¿Sabían ustedes que la catedral donde más se fornica es en los gimnasios? También en los clubs de intercambio
aunque en los clubs de intercambio todo sucede en ese lugar físico
mientras que en los gimnasios el sexo sucede físicamente antes o después de
acudir al local. Pero este texto no va
sobre los clubs de intercambio sino sobre los gimnasios. Si quieren saber más
de clubs de intercambio me preguntan por correo, prometo ser discreto y hacerme
pasar por sus cornudos maridos.
Para quien suscribe, un gimnasio
resulta un hábitat tan natural como un congreso de neurociencia para Belén
Esteban. Los gimnasios cuestan dinero, te cansas, sudas y todo huele muy intenso. Si quieren todo eso vayan a un club de carretera. Los gimnasios son un error del ser humano como
Telecinco, el tofu o el yoga. Pero ahí están y ahí acudimos a diario a ser
torturados sin el menos respeto por nosotros mismos. Que ustedes hagan el imbecil es algo que no me preocupa. ¿Pero y yo...? ¿Por qué diablos acudí a un gimnasio
cuando tengo tarjeta VIP de todos los clubs de carretera en 50 kilómetros a la
redonda? Bueno, mi vecina es profesora de aerobic y ya saben que sucede cuando día
tras día ves unas diminutas braguitas colgadas en el tendedor frente a tu
ventana (y las robas... y las hueles como si fuesen oxigeno enriquecido... y las
devuelves). La obsesión es lo que mueve el mundo. ¿Qué habría sido de la
pintura sin la obsesión de Van Gogh? ¿O que habría sido de la cocina sin la
obsesión de Ferran Adria? ¿Qué habría sido de la literatura sin la obsesión de
Hemingway? ¿O que habría sido de la inteligencia sin la obsesión de Rafa Mora?
El aerobic consiste en enfundarse en
mallas e imitar los movimientos de una profesora al ritmo de una música que
haría sangrar los oídos al mismísimo Bethoveen. ¿De qué sirve esto? Se supone
que te pone en forma y es un buen ejercicio cardiovascular aunque lo segundo
lo dudo porque transcurridos 30 segundos de mi primera clase de aerobic acabé
en el hospital donde tuvieron que hacerme un triple bypass coronario.
Pero las obsesiones no entienden
de ataques al corazón así que tres meses después y con un corazón reforzado
volví a la clase de aerobic de mi vecina. Las clases de aerobic están siempre
llenas de mujeres y algún que otro hombre de dudosa sexualidad. Pero eso es lo
de menos porque mi objetivo era mi vecina. Las gordas y el maricón eran objetivos secundarios.
La segunda clase de aerobic fue
mejor que la primera, al menos aguanté dos minutos antes de caer al suelo
sufriendo miles de calambres y un ataque de tos que me llevó a perder el
conocimiento. La buena noticia es que, cuando abrí los ojos, mi vecina
sostenía mi mano mientras me observaba preocupada.
Conseguí una cita con ella,
aunque fuese una cita en una camilla del centro de salud más próximo al
gimnasio pero era una cita y ella aun iba enfundada en unas mallas que se
ceñían a su cuerpo como una segunda piel.
-Te amo –dije sin poder evitarlo.
-Estás confuso, tienes que descansar.
-Yo era quien robaba tus braguitas y luego las
dejaba en tu buzón. Debes saberlo, soy un hombre sincero y creo que la sinceridad es la única manera de comenzar una relación de sentimiento...
Entonces mi vecina me propinó una nueva
bofetada que me devolvió a la inconsciencia. Para que luego hablen de que el
aerobic es sano.
Ahora, cuando me ve en el
rellano, escupe a mis pies mientras se santigua y lanza una maldición gitana.
¿Lo peor de todo? Ya no cuelga sus braquitas en el tendedero.
El aerobic lo carga el diablo, definitivamente.
¿Por qué no se fija en la charcutera del barrio? Seguro que le va a reportar más satisfacciones... Cordiales saludos.
ResponderEliminarQuerida mia, me fijo en la charcutera de mi barrio, el problema es que ella no se fija en mi.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Mi querido Señor Fernando,
ResponderEliminarTengo dos cosas importantes que decirle,
La primera, nunca son sólo dos cosas. La segunda, no tengo nada.
Le sigo leyendo en forma. Cuídese,
Suyo, Z+
Yo en cambio solo tengo una cosa que decir, el problema es que no me acuerdo.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Jajajaja, sanas carcajadas para acabar este domingo otoñal. No tiene remedio, Fernando.
ResponderEliminarSaludos.
Me alegra hacerla reír, querida...
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Oxígeno en braguitas. Que obsesiones las suyas.... :)
ResponderEliminar¿Que es un hombre sin obsesiones?
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Nene, muy bueno. Cómo me has hecho reír y en los tiempos que corren ya sabes que eso lo valoro mucho. Ahora un detallito: el aerobic hace años que no se practica, la próxima vez te vas a Zumba.
ResponderEliminarMi adorada Susana.
EliminarSería un placer acudir con usted a algo que tiene por nombre "Zumba" aunque solo sea por poder decir "¿Zumbamos juntos?"
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Yo a su gym no voy que pasan cosas muy raras... se agradece la invitación... ¿podemos cambiarla por un nude gin tonic?
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
OMG! UFF! MMM! BUFFF! GÑÑÑ! UIIIII!
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas