El otro día cometí el grave error
de ir al cine a ver una película que no era porno, creo que la última vez que hice algo parecido sucedió en 1978 con “Superman”, tenía yo doce años y en ese
mismo momento tomé la firme decisión de no volver al cine si en la pantalla habían hombres enfundados en mallas en vez de tetas de mujer. Mi siguiente paso fueron las salas “S”, luego “X” y finalmente porno en Internet. Supongo que si “Superman” hubiese tenido tetas no sería yo un
pornoadicto. Por desgracia estrenaron “Supergirl” seis años mas tarde cuando yo había abandonado las salas convencionales. A lo que íbamos, el otro día fui al cine
porque me había tocado una entrada en un concurso que hacen cada año entre los
usuarios de pastillas contra la disfunción eréctil. No recuerdo el titulo de la
película, era algo así como “Héctor en busca de la puñetera felicidad” o “Héctor y el secreto del unicornio” o que se
yo. La película una mierda, claro y además no habían tetas (solo algún culo de
perfil) con lo que se confirma mi teoría que el cine dejó de ser cine cuando
dejaron de proyectar en los años 60 aquellos sensacionales documentales suecos
sobre el nudismo. ¿Por qué hablo de una mierda de
película? Pues porque en ella se contaba
la historia de un tipo corriente al que su
vida le cambiaba por completo con una sola pregunta salida de su boca “¿Eres
feliz?”. Salí yo del cine adormilado y con agujetas (las butacas no están
diseñadas para gordos) mientras en mi mente solo rondaba una pregunta… ¿Soy
feliz? Supongo que la respuesta a eso es imposible porque cada persona tenemos
una medida diferente. Supongo que para el niño de una favela
brasileña, jugar en un equipo de futbol es la máxima felicidad a la que puede
aspirar mientras que para un jugador profesional de futbol, follarse a diez top
models en una noche es la máxima felicidad a la que puede aspirar.
En otro momento de la película,
un personaje adinerado se lleva al protagonista por cientos de lugares caros y
finalmente dice “¿Quién dice que el dinero no da la felicidad?” a lo que el
protagonista la vuelve a preguntar si es feliz y el adinerado no sabe que
contestar. Resumen: tenerlo todo no te hace feliz, aspirar a tenerlo si. Yo no aspiro a jugar en un equipo
profesional de fútbol pero sí que aspiro a follarme a diez top models en la misma
noche. Pero también soy consciente que nunca podré aspirar a ambas cosas. Así pues, quizás debería delimitar
mi felicidad en aquello a lo que si puedo aspirar. Puedo aspirar a beberme diez
cervezas en el bar, puedo aspirar a que ustedes (amables lectores) me lean,
puedo aspirar a que algún día alguna mujer borracha me robe un beso en un bar del barrio chino. ¿Seré feliz con todo eso? Puede que sí, pero ahora que lo pienso, tampoco es la
máxima de mi felicidad. Solamente parecería feliz (o sería feliz a tiempo parcial). Resumen: has de ser realista en tu búsqueda de la
felicidad e ir un poco más allá. Intentémoslo: yo sería feliz
conduciendo un deportivo por la costa junto a una despampanante rubia o sería
feliz en el palco privado de un estadio de fútbol bebiendo champagne francés. ¿Sería
así feliz? Supongo que si… ¿Puedo conseguirlo? Quizás, quien sabe… ¿Es ese el
ideal de felicidad que quiero? Supongo que sí, soy hombre y me han educado para
entender la felicidad en términos de sexo, dinero y poder. No entiendo de sentimientos
ni de moral ni de solidaridad. Para mí la felicidad es lo mismo que para
Bárcenas un sobre.
¿Son ustedes felices? Pero no... la pregunta
no debería ser esa… no. La pregunta debería ser: ¿Pueden ustedes ser mas felices? Tampoco. Quizás
la pregunta es tan simple como “¿Qué desean ustedes?” aunque esa pregunta la
hacen a diario los camareros en todos los restaurantes y no siempre acaban los
comensales completamente felices. De hecho, la última vez que me preguntaron
eso acabé con una gastroenteritis que me duró tres días, supongo que debería
haber desconfiado de un restaurante donde había más cucarachas que comensales. Sucede como en una discoteca a las tres de la mañana, necesitamos una buena pregunta para conseguir una buena respuesta. De acuerdo, seré pragmático. ¿Que significa la felicidad para ustedes? Este es mi reto: solo necesito una
frase a modo de respuesta y, por
favor, huyan de eso de salud, amor y tonterias evidentes. Seamos realistas y que no
parezca esto el día del sorteo del niño. Mi idea es unir todas las respuestas para hacer un nuevo texto que pueda competir con Paulo Coehlo en la búsqueda de la fórmula mágica que me haga vender libros y aflojar las bragas de la población femenina. Eso si que me haría realmente feliz.
Mi turno: Para mí la felicidad
sería saber que le hace feliz a la gente normal y buscar exactamente lo contrario.
Su turno queridos y queridas...