"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla... está hecho" (Groucho Marx)

21 ago 2014

21 de Agosto

Ahora que está acabando el mes de Agosto (y junto a él, este verano), quisiera hablar de las playas. Ya saben ustedes de mi problema con el astro Sol desde mi insolación, no obstante he vuelto a la playa a hacer un estudio de campo. Para evitar el Sol lo he hecho vestido con un albornoz comprado en los chinos, una maravilla de algodón con capucha y un precioso estampado de La Sirenita en la espalda, ataviado tal que un ninja gay multicolor.

Mi estudio ha consistido en seis mañanas en una playa de Gavá, cerca de Barcelona, con su correspondiente chiringuito playero, duchas, arena y agua salada. Lo que se conoce como "Playa", vamos. Por delante he de decir que la playa no despierta mi interés mas allá de la carnalidad femenina que allí se expone. Reconozco que a mucha gente le gusta el sol, el mar y la sensación de libertad que significa liberar sus carnes de cinturones, pantalones, faja-braga o camisas. Al ser humano le gusta ir (casi) desnudo y solo es capaz de hacer eso en publico cuando la (casi desnudez) se comparte con otros. La desnudez propia, rodeados de gente vestida, es algo que nos causa vergüenza, no obstante no nos importa despojarnos de toda la ropa cuando la gente que nos rodea ha hecho lo mismo. Como en los preliminares de una orgía. De acuerdo, a la gente no le molesta quitarse la ropa si los demás les imitan, después tiran unas toallas en la arena, se untan con cremas y se tumban al sol. Vayamos por partes: hay que ser un lerdo para untarse de crema y tumbarse en un lugar rodeado de arena. O tienes la toalla mas grande del mundo o tienes espíritu de croqueta. Pero claro, si no te pones crema, te quemas. Porque es es otra, nunca he visto yo a los bomberos ir a un incendio de vacaciones, pero nosotros si. Hola astro sol, aquí te ofrecemos en sacrificio nuestras blancas pieles para que las quemes cual norteamericano en una barbacoa del 4 de Julio. ¿Somos idiotas o que nos pasa? Los médicos nos recomiendan que nos tapemos del Sol y nos advierten de todos sus efectos dañinos pero nosotros hacemos caso omiso y acudimos día tras día a la barbacoa de arena a alimentar futuras complicaciones epidérmicas.

Otra maravilla de la playa es la gente, esas familias que se colocan a nuestro alrededor con niños corriendo que lanzan arena contra nosotros, un cuñado que se cree gracioso y cuenta chistes a pleno pulmón (en el convencimiento que está en "El club de la comedia playera" y todos somos su pasivo público), una suegra que pega voces a los niños, un adolescente quejica con un música a todo volumen, etc. Claro, la playa es tan comunitaria como la estupidez humana. Siempre intento colocarme junto a un grupo de mujeres semidesnudas pero siempre acabo rodeado de turistas durmiendo la resaca o familias que han salido de safari. Porque esa es otra... ¿han visto ustedes como van pertrechadas algunas familias a la playa? He visto soldados de élite norteamericanos menos preparados para la supervivencia que nuestras familias en la playa. Sombrilla, cortavientos, sillas, bebidas, comida, lectura, música, etc. Hay familias que tienen mas complementos de playa que muebles en casa.

Y el agua, que bonita el agua de mar llena de bolsas de plástico, algas, meadas invisibles y gente gritando, además, el agua está fría y salada. Dios debería haber echado un ojo un catalogo de piscinas climatizadas antes de crear los océanos. Porque sales del agua te empapas de nuevo de una arena que continuará entre los dedos de tus pies hasta la próxima navidad. Pero claro, siempre puedes ir a una de esas duchas de agua dulce que hay en la playa a quitarte la molesta sal y arena que tienes pegadas a la piel. ¿Por que en las duchas solo hay señores orondos, marujas chillonas y niños con miedo al agua fría? Nunca he encontrado una ducha de playa con Irina Shank enjabonándose todo el cuerpo. No es justo.

Y después de toda esta tortura playera de ruido, sudor y molestias, nos dirigimos hacia el chiringuito a tomar una refrescante cerveza, un chiringuito que tiene música caribeña a todo volumen como si estuviésemos en una clase de Salsa o Zumba. Te bebes la cerveza caliente todo lo rápido que puedes para huir de allí y entonces el camarero te trae una cuenta tan voluminosa como la factura de una boda gitana. Pagas una fortuna por una cerveza caliente y te vas de allí en el convencimiento de que nunca mas volverás a la playa.

Volveré a la playa el día que el agua del mar sea dulce, haya aire acondicionado, en vez de arena haya una moqueta, regalen cerveza y en las duchas hayan top models enjabonándose. Volveré mañana a ver si todo eso ha sucedido. Creo que por eso todas las playas están llenas, por la esperanza.

Por eso y también porque somos idiotas.





6 comentarios:

  1. Hace un tiempo yo también era enemiga de las playas, pero llega un momento en la vida, que se vende tan caro poder ir a ningún sitio que, en estos momentos, cualquier playa llena de orines o bolsas, o, incluso medusas, se me antoja inalcanzable, y, por tanto muy, muy apetecible. Cualquier cosa con tal de salir de aquí en un momento dado.
    A pesar de todo, me da usted mucha envidia. Saludos. Cuídese.

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    1. Querida Eva... si yo le doy envidia entonces debe hacer un cambio radical en su vida pues la mía es lo menos envidiable del mundo mundial. Lo se porque vivo en mi.

      Siempre suyo
      Un completo gilipollas

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  2. Tiene que bajar usted un poco el listón, que se nos está poniendo demasiado exquisito y así no va a ligar en la vida.

    Cordiales saludos.

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    1. ¿Bajar el listón? ¡NUNCA! Antes muerto que morir virgen. Bueno... aunque bien pensado en ambos casos es muerte. Olvidelo...

      Siempre suyo
      Un completo gilipollas

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  3. A usted lo que le conviene es irse a un crucero. Ojo - uno de los que no se hunden, claro.

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    1. El último crucero al que fui, fue un gay-friendly donde hice nuevos (y dolorosos) amigos, así que mejor no. O si... porque en el armario hace mucho frio.

      Siempre suyo
      Un completo gilipollas

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