"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

14 oct 2014

La petite mort



Los franceses, esos señores que hablan raro y dedican la mayor parte de su vida a engordar los hígados de los patos, describen el orgasmo como “La petite mort" o lo que viene a ser lo mismo "la pequeña muerte". Esta definición tan romántica tiene en realidad una base científica porque "La petite mort" no se refiere al momento del orgasmo sino a los segundos después cuando (muchas mujeres) sufren una especie de pérdida de consciencia. Recientes estudios demuestran que inmediatamente después del orgasmo existe un estado imperceptible parecido a la muerte. La definición es perfecta entonces pero no por su base científica sino porque el orgasmo, efectivamente, es la muerte en vida.

Intentaré exponer (no lo conseguiré, aviso) mi teoría de que el orgasmo es ETA. Seguro que todos coincidimos en que el sexo es lo que mueve el mundo y el orgasmo, su culminación. El ser humano (sobre todo el masculino) dilapida horas, días, semanas, meses e incluso años, en enmarañados planes para conseguir acostarse con alguien que le arrebata la razón. Años de esfuerzo con una recompensa que consiste en milésimas de segundos de puro placer: el orgasmo. La definición de la RAE dice que el orgasmo es “la culminación del placer sexual”. Ahora argumentarán ustedes que este placer también está en la seducción o en los preliminares, no solo cuando cruzamos la meta. De acuerdo, aceptamos pulpo como animal de compañía. Ahora (es)cogen ustedes a un hombre, dejen que les seduzca, dejen que comience los preliminares e incluso permitan que el fornicio adquiera la dureza y el tiempo necesarios para que los cuerpos cavernosos erijan monumentales esculturas de carne. Poco después, justo cuando el tipo vaya a alcanzar el orgasmo cogen ustedes, se visten y se van… ¿Qué sucedería? Pues eso, un cabreo monumental y varios adjetivos hacia ustedes alguno de los cuales comenzaría por “calienta” y acabaría con “pollas”. Porque, al fin y al cabo, lo que nos obsesiona es el orgasmo, ese placer culpable que explota dentro de nosotros inyecta gasolina en nuestras venas e inflama nuestro cerebro. El resto son daños colaterales, una pérdida de tiempo solo comparable a lo que sucede en las películas de Isabel Coixet entre el título de la película y la palabra "fin".

¿Por qué existe entonces “La petite mort” si dura tan poco en comparación con el esfuerzo de conseguirla?  El orgasmo está diseñado para que exista la procreación, el engaño para que cientos de niños llenen los parques de nuestras ciudades. “La petite mort” es una sublime estafa que solo deja de funcionar cuando tomamos precauciones. Y aun y así, los parques continúan repletos de niños (y algún que otro señor con gabardina). Imaginen lo que sería el sexo sin un orgasmo. Pues eso. Como la cerveza sin alcohol. El juego de la seducción, los preliminares, el no poder desabrochar el sujetador, todo eso no es más que parte del engaño para hacernos creer que el auténtico placer durará el mismo tiempo. Pero tampoco.

No entraré ahora a contar los tipos de orgasmos que existen porque el catálogo es más diverso que el catálogo de pechos, penes, culos o pollas del que hemos hablado en anteriores días. La fijación del hombre porque su orgasmo sea propio de película pornográfica es legendaria, mientras el orgasmo femenino resulta menos espectacular en clave de ceremonia de apertura de unas olimpiadas. El hombre, en el sexo, siempre ha tenido un sentido del entretenimiento desacorde a sus capacidades. El orgasmo del hombre ha de ser comparable al de unos fuegos artificiales, una fuente luminosa o la tomatina de Buñol. Una explosión de placer que riegue todo cuanto se ponga por delante mientras un estadio de futbol aplaude enfervorizado. La mujer prefiere correrse para sus adentros, literalmente.

También existe el orgasmo solitario, u onanismo, que es uno de los mejores orgasmos porque no dependemos de nadie y además siempre está al alcance de nuestra mano. El tema es conseguir el orgasmo, sea en solitario, en pareja o en una orgía con jugadores del Real Madrid. Yo siempre he preferido tener los orgasmos solo pero eso es porque mis orgasmos en pareja siempre me han costado dinero y es que, ademas de ser desafortunado físicamente, soy catalán. Suerte que hay día del espectador en el club de carretera "The Venéreas Palace" los miércoles entre las diez de la noche y cuatro de la madrugada. El único inconveniente es que en el día del espectador de un club de carretera, otro fornica y tu eres un simple espectador. Parafraseando al filósofo hindú, "El pájaro quisiera ser nube. La nube, pájaro" que no tengo ni puta idea de lo que significa pero siempre queda bien poner una cita cuando hablas de masturbarte viendo a otros haciendo sexo.

Otro tema es fingir los orgasmos. ¿Se han dado cuenta de lo fácil que es fingir un orgasmo para una mujer y lo dificil que resulta para un hombre (a no ser que tenga leche condensada a mano)? El orgasmo, además de una trampa para el hombre, es una trampa que no siempre es correspondida. Aunque nosotros, los auténticos machos, creamos que si. He visto cosas que ustedes no creerían, atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, he visto mujeres fingir orgasmos que merecerían un Oscar de Hollywood. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia ¿Por que lo hacen? Es sencillo, a la mujer no le preocupa que un hombre no tenga un orgasmo mientras que el hombre necesita que la mujer tenga el orgasmo. Cuestión de prioridades


Hace años conocí a una mujer llamada L. con la que tuve sexo (atendiendo a mi historia sexual y mental, también puede que fuese un sueño) que me solicitó, sin la menor educación y clavando sus uñas en mi pecho, que estacionase mi autobús del amor en el aparcamiento contiguo. Lo hice, por supuesto. En ese otro aparcamiento, aunque más pequeño y oscuro, se aparca mejor y no corres el peligro de embarazar a nadie a no ser que estés en la cama con una mujer del Opus Dei (que estas se embarazan por cualquier lado). De repente, esta mujer, alcanzó un orgasmo que me dejó estupefacto. ¿Por ahí también? Por fin entendí el porque había hombres que besaban a otros hombres. Fue uno de los momentos más gloriosos de mi vida. Más aún que cuando me concedieron el premio Nobel de La Paz (aunque creo que eso también fue ha sucedido solo en mi imaginación). Y es que parece que hay bastantes mujeres (y algunos hombres, aunque menos) que disfrutan jugando con el portón trasero del coche.

Si son ustedes hombres que no besan a otros hombres, la próxima vez que la mujer (dentro de la cual están) tenga un orgasmo, asegúrense de que es un orgasmo de verdad y "La petite mort" la visita durante unos segundos haciendo que ella pierda el sentido. Es el momento de salir corriendo... literalmente. Porque lo que viene después no se lo deseo ni al mas cursi de mis amigos porque un hombre de verdad nunca dice "te quiero" ni abraza a nadie que no sea a sus ex-compañeros de la mili.




6 comentarios:

  1. La pequeña muerte está sobrevalorada. Cordiales saludos.

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    1. Pues entonces yo me sobrevaloro cada día. Varias veces al día.

      Siempre suyo
      Un completo gilipollas

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  2. Querida Mi Alter Ego: Necesita usted practicar un poco mas de onanismo. Disculpe usted mi atrevimiento.

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    1. Dos mujeres hablando de onanismo. Que pena no tener una cámara de fotos a mano.

      Siempre suyo
      Un completo gilipollas

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  3. Querida Susana. Para usted, el sexo tiene cosas antiestétitcas, pero sigue siendo sexo. Para mi, nada en el sexo es antiestetico, todo es un milagro. Quizás la diferencia es que usted puede escoger el onanismo como opción pero para mi es una obligación. El sexo es un engaño de la creación y, en mi caso, el engaño es continuo.

    ¡A follar que el mundo se va a acabar!

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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