"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

31 ene 2012

Mozas motorizadas



¿Han visto a todas esas mujeres montadas en motos a hojarcadas tal que si estuviesen montando un simulador de toro bravo en una feria o quizás montando al propio feriante? Es imposible concentrarse al contemplar todo ese catalogo de muslos al aire o tangas asomando por encima de prietas nalgas. El vestuario femenino es incompatible con montar en moto, he dicho. Y esto es una evidencia incompatible con la seguridad vial, que no de la salubridad mental pues probado está que resulta de lo mas sano contemplar todos esos cuerpos retorciéndose encima de motocicletas y poniendo a prueba la elasticidad y tallaje de sus ropas exteriores o interiores. Una mujer decente debería siempre vestir pantalones de algodón e ir en coche con los muslos fuertemente cerrados. Eso es lo que dicta el decálogo de la mujer moderna (escrito en 1945) pero resulta que el mundo está repleto de mujeres que proclaman su indecencia a los cuatro vientos lo cual no me parece mal, es mas, estoy firmemente convencido de que el mundo iría mejor si todas las mujeres proclamasen sus indecencias a los cuatro vientos. Pero entonces volveremos de nuevo al tema de la seguridad vial. ¿Que sucede cuando un hombre en moto, coche, bicicleta o burro se coloca junto a una indecente en moto? Cierto: toda precaución desaparece y sus ojos se clavan en las carnes de las mozas motorizadas obviando señales de trafico, semáforos o peatones. Así pues queda claro que hay una regla no escrita que indica que la mayoría de accidentes, infracciones o multas son culpa de las mozas en moto. Y si es verano la "mayoría" pasa a ser la "totalidad". Propongo pues que se haga un fondo de compensación para que las mujeres en moto se hagan cargo de los gastos que conllevan los  accidentes, infracciones o multas causadas a la población masculina. Y ya ni les cuento de las mozas que caminan con breves ropajes o los anuncios de ropa interior en las paradas de autobuses.

La seguridad vial siempre será incompatible con la carnal feminidad. Por mucho que les guste a ustedes llevar semejante máquina rugiente entre las piernas, queridas mias.

He dicho.


29 ene 2012

Coches gilipollas



¿Qué coche creerían ustedes que debe conducir un completo gilipollas? Si nos atenemos a la cultura popular parece que quienes conducen caros coches deportivos son unos completos gilipollas. Pero eso no es objetividad, tan solo es envidia. ¿Un BMV o un Mercedes? Esos son los coches de los banqueros o políticos y esos son unos completos gilipollas, de eso no cabe ninguna duda. ¿Pero existen coches pensados exclusivamente para gilipollas? Bueno, yo he visto coches normales tuneados por tipos que parecían dejar el cerebro en un tarro de cristal cuando se acercaban a sus coches con grandes llantas plateadas, tubos de escape cromados o alerones imposibles. O sea, que un coche puede ser normal pero siempre vendrá un gilipollas a estropearlo con su horterez que está a años luz de cualquier criterio estético. O sea, que no hay un coche gilipollas porque si sino que somos los gilipollas quienes convertimos un hierro con ruedas en un monumento a la horterez. 

Ahora el minimalismo se ha convertido en tendencia pero tendrían que haber visto ustedes los coches de los años 60, 70 y 80 llenos de pegatinas, figuritas de perros que movían la cabeza, imanes de “papa no corras”, decenas de cintas de colores de “lucha contra el cáncer” colgados del espejo retrovisor y ceniceros llenos de colillas. Porque en efecto mis queridos niños, antes los coches llevaban ceniceros metálicos incluso para las plazas traseras. Era imposible que un coche no oliese a humo aunque tuviese doscientos ambientadores colocados estratégicamente por todo el coche. ¿Recuerdan la época de los ambientadores? Los había en spray, de cartón con forma de pino o esos que colocábamos en la salida del aire. Entonces sí que éramos realmente gilipollas, no como ahora, todo tan limpio, integrado y aséptico. A veces no sé si me subo a un coche o entro en un quirófano. ¿Imaginan el interior del coche de un cirujano? Da miedo, lo se.

He llegado a la conclusión de que ya no hay coches para gilipollas porque ahora hay que ser ingeniero nuclear para conducir un coche. Entre el ordenador de a bordo, los cientos de botones que hay en el volante, el GPS o la radio… mi coche parece más el tablero de mandos de un Boeing 747 que un coche. Y toda esa complicación nos vuelve aun más gilipollas. O sea, hacen coches para no gilipollas (léase "listos") que nos convierten en completos gilipollas (léase "completo gilipollas").

Hace poco me subí a un taxi (del que tuve que bajar corriendo por motivos económicos que no vienen al caso) el cual tenía en el salpicadero un bonito display digital donde se veía un diagrama del coche y donde varios gráficos indicaban la carga de batería, consumo de la parte eléctrica en la frenada, cuando se ponía en funcionamiento el motor de gasolina, etc. Era un hibrido, en efecto. Le pregunté al conductor si entendía todo aquello y el tipo se encogió de hombros y me contestó:

-Yo no soy el capitán Kirk tío, me limito a pisar los pedales, girar el volante y timar a los turistas, como hemos hecho toda la vida.

Cierto, hay coches tan complicados que ni en siete semanas adivinaríamos donde esconden la rueda de repuesto o como se enciende la radio, lo cual confirma que ya no hay un coche especifico para los gilipollas, ahora todos los coches nos convierten en gilipollas.

¿Ustedes que coche tienen?


23 ene 2012

Giliporno



¿Les he contado que una vez intenté ser actor porno?  Puede que no sea el más indicado para un trabajo como este pero piensen dos cosas, la primera es que gilipollas los hay  todos trabajos y la segunda es que… ¿Quién dijo que ser actor porno es un trabajo? Fornicas con mujeres hermosas, eres famoso y además te pagan por ello. Y lo mejor de todo es que te señalan por la calle como un gran “fornicador”. ¿Cualidades? Todos sabemos fornicar en mayor o menor medida. Solo hay que aprender de los maestros y eso es tan fácil como conectarse a cualquier página web donde haya porno y aunque cada maestrillo tiene su librillo, hay tantos librillos diferentes como penes diferentes. Dicen que si te propones algo puedes lograrlo aunque sea imposible. Yo me lo propuse, incluso hice un casting de esos donde te tienes que quitar la ropa delante de dos tipos y una cámara que no deja de rodar. Me caí al quitarme los calcetines y tardé en conseguir una deshonrosa erección mas de media hora, pero aquellos dos hombres supieron ver el potencial que había en mí y me citaron para una nueva prueba, esta vez con una mujer. ¿Qué podía perder? Si me salía mal al menos fornicaría con hembra viva y eso en mi cuenta como grandiosa hazaña. 

El día de la prueba estaba mas nervioso que un tertuliano de Sálvame disfrazado de Guardia Civil frente a un alijo de heroína así que fui al bar e intenté calmar mi ansia de amor horizontal con dos copas de anís. Sepan ustedes que el anís no es bueno para las relaciones carnales pues barnizan su paladar de un poderoso aliento ajeno al amoroso beso y el alcohol convierte lo que debería ser un movimiento vertical hacia el cielo en un drama que apunta a los infiernos. Pese a ello me presenté al casting de nuevo frente a aquellos dos hombres y ahora también frente a una hembra que había conocido tiempos mejores. La escena debíamos improvisarla en una especie de sofá de polipiel que nos iba a servir de escenario para la típico momento en que el repartidor que trae un paquete quiere introducir el suyo propio en el buzón de la susodicha. El imaginario del porno siempre ha basado sus historias en los equívocos y el doble sentido, temas como "aquí le traigo un paquete urgente" o "espere que saco mi herramienta" son clásicos que nunca pasará de moda. Así pues, desnudo y con una gorrita de repartidor me acerqué a la mujer e intenté hacerla mía de todas las formas posibles, fracasando siempre en todas. La decencia me impide revelar como acabó aquel episodio de sexo pero desde luego no merecerá un puesto en los anales del cine X (nunca mejor dicho). El polipiel y el sudor no es la mejor banda sonora para la sensualidad.

Y es que aquí habría finalizado mi penosa aventura en el cine porno de no ser porque seis meses mas tarde, caminando por las ramblas, encontré una revista danesa en un kiosco donde un servidor fingía fornicar con la mujer antes descrita. Armado de un orgullo herido me dirigí al consulado de Dinamarca donde una sorprendida secretaria me tradujo el texto que acompañaba las fotos de mi vergonzoso intento de ser actor porno y que venía a decir algo así como "Humor Porno: el cerdito español al ataque".

¿De que ser ríen ustedes? ¿Alguna vez han conseguido ser actores porno? Porque yo si.



21 ene 2012

Memeces




No soy persona de contestar Memes. ¿Qué es un Meme? Como su nombre indica, un meme es una memez a todas luces. O un cuestionario que se supone debe reflejar la persona que lo contesta y no deja de ser un copy/paste para gente que tiene un blog y no le apetece escribir. A lo largo de todo este tiempo me han invitado a hacerlos y siempre he declinado amablemente la invitación haciendo un círculo con dos dedos y soplando fuertemente a través de él. ¿Por qué contestar ahora un Meme? Cuando comencé este blog nos gobernaba un señor que tenía cejas de demonio y ahora nos gobierna un señor que no sabe pronunciar la letra R. Cambiemos pues. Paso a contestar un Meme al que me ha invitado amablemente mi amigo Sergio, un blogero que se define como un híbrido entre Jean Reno y Harpo Marx aunque yo diría que es más bien un híbrido entre Carmen de Mairena y Federico Gimenez Losantos.

¿Cómo te definirías a ti mismo? Gordo, sudoroso y gilipollas. Y si probablemente le preguntan a quienes me rodean dirían lo mismo. No me rodean demasiado cerca porque todos los desodorantes me abandonan. No obstante de lejos sigo siendo gordo y gilipollas.

¿Qué es para ti la amistad? Algo por lo que tengo que pagar en el club de carretera “El Conejito Feliz” el primer viernes del mes. De acuerdo, tengo una larga lista de amigos en Twitter, Facebook o blogeros… pero no conozco en persona ni a uno solo.

¿Crees en el amor vía Internet? Si crees, ¿te ha sucedido alguna vez enamorarte de alguien por este medio? No creo en el amor vía Internet porque no creo en el amor. Una vez sentí algo por una foto de Ana Kournikova jugando al tenis en el que la falda se le había subido más de lo normal, pero no creo que fuese amor, más bien era un sentimiento localizado un poco más al sur de mi corazón.

¿Qué te gusta más, el día o la noche? La siesta.

¿Para ti qué va antes, el amor o el sexo? Siempre el sexo. Antes, después, durante, delante, debajo, detrás, sobre, bajo… siempre el sexo.

¿Café con o sin leche? Mientras llevé un buen chorro de anís como si me sirven el café con leche de Yak humeante.

Qué elegirías entre dos cosas, ¿recibir un beso de alguien enamorado de ti pero a quien tú no correspondes o besar a alguien a quien quieres pero que no te corresponda? Después de dos horas intentando descrifrar la pregunta, he de confesar que elijo recibir un beso del actor que hacia McGyver. Es un viejo sueño. O sean supongo que recibir un beso de alguien a quien quiero pero no me corresponde. No es amor homosexual, es que me encanta el bricolaje y las camisas de franela.

¿Qué odias y que te atrae de una persona? De las personas odio que me atropellen con un camión y me atrae que se mueran y me dejen mil millones de euros en herencia.

¿Crees en el amor a primera vista? Creo en el amor corto de vista. Llevo gafas de culo de botella.

¿A qué tres blogueros pasarías estas preguntas? Odio especialmente esta pregunta. Es como preguntar “¿A quien quieres que peguemos un tiro, a tu padre o a tu madre?” Pues eso. Que lo conteste quien le de la gana.

Y ya puestos voy a aprovechar un pregunta del meme para preguntárselo a ustedes como parte de mi próximo texto. He escogido la pregunta mas profunda, reflexiva y posiblemente la que mas me ayude a conocerles un poco mejor:


¿Café con o sin leche?



15 ene 2012

Cambio de sábanas: frecuencias y días en la era de la información


Vamos con la díficil tarea de responder a mi pregunta de hace unos dias "¿Cada cuanto cambian las sábanas y que día de la semana?".

Se pregunta la Señorita Puri si se cambian las sábanas o no. Esta shakespeariana pregunta es la mejor manera de comenzar. A lo mejor existe gente que se limita a comprar unas nuevas cuando están sucias, como sucede con los platos o las esposas. Es mas simple y mucho mas barato cambiar cada dos años (excepto las esposas).

Otros como Luzy, BEGO, NI La Breve o Adriana (todas mujeres, curioso) dan entender que cambian las sábanas cada vez que cometen actos impuros, lo cual parece que sucede con menos asiduidad de la que debiera. Totalmente de acuerdo, sobre todo en cuanto a la frecuencia. Para solucionar eso propongo crear una ONG del estilo "sabanas sucias de fornicadores ocasionales sin fronteras". No sean escepticos, si ponen "sin fronteras" al final de cualquier frase convierte automáticamente esa frase en una ONG. No es tan complicado ¿no?

Claro que siempre hay gente que hacen de una pregunta simple toda una compleja formula estadística que nada tiene que ver con la realidad y que pretenden (inútilmente) competir en hilaridad con el que suscribe. A todos esos les digo que tengo amigos que visten camisetas sin mangas y tienen muy mala leche. Bueno, no son amigos míos pero por unos cuantos miles de euros les rompen las piernas a todos los "graciosillos" que pretendan competir conmigo en gilipollez.

La Maripili: Yo no las cambio, para eso pago a una inmigrante sin papeles que no habla mi idioma, para que haga el trabajo sucio y me cambie las sábanas. ¿Cuándo o cada cuánto? simplemente: cuando consigo encontrar el nuevo "escondite" donde la inmigrante guardó las sábanas la última vez que las cambió.

Hel·lènic: En casa depende del vecino. Pues al comunicarse la zona de tender la ropa, esperamos que cuelguen las suyas. Y como que no somos nada escrupulosos si en un mes no ponen el juego de algodón donde hay dibujos del Manga... pues no se cambian.

Volare: El cambio de sábana depende de la época del año. Veamos: en verano y sobre todo en tierras cálidas del oeste peninsular, las sábanas son algo testimonial. No se usa más que la de abajo y si me aprieta (lo de apretar no es literal, eh?). Es decir, en verano la sábana dura en la cama siglos... En invierno, el calor, las mantas, los humores, las sábanas de pelito...mire, una sábana que dure más de una semana puede dar lugar a una civilización inteligente... Los sábados...por la noche...por si acaso.

De todas formas me quedo con la explicación con la joya de la corona que es el comentario de Sara quien dice que cambia las sábanas "cuando se me han soltado por todas las esquinas del colchón y están tan revueltas que, para hacer la cama, veo que tardaré lo mismo en estirar las usadas que en poner unas nuevas; ese es el punto exacto". La hermosa simplicidad aplicada lo útil. A partir de ahora Sara es nuestra Steve Jobs de la lencería de cama. 
¿Mi respuesta? He llegado a la indiscutible verdad de que solo hay dos motivos por los que cambiamos las sábanas. El primero es porque creemos que esa noche dormiremos acompañados (de ahí la costumbre de cambiar las sábanas los viernes a mediodía) y la otra razón es porque hay tanta arenilla en ellas que nos da la impresión que nos hemos quedado dormidos en una playa. 

¿Con que frecuencia? Cualquier frecuencia es buena siempre que no sintonicen La Cope.

He dicho.