Hay una vecina en mi barrio, en realidad hay muchas, esta en concreto es una
mujer de unos cuarenta años, como otras muchas en mi barrio. Una de esas mujeres a las que cualquier hombre querría
rodear con sus brazos pero que pocos lo consiguen. O sea una mujer de verdad, de las que no inflas los viernes por la noche ni tampoco cuelgas un desplegable en la parte de atrás de una puerta. Mujeres de verdad no hay muchas, ni en mi barrio ni en cualquier otro. Las mujeres de verdad, a diferencia de los hombres de verdad, son de verdad. A esta mujer la llevo observando en silencio desde hace más de quince años. Una mujer casada, con
hijos y marido. La familia completa paseando por supermercados, restaurantes,
droguerías y colegios. ¿Cómo entrar a una mujer así? Cuando digo entrar digo
fornicar, esta vez no hay dudas. ¿Que hay de malo en pretender fornicio con alguien que te atrae? Lo raro sería lo contrario. ¿Y como entrar en ella? Bueno, a veces el azar
te sonríe aunque no hayas hecho nada por merecerlo.
"El azar no es más que la medida de la
ignorancia del hombre".
El lunes pasado me topé con esta vecina, milagrosamente
sola, sentada en la terraza de un frankfurt fumando un cigarrillo y bebiendo
una Coca Cola. O sea, chupando y tragando: imposible resistirse. Mis genes masculinos me obligaron a tomar asiento
en la mesa contigua sin pensarlo demasiado, han de saber usted que la
indecisión siempre nos aleja de la pasión.
-Hola, dije mientras pedía mi sexta cerveza del día (no se asusten, ya eran las diez de la mañana)
-Hola –contestó ella para desviar luego la
vista al paquete de cigarrillos que guardó de inmediato en el bolso, como
avergonzada.
"Una palabra bien elegida
puede economizar no sólo cien palabras, sino cien pensamientos".
-Tiene usted unas piernas magnificas –dije sin
pensar demasiado aunque siendo fiel a la realidad.
-¿Está usted coqueteando conmigo?
-Por supuesto señorita, es usted la mujer más
hermosa que he visto en mi vida.
-Estoy casada, tengo hijos. Ya he pasado por
esto, mejor que no.
Siempre me ha divertido el escuchar como algunas mujeres casadas incluyen a sus hijos en la misma frase de rechazo como si a los folladores vividores nos importase algo que los niños (e incluso el marido) estuviesen presenciando el ejercicio físico que incluye tantos intercambios de fluidos que haría palidecer a un experto en ébola. ¿Tienes marido e hijos? Pues que se vayan al cine mientras nosotros nos montamos nuestra propia película.
Siempre me ha divertido el escuchar como algunas mujeres casadas incluyen a sus hijos en la misma frase de rechazo como si a los folladores vividores nos importase algo que los niños (e incluso el marido) estuviesen presenciando el ejercicio físico que incluye tantos intercambios de fluidos que haría palidecer a un experto en ébola. ¿Tienes marido e hijos? Pues que se vayan al cine mientras nosotros nos montamos nuestra propia película.
"El pensamiento no es más
que un relámpago en medio de una larga noche. Pero ese relámpago lo es
todo".
-Hagamos una cosa –comencé yo- somos vecinos,
nos hemos visto muchas veces por el barrio, nos conocemos aunque no nos
conozcamos. Así que no perdamos el tiempo con interminables coqueteos. Si
realmente tiene tan claro no quiere usted nada conmigo... entonces no hay problema que le proponga algo: los viernes acabo antes de trabajar, duermo
la siesta en mi casa. Si quiere, puede usted venir a dormir tan solo la siesta
conmigo. Nada sexual.
-Precisamente eso suena rotundamente
sexual.
-El viernes a las dos y media, la
espero querida.
Le di mi número de teléfono, también mi dirección y me largué corriendo de allí. La mejor manera de evitar el rechazo es huir del rechazo, dándole la espalda a la negativa. Así es como vivimos los hombres, en nuestra particular lógica, ninguna mujer nos rechaza. También porque mientras le daba mi teléfono decidí que iba a hacer un sinpa. No hay cerveza mas sabrosa que la cerveza gratis.
Le di mi número de teléfono, también mi dirección y me largué corriendo de allí. La mejor manera de evitar el rechazo es huir del rechazo, dándole la espalda a la negativa. Así es como vivimos los hombres, en nuestra particular lógica, ninguna mujer nos rechaza. También porque mientras le daba mi teléfono decidí que iba a hacer un sinpa. No hay cerveza mas sabrosa que la cerveza gratis.
"Es por la lógica que demostramos pero
por la intuición que descubrimos…”
Durante esta semana hemos intercambiado algunos mensajes jugueteando acerca de en que parte de la cama dormíamos
la siesta, si lo hacíamos vestidos o con pijamas, si roncábamos (bueno, solo
yo). Esos juegos tan agradables de jugar porque sabes que son tan solo
un juego pero mantienen un poso de imperceptible verdad. Y de esta manera llegó ayer viernes, a mediodía, yo en casa, recién duchado, las sábanas limpias y los
condones en la mesita de noche ante el convencimiento de que aquella siesta iba
a ser cualquier cosa menos:
1. f. Sueño que se toma después
de comer.
2. f. Tiempo destinado para
dormir o descansar después de comer.
3. f. Tiempo después del
mediodía, en que aprieta más el calor.
4. f. Música que en las iglesias
se cantaba o tocaba por la tarde.
De repente recibí un mensaje de
ella en mi teléfono móvil, no puedo describir la sensación que inundó mi cuerpo al leerlo pero fue lo mas parecido a cuando un burrito mejicano se atasca en el intestino grueso. El mensaje decía “Me han llamado del seguro porque a un vecino se le
está inundando la casa y parece venir de la mía. ¡Es verdad! No es excusa. No
me esperes despierto”.
"Duda de los datos hasta que
los datos no dejen lugar a dudas."
Por supuesto que la esperé, la
esperé estirado sobre mis sábanas de Winnie The Pooh con olor a jabón de Marsella. La esperé despierto, en contra de cuanto ella había sugerido. La esperé
en el convencimiento de que aquello que parecía una excusa era en realidad una
excusa. Pero no vino. Así que tres horas más tarde salí a la calle para encontrarme con un camión de bomberos y una multitud de personas que se agolpaban frente al
portal de mi vecina mientras lo que parecía un rio de agua salía de la puerta.
Un bombero me dijo que se habían reventado varias cañerías del edificio al
mismo tiempo, incluida la cañería principal. Algo, al parecer, insólito.
"Dudar de todo o creerlo todo son dos
opciones igualmente cómodas, pues tanto una como otra nos eximen de
reflexionar".
¿Insólito? Y un carajo. Aquel rio de agua era obra de Dios nuestro
señor que había enviado una inundación de proporciones bíblicas para que aquella
mujer no rompiese varios mandamientos al mismo tiempo. Nuestra siesta nunca habría conseguido sobrevivir a tal desastre.
Y digo yo, ya que Noé cogió a una pareja de cada especie, podría escogernos a mi vecina y a mi para perpetuar la especie.
Porque parece que no, parece que lo que no es, Noé.
Y digo yo, ya que Noé cogió a una pareja de cada especie, podría escogernos a mi vecina y a mi para perpetuar la especie.
Porque parece que no, parece que lo que no es, Noé.
"También sabemos qué cruel es a menudo la
verdad, y nos preguntamos si el engaño no es más consolador"
Las citas entrecomilladas en azul que
acompañan a este texto son todas de Henri Poincaré (1854 - 1912) filósofo y
matemático francés.
Fantástico, una de las historias más estremecedoras que he leído. A veces no se puede luchar contra Dios y tal y como citas hay un vínculo entre siesta y Dios 4. f. Música que en las iglesias se cantaba o tocaba por la tarde.
ResponderEliminarHubiera sido un gran pecado el fornicar teniendo ella marido en el período de siesta pero a lo mejor la suerte hubiera cambiado si hubierais quedado en otro momento del día, quién sabe. Un saludo!!
Una historia estremecedora, en efecto. Pero no pierdo la esperanza de acabar durmiendo la siesta con tan maravillosa hembra. Dios nuestro señor tiene cientos de cabrones sobre los que descargar su ira bíblica. Espero que la próxima vez escoja otro... quedan tantas siestas!
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Vaya. Para una vez que tiene usted oportunidad de echar un buen... sueñecito. A ver si después de la inundación vuelve a tener usted noticias del ama de casa. Esperemos que no haya perdido el móvil entre el agua. Cordiales saludos.
ResponderEliminarMe temo, querida, que esa agua se llevó mis mejores (peores) intenciones.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Amo las siestas! especialmente si tienen un final (o un inicio) un poco mas feliz que una inundación de proporciones bíblicas.
ResponderEliminarA mi cualquier final me gusta siempre que sea feliz e incluya dos masajistas suecas, medio litro de aceite corporal y una botella de mal vino.
EliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Nada querida, me ve por la calle y me ignora tal que el castigo bíblico hubiese borrado su memoria. Ni whatsapp, ni "hola que tal vecino, te voy a follar hasta dejarte seco" ni tan solo un guiño... O sea, la tengo en punto de congelación.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas
Yo es que me lo digo también pero no me convenzo... creo que quien se lo está perdiendo soy yo.
ResponderEliminarSiempre suyo
Un completo gilipollas