el blog.
Estimado Sisco. Yo soy tan calvo que debería llevar dos sombreros para ocultarlo.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
No, querido Fernando, hasta aquí podiamos llegar... Sandalias de rejilla con calcetines??? Camiseta Abanderado??? Comprenderá que es urgente que lo lleve de compras :P
ResponderEliminarUn beso :-)))
Querida Lili... usted puede llevarme donde desee, incluso al mismísimo infierno.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Tengo yo una visera de Pinturas Doh... que me queda que ni pintada. Pero tengo sombreros y a veces me atrevo a ponérmelos, pocas.
ResponderEliminarYo quiero una de esas. Ofrezco mi desafortunado cuerpo a cambio.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Como veo que el casco de bombero no le ha convencido, ¿que tal un gorro de castor?
ResponderEliminarTiene ciertos inconvenientes en verano, pero le dará un aire aventurero que enloquecerá las féminas, y puesto que no tiene usted pelo que le proteja de los peligros del sol tambien tiene un uso preventivo.
No estoy de acuerdo con quien dijo que el sombrero no está hecho para hombres, para mí el sombrero es un accesório más masculino que femenino. Por que usted no usas bandanas.
ResponderEliminarEstimada amor, pues yo no estoy de acuerdo a que usted no esté de acuerdo a lo que yo estoy de acuerdo.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
A mi los sombreros me gusta para quitármelos o en última instancia para llevar sólo el sombrero como Sabrina en la novela de Kundera. Eso si q era tener clase ;P
ResponderEliminarQuerida Gata. Póngase el sombrero que yo se lo quito. Será un (nada casto) placer.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Señor Gili, tras múltiples ocupaciones varias retomo su blog, me gusta la firma, elegante como usted si se cubriera la cabeza con un sombrero, venga póngaselo, por el Caribe salió una maléfica canción que se llamaba "Ponte el sombrero" menuda metáfora vaya por Dios, así que ya sabe...
ResponderEliminarY a mi boinas y pamelas me quedan divinas de la muerte, cuando se cambie de sexo lo asesoro en su uso,
Besos de coco,
desde las alturas
Queridisima CaroNu. Eso no tiene mérito, a usted TODO le queda bien, a mi TODO me queda mal.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
He de reconocer que a mí me encantan los sombreros (dicen que no me quedan mal), sobre todo las boinitas en invierno, que me dan un aire afrancesado de lo más chic. Aun así, coincido con usted en que no todas las cabezas están hechas para llevar sombrero ni todos los sombreros están hechos para cualquier cabeza. Con respecto a lo de vestir como un pordiosero, eso sí que me indigna. En la vida pienso pagar trescientos euros por unos vaqueros que den la sensación que acabo de sacar del mercadillo benéfico de la parroquia. Saludos cordiales.
ResponderEliminar