Hoy voy a hablar del yoga. Si son
ustedes lectores de este blog recordarán que en el pasado sufrí alguna desagradable
experiencia con una mujer que practicaba el yoga. En realidad todas mis
experiencias con mujeres han sido desagradables pero no todas practicaban el
yoga. Aclaración hecha, han de saber ustedes que en el yoga, como en el sexo alternativo, todo depende de la flexibilidad de uno. Vaya por delante que mi
filosofía es que cualquier tipo de ejercicio o práctica que suponga gastar más
de diez calorías, es un gasto innecesario. ¿Alguien ha visto a un perro montar
en bicicleta? ¿O a una gacela nadando con un ridículo gorro de látex en la
cabeza? ¿O a un elefante haciendo yoga? El ser humano es el único animal del
planeta tierra que resuelve sudokus, plancha la ropa y practica el yoga. Muchos
de ustedes argumentarán que eso es precisamente para diferenciarnos de los
animales, esa conocida capacidad cerebral para evolucionar y mejorar personalmente en esta
evolución. Pues vale, pero si ustedes piensa así sepan que están evolucionando
a pokemon Punset porque no veo que en los documentales de La 2 los leones que
dormitan en la sabana rodeados de moscas estén estresados ni tampoco veo que
las ranas no hayan evolucionado (atendiendo a que en el pasado eran líquenes
pegados a rocas).
Y a pesar de que sabemos que el
Yoga no es más que otra invención para diferenciarnos del resto, seguimos practicándolo.
¿Por qué? Quizás porque aunque es una de las prácticas más antiguas del mundo,
sigue siendo “cool”. Mucho mas “cool” que el aquagim o que el pilates. Pero no
por la práctica sino por quienes lo practican. Siempre me han parecido “cool”
las personas que practican yoga. ¿Imaginan ustedes a James Bond, a George Clooney
o a Sting haciendo aquagim? Yo tampoco, pero yoga sí. El yoga sigue molando pesar
de ser un atisbo del pasado. Lo único
que me molesta del yoga es ese espíritu “random” que atenta contra la
flexibilidad razonable. Cada día las posturas son diferentes, imposibles de
recordar y que me hacen sentir como un probador de gomas elásticas en una
fábrica china.
Porque, en efecto, yo practico
yoga, o al menos lo intento en el comedor de mi casa y siguiendo atentamente videos por youtube
donde esbeltas señoritas ponen a prueba la resistencia de las costuras de sus ceñidas
ropas. De momento ya he conseguido perfeccionar la asanas básicas que son “La
Montaña”, “La postura del guerrero” y la de “El perro cara arriba”. Por cierto…
¿quién escoge los nombres a las posturas del yoga? Hubiese sido mucho más
divertido llamarlas “Bebedor de cerveza”, “Vete al carajo” o “La siesta del
guerrero”. El humor tampoco es la mayor característica del yoga porque
la risa –por desgracia- rompe el necesario silencio.
El yoga es como el teletexto, un
resquicio del pasado que ha sido superado por cualquier presente y, a pesar de
ello, ahí sigue porque sus escasos seguidores son auténticos talibanes. Yo soy
uno de ellos. ¿El motivo? Aun albergo la esperanza de que la flexibilidad
perdida vuelva a mis escasamente tonificados músculos y, el día que consiga
hacer finalmente el amor, no caiga entre terribles calambres y rampas como la última vez que lo hice en 1982. Cada uno se entrena como puede,
queridos. Eso sí, intentaré tener sexo con una mujer que practique yoga pues he
llegado a la conclusión que hay que estar muy desesperado para sudar,
contraerte, moverte sensualmente y hacer todo eso sin conseguir un orgasmo.
Me parto, pero literalmente, y sin llevar a cabo ninguna de las Asanas. De acuerdo en los puñeteros nombres. En ocasiones no sé si tengo que hacer el perro mira hacia arriba o el perro mira hacia abajo. Es más, a veces no sé ni lo que hago, ahora estoy ganando una elasticidad que cuando retome lo que dejé en el 90, van a inventar una nueva Asana en mi honor. Me divierte mucho leerte.
ResponderEliminarQuerida Susana. Yo cuando no si hacer el perro que mira hacia arriba o el perro que mira hacia abajo hago el perro que sale corriendo con el rabo entre las piernas. Aunque esa es una postura que solo podemos hacer los hombres y Carmen De Mairena.
EliminarMe alegra que la divierta. Dicen que ese es el primer paso para el amor vertical. A mi también me gustan mucho sus textos aunque no lo reconoceré nunca en un "Sálvame De Luxe".
Siempre suyo
Un completo gilipollas
Jajajaja. A pesar de todo, hay que reconocer que el yoga es de las pocas disciplinas que ha sido algo más que una moda pasajera y parece que llegó para quedarse. Un besote.
ResponderEliminarQuerida Mi Álter Ego. Tampoco es malo que hayan modas pasajeras que lleguen para quedarse, el topless playero es el mejor ejemplo.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Absolutamente de acuerdo, y muerta de risa una vez más.
ResponderEliminarNo se muera de risa querida pilar... que entre las que mato de risa y las que mato de aburrimiento, comienzo a tener complejo de serial killer virtual. Gracias de todas formas.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
JAJAJAJA
ResponderEliminarBikram, mi gilipollas, Bikram. Para además de contorsionar, se desmaye usted del calor ;)
lo adoro!
Querida mia... ¿Qué diablos es el Bikram ese? Póngame dos bien frios con unas aceitunas.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas