5 de Agosto

 

Ayer fui a correr y lo primero que he aprendido es que hay que ser muy (pero muy) idiota ponerse a correr en una tarde de Agosto a pleno sol. Sepan ustedes que escribo este post desde una cama de Urgencias de un hospital cualquiera de esta infernal ciudad. El diagnóstico es deshidratación, insolación y varias cosas mas que acaban en "on" pero que ninguna es euromillón. El señor doctor también me ha dicho que soy gilipollas, aunque eso no es nada nuevo. Pero no se preocupen, estoy bien, o todo lo bien que puede estarse cuando has estado a punto de morir por un colapso multifuncional. Lo primero que me sorprendió cuando fui a correr era que la gente no vestía como yo. Todos iban enfundados en mallas y camisetas tan ajustadas que podían colgar las llaves de casa de sus propios pezones. He visto strippers que acaban su actuación con mas ropa que algunas corredoras que vi ayer. ¿Qué tiene de saludable ir a un camino de arena para ponerse a correr a pleno sol rodeado de hombres en mallas? Para eso me voy a un bar gay que al menos hay aire acondicionado y sabrosas bebidas de color rosa.

Mi experiencia deportiva ha sido un desastre, pero no me preocupa. La salud esta en la mente, no en el cuerpo y yo cultivo mucho mi mente casi tanto como cultivo la hierba de la risa que hay en el patio trasero de mi casa. Al menos he aprendido dos cosas: la primera es que hacer deporte en vacaciones es de idiotas y la segunda es que cuando se acerca a ti una enfermera con un tubo, un aparato de plástico y una gran palangana debéis apretar las nalgas todo lo que seáis capaces para conservar vuestra hombría intacta (si sois hombres heterosexuales, claro).